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Desde la utopía (editorial

[EDITORIAL]

DESDE LA UTOPÍA

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Las enseñanzas que hemos recibido a lo largo de la historia de Aliste y de Riofrío, en particular, no las olvidaremos fácilmente. De ellos aprendimos a trabajar de forma colectiva, a amar la esencia del alma humana, a conformarnos con los pequeños regalos de la existencia, a no traicionar a nuestros mayores. Esta concepción ética para moverse por la vida con la cabeza alta es la expresión más fiel del comportamiento de los habitantes de Riofrío en relación con Los Carochos. En el fondo, fueron ellos, en su momento, los que redescubrieron el rito, a través de la voz de sus jóvenes, y han sido sus moradores los auténticos mantenedores de la tradición en los últimos 50 años. Solo hay que escuchar la emoción con la que los protagonistas de la obisparra explican la espléndida acogida de los vecinos cuando pasan por sus casas para felicitarles el año y recoger los aguinaldos. Se desviven, dicen. El pueblo ha guardado con llave su espíritu, de él han recibido el aliento necesario los jóvenes para continuar año tras año. Alguien lo ha dicho más de una vez: Riofrío es el personaje número 12 de la mascarada. Nunca ha fallado. De esa misma conquista han participado los cientos de jóvenes que edición tras edición han empujado con firmeza la fiesta que más nos define. Gracias a ellos y también a quienes refundaron el ritual. Su audacia y su voluntad despertaron nuestros derechos, adelantándose a su tiempo, a una vida más digna y a una identidad más cercana. Soplemos la vela de los 50 años y encendamos la siguiente por igual periodo. Una nueva etapa en la que el Ayuntamiento y la Asociación Cultural Amanecer compartan el futuro y naveguen con el timón puesto hacia el próximo puerto.

PAULA VILLAFRANCA