1 minute read

Día del Libro y el rol del docente como mediador de la lectura

Para la investigadora de Universidad Autónoma de Chile en Talca, Dra. Valeria Arriaza, resulta complejo motivar a otros si no se cuenta con el hábito lector. Cuando la lectura es reducida en los docentes, el banco de libros al cual recurrir para mediar la lectura con los estudiantes, será limitado.

El próximo 23 de abril se conmemora el Día del Libro y, con motivo de esta fecha, se suele preguntar: ¿Cuánto leen las personas? ¿Existe un real gusto por la lectura? Se asocia la lectura a compromisos escolares. Sin embargo, la cultura de leer forma parte del día a día, lo cuestionable es qué se lee. A diario las personas leen noticias, correos electrónicos o mensajes en las redes sociales. No obstante, la lectura extensa no se practica con tanta frecuencia.

La académica de la carrera Pedagogía en Lengua Caste- llana y Comunicación de la Universidad Autónoma de Chile en Talca, Dra. Valeria Arriaza, indicó que la manera cómo se lee depende de factores como el propósito de la lectura. “Si leemos con el objetivo de buscar determinada información dentro de un listado de elementos, la lectura será superficial, no altamente reflexiva. No obstante, si leemos para aprender, e incluso ser evaluados, es esperable que leamos estratégicamente, llevando mayor control del proceso lector, haciendo relaciones entre ideas e incluso entre textos”, expresó.

Según la Encuesta Hábitos y Percepciones Lectoras en Chile de IPSOS del año 2022, la mitad de los chilenos lee libros por gusto y un tercio por obligación.

Al consultarle a la académica si el sentido de la “obligación” podría ser un factor desmotivador, señaló que la posibilidad de elegir los textos es más motivadora que el que te obliguen a leer un texto determinado.

EL TRABAJO DEL DOCENTE

A juicio de la académica, los docentes son conscientes de la importancia de la lectura, sin embargo, varían los hábitos y las concepciones. Declaran leer con frecuencia y “por placer”, cuentan con herramientas que les permiten identificarse como mediadores de la lectura, a diferencia de quienes señalan hacerlo con fines más utilitarios y de reproducción de información.

“Lo complejo de que algunos docentes tengan poco hábito lector es la falta de herramientas para motivar a sus estudiantes. Existe el `efecto Pedro´, entendido como el mandato social que recae en los docentes por promover la lectura cuando ellos mismos no manifiestan el hábito. Esto genera dificultades, pues al no tener el hábito tu motivación es menor y, con ello, es más difícil motivar a otro, más si ese otro está iniciándose en la lectura y presenta dificultades en la competencia”, comentó Arriaza, quien advirtió que cuando las lecturas son reducidas en los docentes, el banco de textos al cual recurrirán para mediar la lectura con sus estudiantes también será limitado.

This article is from: