7 minute read

Primer viaje

PRIMER

Por: David Alonso López Valbuena

Advertisement

“Una sensación como de felicidad, el aire se sentía diferente, el cielo se veía distinto, no sé, era... como una contemplación más profunda”. Así se siente iniciarse en las drogas. Estos son los testimonios de un viaje del que algunas veces no hay retorno.

PRIMERVIAJE

Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos, la curiosidad, la presión social, los genes de una persona, la ansiedad y la depresión son causantes del primer consumo de drogas alucinógenas; sin embargo, no existe causa exacta. Este artículo narra cinco historias de esa primera vez bajo el efecto de las drogas más consumidas en Bogotá. ¿Qué se siente durante toda su experiencia? ¿Fue agradable o sinónimo de un mal rato? Todo esto, junto a las más extrañas e íntimas emociones y sensaciones. Entender la causa de un problema es primordial para buscarle una solución. Sin embargo, cuando hablamos de drogas psicoactivas, no existen respuestas fáciles para los problemas que se derivan de ellas. ¿Qué mejor manera de entender las drogas psicoactivas en profundidad si no es desde el principio?

Marihuana

“Todo empezó más o menos en noveno. A mí me gustaba muchísimo la música del género reggae, el rap y el dance hall. Escuchaba con frecuencia a Zona Ganjah, entonces siempre escuché los temas de la “planta santa” y todo esto; leía las letras y la verdad como que me empezó a causar curiosidad. Yo conocía a una amiga que estaba en un grado mayor que yo y tenía un poco más de cancha con esto del consumo. El caso es que ella me presentó con un amigo, y ese amigo fumaba de forma más constante. Un día después del colegio nos encontramos por allá lejos de mi casa. Recuerdo que llegó con una pipa de vidrio súper chévere, porque esas pipas, en cierto modo, son más limpias, dejan el plon más puro. El caso fue que fumé muy tranquila, me eché como unos tres plones que me dejaron super, super chévere… o sea, era una sensación como de felicidad, el aire se sentía diferente, el cielo se veía distinto, no sé, era... como una contemplación más profunda. Esa fue la sensación que tuve ahí en el momento. No tenía tanta confianza con el muchacho, entonces era mi amiga la que hablaba; yo simplemente estaba callada, disfrutando del paisaje. Cuando llegué a mi casa y sentí los efectos de mi primera traba, tenía mucha sed. Recuerdo que en la cocina había un juego de mora, y muy literal, me lo tomé en tres sorbos”.

Testimonio anónimo.

“La primera vez lo consumí en una fiesta de música electrónica en la zona de la 85, en un bar que hoy en día ya no está abierto, se llamaba Armando Records. En ese momento tenía 19 años y muchísima curiosidad, entonces quise probar. Hoy confieso que, de manera irresponsable, decidí consumirla junto con éxtasis, a eso se le denomina, en términos coloquiales, un candy flip.

El viaje fue muy bueno, me gustó resto, fue una pista que duró mucho tiempo, la parte visual fue muy nítida.

Digamos que las primeras veces probando ese tipo de sustancias dejan muy buenas experiencias, te duran bastante tiempo las sensaciones. Es importante resaltar que no me consumí un cuadro entero, sólo fue medio. Nunca he sido capaz de consumir uno entero, no sé cómo hace la gente…

Esa fue mi experiencia, me gustó mucho, fue demasiado sensorial. El viaje duró casi hasta las diez de la mañana del otro día y lo consumí a las nueve de la noche del día anterior. Todo lo tuve bajo control”.

Testimonio anónimo.

”Yo empecé a sentir cómo las partes de mi cuerpo estaban gordas, sentía que me estaba hinchando por dentro y, además, tenía sensación de adormecimiento. Mi cuerpo se empezó a sentir muy raro. Yo sentía los latidos de mi corazón muy fuertes, como en una traba, en una de marihuana, la verdad es muy indescriptible. El cuerpo no copiaba lo que estaba pasando en mi cabeza. Comenzaron a suceder cosas raras por mi mente, veía muchos colores y figuras raras, y al tiempo se me movían las cosas alrededor. Los ojos se me distorsionan, la visión también, pero tampoco llegaba a ver fractales como con un viaje de LSD.

Yo estuve en eso entre cuatro y seis horas, no recuerdo muy bien, hasta que se me bajó.

Ya después, de un momento a otro, me puse muy introspectivo; sentía mucha tristeza y mucho cansancio, mucho dolor de cuerpo, esas partes que estuvieron dormidas en un inicio pasaron a sentirse doloridas. ¿Sabes?, empecé a pensar mucho en el pasado, en el ahora y en el futuro, me sentía como con un remordimiento raro”.

Testimonio anónimo.

“La primera vez con MD siempre es súper dura porque uno se siente mal. Yo estaba un poco escéptico. Cuando la probé, en un primer momento no me hizo un carajo. Recuerdo haberme drogado y quedarme ahí quieto, no pasó nada. Me sentí robado, y pensé: “Qué estupidez, esto no hace nada”. La segunda vez que lo intenté, encontré la clave del éxito: para que me pegara, tenía que estar moviéndome, saltando, bailando, haciendo lo que fuera, sino, no pega. Ahí es cuando se pone buena la cosa. Cuando a uno le pega, se siente cómo las penas se le van a uno, cualquier tristeza que haya tenido, cualquier cosa mala que haya pasado, uno siente que se va. Todo el mundo es un amigo, uno quiere abrazar a todos; uno piensa en alguien y le escribe; a mí me pasa que me da ‘la amorosa’’. Después empecé a sentir la piel más sensible: cuando me tocaba un brazo, la cara o las orejas, pensaba “¡wow!, esto es muy bueno”.

Uno lo disfruta muchísimo porque siente la música, siente que no tiene que pensar, todo está en automático. Hay algo por aclarar y es que uno no queda tonto como con otras drogas. Si alguien te llama y te pregunta algo, tú puedes contestar bien.

El verdadero lío es el día siguiente, porque cuando me levanté es que me di cuenta del precio que uno debe pagar por meter esa estupidez. Van a estar mamados; llevan bailando 6 horas, tienen la espalda muerta, las piernas mamadas y están mentalmente reventados, se siente como si uno se levantara después de haber hecho mil ecuaciones.

La primera vez que lo hagan, van a sentir el cuerpo pesado hasta el punto en que cuesta moverse”.

Testimonio anónimo.

incendie tu mente

“La primera vez que probé el 2C fue en una fiesta de techno. Cuando llegamos, el ambiente era como un poquito raro porque eran como colchonetas tiradas, como pufs y olía muy peculiar, como a sexo. Entramos y al principio esperamos a que la farra empezara, entonces un amigo dijo que si probamos las pilas y yo accedí. Antes de eso, también había un amigo de él que nos dio 2C. Yo nunca lo había probado pero siempre había querido hacerlo por curiosidad, a ver qué tal me iba. Él sacó la bolsa, una muy grande, nos dio dos pases a cada uno y apenas yo sentí cómo el polvo entró a mi nariz, tuve la necesidad de ir a bailar; literal, salté de la silla y me fui al frente del DJ, sentía mucha energía dentro de mí. Era chistoso porque yo al inicio no sabía cómo bailar, porque yo solo había ido a fiestas de perreo, pero el 2C ayudó a que mi cuerpo fluyera. Bailé sin importar nada.

Con el tiempo nos dieron otro poquito, y esos dos se me subieron mucho, me elevaron un montón y sentía que todo me daba vueltas. Las luces me embobaban, no veía muy bien las formas, pero aun así se sentía bien, no estuve en ningún momento mal viajado.

Cuando nos íbamos a ir de la fiesta yo todavía estaba muy loco y llegué al punto en que tuve que pedirle ayuda a unos amigos para a bajar las escaleras; me llevaron como si estuviera borracho. Yo sentía que las escaleras eran eternas y me iba a caer. La primera experiencia con 2C, en mi opinión, digo que fue chévere, que no hubo mal viaje, es como una energía intensa que no lo duerme a uno. Es chévere, a mí me gustó hacerlo”. Testimonio anónimo.

This article is from: