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Cancillería reclama a embajador de Chile por pronunciamiento de Gabriel Boric contra el gobierno de Dina Boluarte

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con el París

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El Ministerio de Relaciones Exteriores, a través del Vicecanciller Ignacio Higueras, transmitió hoy al Embajador de Chile el malestar que ha generado en el Gobierno la manera que califican de irrespetuosa en la que el presidente Gabriel Boric se refirió, en su intervención en la CELAC, a la mandataria Dina Boluarte.

“(El vicecanciller) le indicó que el rumbo elegido por el Gobierno constitucional de la Presidenta Boluarte es el adelanto de elecciones generales para que los peruanos decidan sin injerencias y en paz el destino del Perú. El Gobierno no cambiará el rumbo de la institucionalidad democrática”, se lee en la cuenta de La Cancillería en Twitter.

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Gabriel Boric pidió al Gobierno de Dina Boluarte un “cambio de rumbo” ante la violencia “inaceptable” que se da en el país, haciendo referencia a los 54 fallecidos que se han registrado desde que comenzaron las protestas pidiendo la renuncia de la presidenta. “No podemos ser indiferentes cuando hoy en día en nuestra hermana nación de Perú personas que salen a marchar y a reclamar lo que consideran justo terminan baleadas por quien debiera defenderlas”, indicó Boric durante su intervención en la Cumbre de la Celac.

La Canciller Ana María Gervasi indicó en la Celac que la Fiscalía investiga con total autonomía y acompaña a la Policía Nacional en las acciones para controlar la violencia y proteger la vida de las personas, de los 33 millones de peruanos que son las verdaderas víctimas de esta situación de violencia.

La titular de Relaciones Exteriores afirmó que el gobierno de transición del Perú espera que nuestra comunidad regional rechace toda medida dirigida a vulnerar la estabilidad e institucionalidad democrática en mi país, así como la utilización de la violencia indiscriminada y actos vandálicos.

Los opuestos radicalizan sus posiciones. En las actuales y tan difíciles circunstancias, originadas por el marxismo homicida, los que creen en las libertades políticas, económicas e individuales no pueden mediatizar sus pensamientos. Ni un milímetro de ventaja a los destructores de unidad nacional, traidores, obedientes de consignas extranjeras.

La toma de Lima fue el intento frustrado del comunismo para desestabilizar al país. El vendaval prometido por la dictadura venezolana se cumple sin lograr su cometido. Dina Boluarte demora adelantándose a los subversivos; no obstante, recupera el orden a duras penas. Para lograrlo totalmente tendrá que aliarse con las mayorías, tal como se hizo en los noventa para derrotar al senderismo militarizado. No es fácil.

La violencia, bastante bien coordinada, es disculpada con descaro. Sus defensores actúan impunemente. La frase “no me terruquees” sirve para neutralizar a los que mantienen la memoria intacta. ¿Qué hacer? Por lo pronto, ponerse del lado de la legalidad. Boluarte podrá no gustarnos como presidenta, pero representa la continuidad constitucional después del golpista Castillo. Los medios de comunicación no pueden continuar alcahueteando a los enemigos declarados, ofreciéndoles más espacios de lo que en verdad representan. Dedicarle plataformas a los sentimientos sociales tiene límites. Y los empresarios no pueden obsequiarles a los enemigos del capitalismo facilidades para conquistar liderazgos sociales para después aprovecharlos contra el sistema de mercados abiertos. ¿Ricos pero estúpidos?

Por esas ventajas otorgadas al senderismo camuflado estamos como estamos. Los jóvenes ya deben saber que en las manifestaciones asesinan por la espalda a sus convocados, para usarlos como víctimas. En los ochenta, los primeros “ajusticiados” fueron sus compañeros ideológicos opuestos a la barbarie sangrienta. Cuando intentaron captar a María Elena Moyano, Pascuala Rosado, Pedro Huilca, Saúl Muñoz y más, estos habrían respondido a los emisarios maoístas “yo no mato”.

La recomposición nacional es tarea de todos. La justicia debe castigar ejemplarmente y sin demora a las autoridades que roban y utilizan mal los presupuestos transferidos. Por la falta de obras productivas y servicios públicos de responsabilidad estatal, los reclamos populares son capitalizados por los extremistas. Los partidos y políticos tendrán que hacer esfuerzos para representar orgánicamente los deseos de la gente, cada vez más confundida, manipulable y ganada por resentimientos bien elaborados por los enemigos del Perú.

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