
1 minute read
Nuestro sistema educativo: triste realidad que le sucede a muchos de nuestros estudiantes, hoy.
Como humanidad estamos atravesando constantes cambios en variadas dimensiones y la dimensión educativa no es la excepción; desde la Ley 1420 del año 1.884 hacemos lo mismo por eso los estudiantes no aprenden, ahora que los educadores lo sabemos… ¿Qué vamos a hacer?
Lo primero que tenemos que hacer es tomar conciencia que ya hoy estamos interpelados por un verdadero laberinto digital, los entornos de aprendizaje cambiaron y con el fenómeno mundial de la pandemia los descubrimos aún más, pasaron a formar parte de nuestra realidad. Ahora nos toca transitar estos laberintos, pero todo depende de cada uno de nosotros. al respecto considero dos opciones:
Advertisement

Una, seguir un camino fácil, sin éxito, nos quedamos en la zona de confort, haciendo oídos sordos a la innovación, a las tecnologías emergentes, un aprendizaje donde el profesor es el que sabe y transmite información.

Los alumnos no aprenden porque no es significativo, no se contextualiza, no tiene sentido. Así como en la historieta del principio, Manolito y los alumnos de esta imagen son rehenes del sistema tradicionalista donde no hubo espacio de reflexión, de retroalimentación, la docente como tantos de los docentes actuales desconoce “cómo aprende el cerebro que aprende” .

EL DESAFÍO.
La otra opción es un verdadero desafío, y como educadores debemos hacer frente a tal reto con un CAMBIO DE ACTITUD, con una apertura a lo nuevo, con nuevas formas de enseñar a pensar, con el uso de las tecnologías emergentes, con un enfoque de aprendizaje centrado en el alumno, colaborativo, flexible; para así dar respuestas a los “nuevos estudiantes” que se desempeñarán en el mundo de hoy. Necesitamos una educación que fomente el APRENDER O EL DESAPRENDER PARA VOLVER A APRENDER.

Entonces el único tránsito exitoso por este laberinto digital es reconfigurar, reorientar, reorganizar el modelo pedagógico involucrando todas esas tecnologías emergentes en los escenarios educativos como herramientas prioritarias, con conocimiento, comprensión y decisión para un fin pedagógico. El recorrido no es fácil, pero vale la pena aprovechar los espacios virtuales, los inmersivos (metaversos) que son una realidad novedosa e innovadora.

Los estudiantes se sienten empoderados usando la realidad virtual, la realidad aumentada y la realidad mixta, donde emulan e interactúan con la imaginación individual y colectiva. Debemos tomarlo como posibilidad y no como amenaza para una educación liberadora y problematizadora de la realidad, que trascienda el saber y que nuestros alumnos disfruten de aprender.
