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Círculo de Viena

El Círculo de Viena se gestó en la década de 1920-1930 en torno a Moritz Schlick, siendo sus principales miembros Otto Neurath, H. Feigl y Rudolf Carnap (filósofos), Ph. Frank, Carl Menger (economistas) y Kurt Gödel (físico-matemático). Comenzó siendo un grupo de discusión y terminó siendo un movimiento organizado.

En 1929 edita su manifiesto El punto de vista científico del Círculo de Viena y en 1930 funda la revista Erkentnis, dirigida por Rudolf Carnap y Hans Reichenbach. Tuvieron contacto con la Escuela de Berlín, los empiristas de Upsala, simpatizantes americanos y los analistas británicos. Durante los años treinta este movimiento alcanzó una gran difusión pero el nazismo disolvió el grupo y sus miembros tuvieron que exiliarse en Estados Unidos e Inglaterra

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Palacio de Belvedere, Viena.

Los principales representantes del Positivismo

Henri de Saint-Simon.

Filósofo, economista y teórico socialista de origen francés, su obra (conocida como el “sansimonismo”) influyó en los ámbitos de la política, la sociología, la economía y la filosofía de la ciencia.

Auguste Comte.

Filósofo francés y padre fundador de la sociología y del pensamiento positivista, fue inicialmente secretario del conde Henri Saint-Simon, con quien luego se enemistó por diferencias conceptuales y personales. Su obra se considera heredera de la de Francis Bacon.

John Stuart Mill.

Filósofo, economista y político de origen británico, es un representante de la escuela clásica de economía y uno de los teóricos del utilitarismo, junto con Jeremy Betham. Miembro insigne del partido liberal, fue un gran crítico de la intervención del Estado y un defensor del voto femenino.

Émile Durkheim.

Sociólogo y filósofo francés, encauzó la sociología al ámbito de disciplina académica. Reformuló el método de Comte y lo orientó al estudio de las ciencias sociales.

Bases del Positivismo Lógico

La negación de la metafísica El fisicalismo La verificabilidad empírica

El positivismo lógico sostiene que las hipótesis metafísicas son rechazables por inservibles y los problemas que encierran son tan inútiles como irresolubles, pues no pueden ser objeto de contrastación empírica.

El argumento es que cualquier intento de trascender los límites del conocimiento científico del mundo desemboca en el absurdo. Todos los procesos de la experiencia se pueden explicar recurriendo a procesos físicos, siendo la física el modelo guía de conocimiento por el que se debe orientar cualquier disciplina.

Todos los enunciados científicos se pueden reducir a los enunciados de la física. En esencia, los positivistas lógicos formularon distintas versiones del principio de verificación. El objetivo era determinar un criterio que permitiera distinguir el carácter científico de un enunciado, así como un criterio de demarcación entre enunciados con significado y enunciados sin significado.

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