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El desbarrancadero de Fernando Vallejo
Ashley Nicole de la Rosa Castro
El desbarrancadero es una obra escrita por el colombiano Fernando Vallejo. Se publicó en el año 2001 bajo la editorial Alfaguara y su edición original cuenta con 194 páginas. Con destellos autobiográficos, Vallejo narra una serie de acontecimientos que vive al lado de su hermano, Darío, cuando éste se encuentra próximo a la muerte.
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Vallejo propone una forma de escritura donde la estética se ve reflejada en lo aberrante y desmesurado. El léxico que utiliza es la viva representación de una Colombia destrozada, un país que ha sido atacado no sólo en la ciudad, la naturaleza o el hombre, sino que también ha afectado el aspecto lingüístico. Las palabras altisonantes le dan un panorama crudo al mensaje, sin necesidad de embellecer al texto como tal.
El fondo de la obra se encuentra repleto de alegorías y sátira, debido a que el aspecto social colombiano está fracturado e inmerso en la corrupción. Su crítica va dirigida principalmente a la patria, corrupta; la iglesia, que no se mueve ante los problemas sociales; y el ser humano, que por sí mismo no busca un cambio. Transmite la inconformidad de un pueblo, sí, pero también muestra a ese pueblo que no quiere hacer nada por renovar su calidad de vida.
El panorama de Vallejo, en toda esa crítica ácida, no hace más que mostrar la realidad de un mundo misógino, la expectativa que se tiene de la mujer (como objeto de reproducción), la enfermedad, el patriarcado, etc. Estar en acuerdo o desacuerdo con el autor sería muy tajante, hay cosas rescatables y otras que están de más. Debe recalcarse que su forma para llamar la atención hace la esencia de Fernando Vallejo, él surge así y así queda a lo largo de la obra (grosero, repugnante, explosivo). Estoy de acuerdo con su manera de gritar la inconformidad, que incluso llega a ser graciosa; con la forma fragmentaria que escribe, a modo de zapping o saltos continuos de narración; con la crítica política; y en especial con su estética para escribir, que pareciera más una charla. En desacuerdo puedo mencionar la insistencia en contra de la mujer, siempre está afectando a “la loca” (su madre); su ya conocida repetición cíclica, menciona lo mismo una y otra vez (con palabras distintas); y la manera tan golpeada de hablarle al lector, que no tiene la culpa del odio del escritor.
Vallejo resulta exitoso por su forma de plasmar la realidad. El único autor que podría parecérsele es Nicanor Parra, pero sería una problemática querer encapsularlos juntos; ambos son de épocas muy distintas.
En conclusión, se anima a todo lector a adentrarse en la obra de Fernando Vallejo que además de mostrar una realidad amarga, sabe hacerlo desde una armoniosa redacción y un buen sentido del humor.