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Árboles en México
from 15-07-23
Oscar Raúl Pérez Cabrera
Hoy quizá gran parte de la población sabemos la importancia que tienen los árboles en nuestras vidas; sin embargo, gran parte de esa importancia la valoramos en un sentido comercial o de necesidades que se satisfacen con ellos, una visión que dista mucho de la que tienen los pueblos indígenas en todo el mundo, ya que para ellos, la naturaleza, la tierra y en especial los árboles, tienen una gran importancia, tan es así que para algunas culturas en México, el árbol era considerado como la unión del cielo con el inframundo por lo que cortar uno requería el permiso de los dioses o los espíritus que lo habitan y transitan, según lo explica Martha, J. (2015).
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En lugares como Cuetzalan, en la sierra de Puebla, el corte del árbol cuyo tronco servirá para el ritual de los voladores, conlleva un ritual particular que incluye unas palabras, música, incienso y flores blancas, en esta actividad se le pide permiso al bosque y se le pide perdón al árbol ya que será privado de la vida para realizar un ritual sagrado que va más allá de la danza que los turistas admiran.
En Xico, estado de Veracruz, se acostumbra realizar un arco compuesto por bejuco, y aunque esta planta no es propiamente un árbol, se realiza un ritual para pedir a “Juan del Monte”, una deidad que cuida de la tierra y sus productos, que les permita recolectar lo necesario de la naturaleza para construir dicho arco que fungirá como fachada de la entrada principal de la iglesia de Santa María Magdalena en su fiesta patronal cada 22 de julio.

Los anteriores, son solo un par de ejemplos del respeto y misticismo que se tiene al momento de tomar parte de la naturaleza para un fin específico, en este caso, el árbol y el bejuco para ritual y para una fiesta patronal, así mismo en diversos pueblos indígenas se acostumbra una ceremonia, una petición o un pequeño ritual con el que se pide perdón al árbol que se va a cortar para un fin específico, ya que en la cosmovisión, un ser vivo (el hermano árbol) está entregando su vida a causa de una necesidad que tiene el humano.
Por lo anterior, el fragmento de la canción que utilizamos en el epígrafe adquiere relevancia porque se trata de una forma de expresar el dolor que se siente cuando se va a cortar un árbol y no hay otra alternativa, por eso, como señala el poema en el que se basó la canción de Cuicatontli, “el corazón quiere huir” ante la miseria que provoca el no encontrar una forma en que el árbol continúe su vida.
Los árboles dan alimento, dan refugio, dan oxígeno, que es un gas vital para la existencia; los árboles evitan la erosión del suelo, generan humedad, dan sombra, refrescan el espacio, los árboles dan tanto y quizá no los valoramos por la contribución que hacen a nuestras vidas, sino a lo que hacen por nuestra “comodidad”.

La valoración mística derivada de la relación que los árboles tienen con la vida, no es un tema actual ni está ligado, desgraciadamente, a la agenda 20-30 de las naciones unidas; más bien forma parte de la cosmovisión que tuvieron nuestros ancestros, según la interpretación que se ha hecho a varios códices, libros como el Chilam Balam o el Popol Vuj, e incluso la tradición oral y la sabiduría y conocimiento que preservan nuestros pueblos originarios.
“Noyolo tzecnoah, amo oni cualtic. Amo oni cahzic quenin timeztiez. Au, no cuahzintli, quenin ni tecocohtic. / Mi corazón quiere huir, no puede hacerlo. No encuentra la forma en que tú vivieras. Ay, mi arbolito, qué miserable soy.” Fragmento de la canción: No Cuauhtzintli de Cuicatontli, basada en un poema anónimo del siglo XV en Tlaxcala.
Por poner un ejemplo, en la lámina correspondiente al denominado Códice Fejérváry-Mayer, aparecen cuatro árboles sagrados en cada uno de los puntos cardinales, mismos que de acuerdo con Astorga (2014) son: un Xiloxochitl (Pseudobombax ellipticum) mejor conocido como clavellino o escobetilla y se encuentra en el rumbo del oriente acompañado de un quetzal; la dirección que correspondería al norte lo ocupa un árbol de Pochote Espinoso (Ceiba Pentandra o aesculifolia) con un halcón; mientras que en el rumbo del poniente está un Huizache (Vachellia Farnesiana) con un colibrí; y el sur con un árbol de cacao (Theobroma Cacao) y un papagayo.
Sin embargo, de acuerdo con el INAH (s.f) el jardín del Museo de Sitio El Cerrito, se construyó con base a la interpretación del plano terrenal que concebían los Toltecas, ya que el plano terrenal se dividía en cuatro rumbos y estaba sostenido por cuatro árboles “cósmicos”: oriente, ceiba; sur, maguey manso; poniente, palma izote; y el norte por el mezquite.

Otros árboles que pueden tener interpretaciones similares y que también son de gran importancia son: el ahuehuete, el tule, el pino, el copal, y aunque no se consideran árboles, también tienen gran relevancia en la vida del mexicano, el maguey, el nopal y la planta del maíz.

Los árboles son seres vivos que juegan un papel muy importante para la vida humana, imaginemos un mundo sin ellos y quizá venga a nuestra mente el apocalipsis, por lo que antes de cortar uno o antes de desperdiciar alguno de sus derivados, pensemos en si es verdaderamente necesario hacerlo, ya que el precio por su ausencia está costando caro en estos tiempos en los que está de moda el famoso “cambio climático”.
Referencias: https://dialnet.unirioja.es/descarga/ articulo/7392147.pdf
Astorga, D. (2014). Tlacauhtli, altepetl y tlalli: Conceptos básicos de estructuración del espacio, territorio y tierra en el México precolombino. Revista de Historia y Geografía, volumen (31), 46-61.
Cuicatontli. (2018). No Cuauhtzintli [Video]. YouTube.https://www.youtube.com/ watch?v=bcb5M-FF-9g
INAH (s.f). Clavellino. Lugares INAH. https://lugares.inah.gob.mx/es/museos-inah/ museo/museo-piezas/12939-12939-clavellino. html?lugar_id=389 https://lugares.inah.gob.mx/es/museos-inah/ museo/museo-espacios.html?search=espacios_ mosaico&task=search&espacio_museo_ id=17173&lugar_id=17173 https://www.jornada.com.mx/2015/02/21/ cam-hermano.html
INAH (s.f). Museo de Sitio El Cerrito. Lugares INAH.
Martha, J. (2015, febrero 21). Hermano árbol: el bosque imaginario. La Jornada del Campo [Suplemento No.89].