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Carlos Lavín Figueroa Historia de la cerámica en Cuernavaca Página
from Edicion4617

Historia de la cerámica en Cuernavaca
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Historiador e Investigador
Los orígenes de la cerámica en Morelos se remontan a siglos antes de la era cristiana, se conservan piezas olmecas de personajes, animales y de uso doméstico, esta cultura alcanzó su esplendor en Chalcatzingo y sucumbe antes de la conquista española. Se suman piezas xochicalcas de entre los años 650 a 900 de nuestra era con influencia teotihuacana. A partir del siglo XII, con la fundación de la antigua Cuauhnáhuac surge la artesanía tlahuica de influencia mexica, de la que todavía destaca la apreciada y rustica alfarería de Cuentepec. En la época colonial la cerámica local indígena se vio influenciada primeramente por la europea, y después por el comercio a través de la Nao de China o Galeón de Manila que traía porcelanas de Oriente, sedas, especias que arribaban al puerto de Acapulco, unas se quedaban en Cuernavaca, otras en la Ciudad de México y llagaban hasta España. Con la llegada de exiliados españoles en los años cuarenta del pasado siglo, la cerámica evolucionó cuando se empezó a fusionar con la famosa técnica valenciana. Fue en Cuernavaca donde el empresario Don Manuel Suárez, visionario y dueño el Casino de la Selva se convirtió en mecenas y protector de esa oleada de republicanos, pintores, muralistas, arquitectos; escultores y ceramistas unos asturianos y otros valencianos que hicieron fama. Con estos últimos, concibió dentro de su hotel un taller que visité en varias ocasiones donde se fabricaban piezas de delicada porcelana con materiales importados de España, entre las que recuerdo delicadas figuras femeninas que se elaboraban con encajes de tela impregnados de una delgada pasta de porcelana y horneadas, además de una línea de vajillas. Ese taller-fábrica-escuela de porcelana ubicada dentro del Casino frente a la escultura de Hernán Cortés -cuyo autor es Florentino Aparicio- fue donde se prepararon los primeros aprendices y artesanos ceramistas de Cuernavaca. Esa primera escuela dirigida por el maestro ceramista valenciano Sebastián Aparicio –hermano de Florentino- finalmente se convirtió en una cooperativa, cuyos miembros y obreros trabajarían después en las empresas de Don Jorge Borbolla Villamil. Don Jorge, entonces gerente de Coca Cola ubicada en calle Leandro Valle, a mediados de los años cincuenta se inició paralelamente como ceramista comprando en sociedad un pequeño taller frente a la iglesia de Gualupita donde se amasaba el barro con los pies, tenía cinco empleados, unos cuantos moldes, un horno de leña y un par de mesas; para 1967 fundaría la fábrica “Cerámica de Cuernavaca” -en la Avenida Plan de Ayala- y en 1970 “Porcelana de Cuernavaca” -en la zona industrial de CIVAC de la que fue gran impulsor- ambas daban empleó a 700 trabajadores. La ciudad estaba en su apogeo, NISSAN, Burlington, Miel Carlota, Rivetex, Zarebski en su mayor producción; Cerámica Santa María de “estilo talaverano” -traído de Puebla- productora de utensilios de uso diario y azulejos. En Cuernavaca, había una importante “colonia extranjera”, empleos, turismo de elite, grandes hoteles, discotecas, una intensa vida nocturna finsemanera con importantes artistas nacionales e internacionales, derrama económica, y sobre todo había seguridad.

Clasicos de “Ceramica y Porcelana de Cuernavaca”
Cerámica de Cuentepec de la antigua Cuauhnáhuac



Historia de la cerámica en Cuernavaca
Historiador e Investigador


Aquel taller-escuela y fábrica de Don Manuel dirigida por Aparicio, y después las fábricas del señor Borbolla hicieron escuela, Cerámica y Porcelana de Cuernavaca crecieron juntas como una industria cuyos artísticos objetos eran exportados al mayoreo a Estados Unidos y Alemania, también eran parte de la escenografía de cine y televisión, finas piezas que adquirieron gran relevancia entre la clase acomodada de México, que competían con los “Capodimonte” italianos y los españoles Lladró, también produjo vajillas y accesorios domésticos, objetos promocionales, sobre todo piezas decorativas y coleccionables de la más alta calidad, como la línea infantil con personajes de Walt Disney, la línea “Decor”, la colección de “Perros campeones” como el “Galgo blanco” de tamaño natural del que adquirí una pieza, estaban inspirados en los “Champion Dogs” de la “Royal Doulton” de Londres de 1815. Las fábricas de Don Jorge estaban en la cumbre de la producción y fama, sin embargo se vieron afectadas con la llegada de productos cerámicos de Asia a precios más bajos, lo mismo por las continuas devaluaciones, igual sucedió con el calzado y el vestido, pero a la Cerámica y Porcelana de Cuernavaca se sumó una huelga de empleados sindicalizados. Fueron 40 años, para 1992 ambas fabricas cerrarían sus puertas cuando su propietario recién se había comprometido con la compra de nueva maquinaria alemana en un intento de dar un nuevo impulso a sus empresas, pero las circunstancias adversas por las que atravesaba el país y las banderas rojinegras lo impidieron, lo único que se pudo rescatar fue el directorio de clientes y proveedores. Los herederos directos de aquellos artesanos morelenses, adiestrados por maestros valencianos en la Escuela del Casino, y después en las fábricas de Don Jorge, hoy elaboran piezas con su estilo ya propio en la colonia Tres de Mayo, su último reducto. Don Jorge Borbolla, fue un excelente ser humano y empresario a quien conocí y traté por ser padre de mi amigo de la infancia del mismo nombre.
“Oficio noble y bizarro, entre todos el primero, pues en el arte del barro, Dios fue el primer alfarero y el hombre su primer cacharro”; refrán cotidiano de Don Jorge.
-Con datos y fotografías de Cristina -Kikis- Borbolla; Sra. Magdalena Gerard; Marcos Manuel Suárez Gerard y Alejandro González Acosta investigador de la UNAM. ¡Hasta la próxima!


Creación del Ejército Mexicano Por Mary Tere Soto Schepers
El 19 de febrero se celebra en México, el Día del Ejército Mexicano en conmemoración de los hechos ocurridos en esa fecha en 1913. El entonces gobernador del estado de Coahuila, Venustiano Carranza, informó al Congreso local que Victoriano Huerta se había hecho cargo del Poder Ejecutivo en la Ciudad de México. Tras consultarlo con los legisladores coahuilenses, Carranza proclamó un decreto que en su primer artículo desconocía a Huerta en su carácter de Jefe del Poder Ejecutivo. En el artículo segundo, dicho Congreso otorgaba a Carranza facultades extraordinarias para armar fuerzas que ayudaran a sostener el orden constitucional, roto por el golpe de estado de Huerta contra el presidente Francisco Ignacio Madero. Por último, el decreto exhortaba a los demás gobernadores, jefes militares y al pueblo en general a sumarse a su causa. Así comenzó una de las etapas más sangrientas de la Revolución mexicana. Con este decreto se establecieron las bases legales para el nacimiento de un nuevo ejército, el cual adoptó una organización estrictamente jerarquizada. Desde que fue decretada su conformación el 19 de febrero de 1913, para sostener el orden constitucional del país, el pueblo y las instituciones han depositado una elevada responsabilidad en el Ejército Mexicano, por lo que, esa fuerza castrense siempre ha respondido con una determinación inquebrantable y, sobre todo, con lealtad a las necesidades de la nación. El Ejército nacional fue producto de la Revolución mexicana, en muchos aspectos, es la encarnación genuina de los ideales por los que se luchó, el Ejército Mexicano se convirtió en la institución revolucionaria básica, como lo señalan los historiadores militares que dicen: “el mexicano es un ejército salido del mismo pueblo”. Costó sangre y vidas hasta que se logró derrotar al viejo ejército federal, tomó casi 15 meses de lucha y más de cinco para conformarlo como tal. Por ello, lo que conmemoramos en esta fecha es la transformación del ejército federal en el Ejército Nacional; es decir, la vuelta definitiva al vínculo estrecho entre pueblo y sus fuerzas armadas. Tras el triunfo de la Revolución mexicana, el numeroso ejército resultaba una carga onerosa para la maltrecha economía del país, por lo que, se tomaron medidas a fin de disminuir paulatinamente el número de elementos que lo conformaban. Durante la presidencia de Plutarco Elías Calles (1924-1928), y bajo el mando del general Joaquín Amaro, entonces secretario de Guerra y Marina, se realizaron reformas sociales, militares, disciplinarias y económicas para modernizar al ejército revolucionario y convertirlo en una institución fuerte, sostén del Estado posrevolucionario, función que cumple cabalmente hasta nuestros días. Hay labores que los mexicanos a veces no notamos tanto, o que vemos como algo natural que lo hagan, por ejemplo auxiliar a la población civil en caso de desastres naturales, a través del Plan DN-III cuya responsabilidad inicia a partir de 1969. En momentos de catástrofes o desastres naturales, los miembros del Ejército son los primeros en intervenir y es que, además de su valor, patriotismo y lealtad, cuentan con los instrumentos logísticos adecuados para las contingencias a que se enfrenten. El Ejército Mexicano actualmente está formado por fuerzas militares terrestres y aéreas. Su tarea constitucional es salvaguardar la soberanía del Estado mexicano y la paz nacional. Este Aniversario es una estupenda oportunidad para recordar el sentido y valor que tienen la lealtad, el honor y la valentía, inculcados en hombres y mujeres mexicanos, que decidieron consagrar su vida al servicio de la Patria. Las Fuerzas Armadas, en nuestro país o en cualquier otro, se distinguen por ser la conjunción de historia, geografía, derecho e instituciones y sobre todo, por representar las prioridades que día con día el Estado debe reproducir y reforzar en favor de la Identidad Nacional


El sitio de Cuautla es considerado uno de los hechos más célebres en la historia guerrera de México y muy posible en el mundo. En aquella lucha sin tregua y que duró setenta y tres días (febrero de 1812 fue bisiesto, ese dato se lo debemos al maestro Raúl Solís Martínez; quien fue el primero y creo que el único, que lo documentó en su obra) resplandece la aureola del Átila del Sur, iluminando con luz de esperanzas los dolores y las miserias de este pueblo ávido de libertad. Cuautla se llamaba aquella villa desde la época de la Conquista, y Cuautla viene del mexicano cueutli, que significa águila: ¡la villa del águila Sabiendo el caudillo que el terrible Calleja había sido recibido en la capital en triunfo, con su Ejército vencedor en Aculco, Guanajuato, Calderón y Zitácuaro apenas el día 5, además engrosadas sus filas con poderosos refuerzos y que había recibido la orden de aniquilar a los Parte del Mural del artista Jorge Cázarez insurgentes en las montañas del sur, decide esperar el ataque en Cuautla. José María Morelos, Hermenegildo Galeana, Víctor y Nicolás Bravo, de vuelta de sus victoriosas expediciones por Taxco, Tenango y Tenancinqo entre otras, llegan a Cuautla unos el 9 de febrero de 1812, otros días después. El día 12 de febrero Calleja comienza el trayecto hacia Cuautla seguido de su ejército y avanzando en jornadas cortas, traía en su pensamiento que obtendría un triunfo completo, pensaba que sería sencillo acabar con el “Temible Morelos” pensaba que para rematar, sería bueno escarmentar incendiando inmisericordemente todo el pueblo, como lo había hecho días antes en Zitácuaro. Arribó el 17 de febrero a Pazulco, unos kilómetros al norte de Cuautla, acamparon y dispuso todo para comenzar el ataque lo más pronto posible. Esa tarde, una gran mujer de nombre Juana Barragán (La Barragana intrépida), quien se había convertido en toda una guerrera junto a Morelos, avistó la polvareda de las tropas realistas y para cerciorarse de la cantidad de fuerzas, apeada en su caballo y a todo galope, se acercó lo más posible para echar un vistazo, este acto puso en riesgo su vida ya que los realistas la vieron y fue perseguida, iniciando entre ella y su escolta un tiroteo cruzado con los realistas logrando llegar ésta a Cuautla y poner al tanto al Gral. Morelos... Por mucho el 19 de febrero es una fecha importante para Cuautla y México todo, ese día se determinó la imposición del Sitio en Cuautla, por parte de los realistas, el enfrentamiento fue brutal, encarnizado y sorpresivo para Calleja, que en todo momento alardeaba que sería un combate corto y que despedazaría al Ejército de Morelos como lo hizo con el cura Hidalgo y sus principales jefes militares. Esta conflagración, convenció a Félix María Calleja, que su enemigo, José María Morelos y Pavón, era un genio militar, al que no podría vencer con la facilidad que pensaba. A partir de entonces, se inició la comunicación escrita con el Virrey Francisco Javier Venegas. Eran constantes las exigencias de más cañones, municiones, víveres y pertrechos; y su quejumbre de su salud hasta exagerar que se encontraba al borde del sepulcro. Ese 19 de febrero revistió decenas de acontecimientos reseñados por todos los historiadores por la grandeza de sus significados que dejaron marcada la conciencia de los mexicanos y se perpetúa hasta hoy. Esas acciones marcaron la pauta de la casta de los insurgentes que respondieron con gesto heroico a los embates del militar español más temible de la Nueva España y que lo redujeron a un igual que ellos, al manchar sus blasones de invencible.


Ese mismo día 19 de febrero de 1812 por la tarde, después de la lucha, Morelos entró en las casas que habían horadado los realistas y notó como cada una de ellas tenía muestras palpitantes del terrible asalto que acababa de pasar. Entretanto, Calleja comunicaba al virrey el desastre que acababa de sufrir, aunque atenuando las pérdidas y afirmando que el número de independientes encerrados en Cuautla ascendía a doce mil hombres (eran 4 mil) con treinta piezas de artillería (eran16); que este pueblo estaba fortificado con inteligencia. Aquí les comparto el Parte de lo que Calleja le envía aquel 19 de febrero al Virrey. (Colección de documentos de J. E. Hernández Dévalos, tomo IV, pág. 35). «Excelentísimo Señor: —Acompaño á V. E. el duplicado del parte y la noticia de muer tos y heridos en el ataque de Cuautla, de la que me mantengo a media legua, a pesar de la mucha dificultad que me ofrece la subsistencia, y singularmente los forrajes; pero quiero imponerme, antes de apartarme, del estado en que ha quedado, por si pudiere aprovechar alguna oportunidad. »Si Cuautla no quedase demolida como Zitácuaro, el enemigo creería haber hallado un medio seguro de sostenerse, multiplicaría sus fortificaciones en parajes convenien tes en las que reuniría el inmenso número que de temor se les separa, y desde las que interceptaría los caminos y destruiría los pueblos y haciendas; las pocas tropas con que contamos se aniquilarían, y acaso se intimidarían, y la insurrección, que se halla en su último término, cundiría rápidamente, y tomaría un nuevo y vigoroso aspecto. »Cuautla debe ser demolida, y si es posible sepultados los facciosos en sus recintos, y todos los efectos serán contrarios; nadie se atreverá en adelante á encerrarse en los pueblos ni encontrarán otro medio para libertarse de la muerte que el de dejar las armas; pero para eso se necesitan medios oportunos. Ella está situada, fortificada, y guarnecida y defendida de un modo que no es empresa de pocas horas, de poca gente y de pocos auxilios. En un mismo día tengo necesidad de marchar del campo al ataque, conduciendo y poniendo a cubierto de la numerosa caballería del enemigo las provisiones, los equipajes, el parque, los heridos, y los enfermos conducidos con inhumanidad en burros: necesito verificar el ataque calculando, si no consigo apoderar me del puesto, que me quede tiempo para volver el campo, desde el que necesitan salir tropas inmediatamente a procurarse forrajes á largas distancias, otras a leñar, y las restantes a cubrir y defender el campo de la caballería enemiga, que continuamen te se deja ver a largas distancias, huyendo cuando la atacan, y acercándose cuando se retiran nuestras tropas, con lo que inevitablemente se fatigan, enferman, arruinan y desaparecen. »Cuautla está fortificada con inteligencia, formando un recinto de dos plazas y dos iglesias circunvaladas de cortaduras, parapetos y baterías amerlonadas: la defienden doce mil y quinientos armados de fusil, treinta piezas de varios calibres y casi toda la restante tropa de caballería, por lo que no es posible tomarla por asalto, sino con mucha pérdida, y con infantería muy acostumbrada a ellos. El bloqueo o el sitio en regla necesita más gente, singularmente de infantería, artillería, víveres, pertrechos y tiempo. V. E. resolverá lo que deba ejecutar; en concepto de que en el entretanto me mantendré en las inmediaciones más próximas en que halle subsistencias. »He consumido muchas municiones en un ataque que duró seis horas, y hasta que me den noticia ignoro la existencia, que debe ser bien poca, pero siempre bastante para batir al enemigo si tuviese la osadía de salir de su recinto. »Dios, etc. Campo de Cuahutlixco, febrero 19 de 1812 á las cinco de la tarde. — Félix María Callej

Consecuencias de la Batalla del miércoles 19 de febrero de 1812. En la defensa heroica de los Insurgentes que con valentía indómita rechazaron a Calleja el 19 de febrero de 1812, en Cuautla, escribieron los primeros la primera página gloriosa de la Historia y no solo del Sitio de este entonces pequeño pueblo, sino de la Historia Nacional. Y de la mayor parte de anécdotas acontecidas durante ese miércoles 19 de febrero el autor fue el capitán Don Felipe Montero, quien bajo las órdenes directas del general José María Morelos y Pavón, fue testigo presencial de los hechos y quien años más tarde nos los dejaría plasmados en su obra conocida como: “El Manuscrito Montero” cuyo original se resguarda en el Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec. Poco a poco iremos conociendo los acontecimientos tanto del lado Insurgente como del Realista para que comprendamos mejor cómo fue este tiempo “cercados” sin poder salir más allá que del Ex Convento de San Diego, de la capilla de Santa Bárbara hoy Señor del Pueblo y por el otro lado de la hacienda de Buenavista. Cabe hacer mención que la circunvalación comenzó a prepararse desde que llegaron las fuerzas de Ciriaco del Llano y fue el 10 de marzo de ese año en que dio inicio la etapa más pesada para los cuautlenses y los Insurgentes venidos de Puebla, Guerrero y ciudad de México... el Sitio de Cuautla que a partir de ese día serían 53 días y que por tradición se conmemoran los 73 que igualmente por tradición muchos mencionan solo 72. Cuautla merece que su historia sea conocida apegándose lo más posible a la realidad descrita por el capitán Montero. No necesita que se le inventen nombres o personajes como la “Mariscala de la Alegría”, ni que se le adjudiquen relatos ficticios porque si habláramos de cada personaje y de sucesos, no nos alcanzan los 365 días del año para recordarlos.