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IKEBANA
El Arte Japon S Del Arreglo Floral
Hablamos de “Ikebana”, este arte floral japonés proviene curiosamente de China, ni más ni menos de una antigua tradición budista para hacer ofrendas. Pero en el siglo VI se dio a conocer en Japón de mano de misioneros, y fue entonces cuando se dio a conocer y por lo que se le atribuye a los japoneses.
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Sin embargo, hasta 9 siglos después no dejó de considerarse únicamente una ofrenda y separarse de sus connotaciones religiosas.
La tradición es tan fuerte que desde el siglo VII existen escuelas dedicadas únicamente a este arte. La primera, por supuesto inaugurada en Japón, pertenecía a Ono no Imoko, quién gracias a sus viajes a la corte de la China Imperial pudo aprender este arte de ofrendas florales y establecer algunas normas.
La principal característica de este arte es su simpleza. Son construcciones lineales con elementos de la naturaleza, nada rocambolesco ni saturado. Pero esto no quiere decir que sea algo limitado, pueden crearse construcciones con hojas, flores, cereales ramas, frutas, hierbas… elementos que pueden ser frescos, secos o artificiales.
Gran importancia se le da al diseño de las composiciones. Se debe de tener muy en cuenta el color, la forma, la textura y la línea en el diseño. Cierto es, que al elegir los materiales ya estamos limitando la forma y el color, ya que en un principio se usaban elementos de la zona, aunque con el tiempo se ha dado cierta libertad a la hora de escoger.
Lo que más nos gusta de este arte, aparte de la transcendencia que lleva detrás, es lo divertido y elegante que puedes conseguir con algo tan simple y tan lineal como el Ikebana, así que te animamos a que lo pruebes.
¿Cuántas personas habrá que sean capaces de enumerar enseguida las diferencias entre el arreglo floral y el ikebana o kadō?

En el arreglo floral, que sirve para decorar salas de banquetes y otros espacios colocando las flores en una espuma especial sobre la base de la simetría bilateral, priman la pompa y el volumen a la hora de llenar los espacios con elegancia. La premisa es que se pueda disfrutar de la composición se mire desde donde se mire.
En el ikebana o kadō, por el contrario, se enriquece el espacio con el menor número posible de ramas, hojas y flores de temporada y se tienen en cuenta aspectos como la armonía con el florero y el ambiente donde irá el adorno. A veces se emplean ramas secas, piedras y musgo, entre otros, y se busca que se aprecie desde una dirección en concreto. El kenzan es uno de los utensilios más característicos del ikebana. Se trata de un soporte metálico con una serie de pinchos gruesos de un centímetro de alto, aproximadamente, que sirven para fijar las flores y las ramas. Los floreros, por su parte, son de distintos materiales: cerámica, porcelana, cristal, madera, bambú, bronce, hierro, acero inoxidable...

El arreglo floral, donde prima la cantidad, se rige por el principio de la adición, mientras que en el ikebana reina la estética de la sustracción; esto es, la limitación de los elementos florales.

El shodō (traducido literalmente como “el camino de la escritura”) es el arte japonés de la caligrafía. Es una de las disciplinas más influyentes de la cultura japonesa que nuestra querida amiga Akiko practica y enseña desde hace varios años.

Y como arte que es, resulta una disciplina muy difícil de perfeccionar. La caligrafía japonesa proviene de una costumbre milenaria china que los monjes budistas japoneses importaron de allí. La figura más importante es Kobo Daishi.
Actualmente este arte se practica a la vieja usanza: con un pincel de bambú, un tintero en el que se prepara la tinta china sacada de una barrita, un pliego de papel de arroz y un pisapapeles.
Se trata de un modo de arte (como puede verse en la ceremonia del “kanji del año”), por lo que es común encontrar exposiciones de shodō en muchos lugares de Japón, incluso en escuelas.
Pero también es una disciplina muy difícil y dominada por muy pocos, por lo que existen expertos calígrafos a los que se puede contratar para que redacten documentos importantes.
En Japón, la caligrafía comienza a aprenderse ya en las escuelas de primaria porque el shodō es materia obligatoria dentro de los planes de estudio.
Allí aprenden tanto los caracteres (kanji) como los conceptos básicos de la caligrafía.
Si se desea continuar con los estudios de shodō más allá de la educación primaria es posible hacerlo en escuelas privadas (como la que dirige la madre de nuestra amiga Mana).
Actualmente existen muchos shokunin (maestros expertos) en Japón en el arte del shodō.

Para practicar el arte de la caligrafía japonesa es necesario utilizar un pequeño conjunto de elementos que resultan bastante extraño y curioso para los profanos en esta disciplina.
Todo este instrumental es heredado de la tradición china de la caligrafía.
Herramientas básicas
Pincel de bambú o fude ( ): actualmente los que se inician en este arte comienzan escribiendo con un fudepen, que es un rotulador relleno con tinta china que sustituye al pincel y hace que sea más rápido aprender porque evita manchas y errores al escribir.

Tintero o suzuri ( ): generalmente de forma cuadra en donde se prepara o se coloca la tinta sacada de una barrita
Barrita de tinta o sumi ( ): actualmente sustituida en las escuelas por el bote de tinta china. Pero todavía se utilizan en los templos. Papel de arroz.
Pisapapeles o bunchin ( ): es quizás el más llamativo junto con el tintero. Resulta realmente útil para escribir porque impide que se mueva la hoja..
Otras herramientas útiles
Además de estos instrumentos esenciales, existen otros que suelen usarse aunque no son tan necesarios:
Sello o rakkan ( ): su nombre más exacto es rakkan shirushi ( ) y es un sello o tampón hecho de madera o piedra que contiene el nombre del autor, su seudónimo o cualquier carácter alegórico al artista. Sirve para firmar la obra.
Fudemaki ( ): una esterilla de bambú donde se guardan los pinceles. Se ven habitualmente en los templos y es un gran regalo para quien practica la caligrafía, pues no es común tenerla. Es un elemento típico de los maestros.
Estilos básicos de caligrafía japonesa
Pues bien, en realidad, no existe una única caligrafía japonesa.
Y no me estoy refiriendo a los silabarios, que ya sabemos que son tres (hiragana, katakana y kanji), por supuesto, sino a varios tipos de caracteres, desde los más primitivos hasta los actualmente utilizados, con nombres como tensho, reisho, koin…
Ante tal confusión, decidí preguntar a Akiko por email y, justo ayer por la tarde nos explicó los tres tipos de escritura básicos de kanji que existen en Japón.
Para hacer la explicación más gráfica, utilizó como ejemplo el kanji ( , ), que aparece en su propio nombre y significa brillo, luz, jovial, claro, etc. (y que nosotros mostramos a continuación, a la derecha).
El manga y el anime son dos de los grandes fenómenos de la cultura japonesa actual. Aunque ambas expresiones artísticas cuentan con una estética muy similar, lo cierto es que se diferencian claramente por sus formatos. Uno ligado al papel y el otro más al campo audiovisual.
Sin apenas darnos cuenta, muchos de nosotros hemos crecido viendo la evolución del manga japonés y el crecimiento de la industria del anime. Dragon Ball, Sailor Moon y los Caballeros del Zodiaco son solo algunos de los dibujos animados antiguos que influyeron y marcaron la historia de este nuevo concepto a nivel mundial.
Viajamos hasta el país nipón para conocer qué es manga y a qué nos referimos exactamente cuando hacemos referencia al anime dentro de la cultura.
¿Cuál es el origen del planeta manga? Historieta, garabatos o simples dibujos caprichosos a nivel informal. El manga como tal se creó durante un período de apertura económica y cultural en Japón en 1868 y 1912.
El pintor Hokusai es uno de los mayores exponentes de este movimiento artístico. A él no solo se le debe el inicio de esta nueva corriente, sino también la creación de la palabra “manga”, tal y como la conocemos hoy en día.
Tagosaku to Mokube no Tokyo Kenbutsu fue el primer manga reconocido en la historia de este concepto cultural. Desde su lanzamiento en 1902, la industria del manga

Y, ¿el inicio del anime? cómic ha experimentado un gran crecimiento tanto dentro como fuera de Japón. Tal es su éxito que es uno de los exponentes culturales más representativos del país.
Con más de 406 millones de ejemplares vendidos, One Piece se ha consolidado como el manga más popular de toda la historia

Al igual que los mangas, el anime es una forma de entretenimiento que ha sido capaz de batir todos los récords dentro de las disciplinas audiovisuales.
Aparece por primera vez en Japón a principios del siglo XX como forma de hacer frente al gigante Disney. Estos dibujos animados a modo de caricaturas japonesas son la representación en la gran pantalla de muchas de las famosas historias que podemos leer en los mangas.
El primer cortometraje de anime se creó en 1917 por el animador japonés Junichi Kouchi. Sin embargo, tendríamos que esperar a 1960 para comenzar a disfrutar de los primeros anime de calidad y la futura influencia a producciones de alto nivel mundial como El viaje de Chihiro o Mazinger Z.
Tanto el manga como el anime se pueden clasificar en una amplia variedad de géneros según la demografía y la temática en particular. A los fanáticos y fieles seguidores de estas culturas se les conoce bajo el término popular otakus.

Les podrás reconocer fácilmente en los salones de manga por tener un amplio conocimiento de los mangas clásicos y hacer cosplay.
Ahora que ya sabes el inicio de estos dos potentes formatos de la cultura japonesa, es el momento ideal de que sigas disfrutando al máximo de cada uno de ellos.
El anime o animación de origen japonés surgió a comienzos del siglo XX influenciado por la animación y el mundo cinematográfico desarrollado en Estados Unidos, posteriormente fue modificándose y reivindicando la cultura japonesa. El estilo anime tal y como lo conocemos empezó a desarrollarse a finales de la década de 1950, cuando aparece la productora
Estudios Toei y las diferentes series basadas en mangas o historietas cortas, tales como Tetsuwan Atomu, también conocido como Astro Boy. A partir de la década de 1980 y 1990 el anime se popularizó apareciendo grandes series de culto como Dragon Ball (Bola de Dragon), Neon Genesis Evangelion, Sailor Moon, Detective Conan, Rurouni Kenshin y Cowboy Bebop, entre otras. En el nuevo milenio la industria animada japonesa ha estado en auge, proporcionado cada temporada nuevo contenido basado en exitosos mangas, novelas ligeras, vídeo juegos y música.
