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LA CULTURA DEL DIÁLOGO: ESPACIOS PARA CONSTRUIR FRATERNIDAD

La pandemia ha hecho más evidente la incertidumbre, lo que ha generado que la persona, al menos, dé a conocer su mejor versión o todo lo contrario, sin caer al extremo de la peor versión, pero sí el replegarse y compartir lo menos posible, por lo tanto hacer a un lado el encuentro con el otro, ya sea por miedo a no saber, miedo a arriesgar o miedo a confrontar. A fin de cuentas la incertidumbre se presenta como un espacio o un momento en el que se tiene la oportunidad para crecer como personas, siendo el diálogo una propuesta para dicho crecimiento con una finalidad muy clara, establecer lenguajes comunes construidos desde el discernimiento comunitario. Es decir, a mayor incertidumbre más diálogo.

El documento de la Declaración sobre la Misión Educativa Lasallista menciona 20 veces la palabra diálogo. Considera el diálogo un elemento para reconocer cómo somos, qué hacemos y cómo hacemos todo lo que se relacione con la labor educativa1. La misión educativa se entiende mejor cuando se favorecen espacios para el diálogo. Creando estos momentos desde la sencillez y la espontaneidad, se posibilita el establecer lenguajes comunes que ayuden a comprender el contexto, a acercarse a responder de manera más evangélica las necesidades actuales. La persona de Jesús en sus diversos encuentros establece formas de diálogos que confrontan y que interpelan al otro desde el amor y la libertad; cada encuentro es una buena noticia. Los diálogos que se establecen parten y tienen como horizonte, no sólo encontrar respuestas, sino favorecer ambientes de libertad y de amor. Comparto algunos pasajes de estos encuentros de Jesús.

a. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 2

La invitación es para que en el diálogo reconozcamos los gestos que plenifica a la persona, que generan vitalidad; más allá de la cultura, la raza, el género, favorecer encuentros donde lo diverso se vea frente a frente y comiencen a construir juntos desde la riqueza de cada persona. ¿De qué manera el encuentro con el otro alienta a descubrir la riqueza de la persona para generar nuevas respuestas?

2 Jn 4, 7-11

3 Jn 9, 1- 3

4 Jn 2, 1- 4 b. Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. 3 c. Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y allí estaba la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha llegado mi hora.4

El gesto que se resalta en este diálogo, es para posibilitar en la persona, desde su humanidad, la acción de Dios. El confiarnos a la providencia es un rasgo además de cristiano, lasallista. Se comprende mejor a La Salle cuando hay abandono en la providencia. En la falta de una de las capacidades más valoradas por el ser humano, como lo es la vista, actúa la gracia de Dios. En la mayor incertidumbre dejar que actúe Dios. ¿Cómo el diálogo puede ser una forma de descubrir la providencia y por lo tanto actuar conforme a ella?

El diálogo anima a saber escuchar, saber esperar, saber actuar, partiendo de que el otro puede impulsarnos a ofrecer los dones que se tienen para el servicio de la persona. ¿De qué manera el diálogo impulsa a servir?

En suma, estos tres sencillos diálogos se relacionan con los valores lasallistas. El encuentro con la samaritana, la fraternidad; el encuentro con el ciego de nacimiento, la fe y el encuentro en las bodas de Caná, el servicio. Es una interpretación básica con la intención de motivar al diálogo. Por medio del diálogo se posibilita hacer más evidente nuestro ADN lasallista, lo que nos impulsa a servir.

Por último, comparto con gran agradecimiento a quienes han participado en las diferentes actividades a las que han sido convocadas y convocados para estar de manera presencial. Rectores, Directoras, Directores, Coordinadoras y Coordinadores, gracias por estos momentos de diálogo y encuentro con la intención de generar lenguajes comunes que nos disponen a acompañar para mover mentes y tocar corazones de quienes nos han sido confiados. Ya sea en la virtualidad o la presencialidad sigamos haciendo posible una comunidad que trasciende.

Educación al día