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Templo de las Inscripciones

Es una pirámide de 22.8 m de altura y el edificio más alto de la ciudad. Por sus puertas se penetra a una gran cámara abovedada, con tres paneles que contienen una de las inscripciones jeroglíficas más largas del mundo maya.

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En sus paredes interiores la pirámide cuenta con tres tableros dibujados con un total de 617 jeroglíficos, todos hechos en relieve de estuco. Se cree que los dibujos cuentan la historia de la ciudad y sus gobernantes. Los colores que decoraban los muros eran azul, amarillo y rojo.

Antepasados de Pakal II. En los costados del sarcófago fueron esculpidas las representaciones de ocho antepasados de Pakal II, entre ellos sus padres.

Tumba de pakal

Se trata de una representación del descenso del difunto al mundo de ultratumba y su renacimiento en los niveles celestes, reflejando asimismo el proceso de transformación o metamorfosis del hombre en dios tras su descenso al inframundo. Por esta razón no sólo se conoce a Pakal por su nombre humano y terrestre como un importante gobernante, sino también se le identifica por el nombre de “dios Pakal” como referencia a la naturaleza divina adquirida tras superar las pruebas de Xibalbá.

En la lápida que cubrió el sarcófago de K ́inich janaa’b Pakal I, se grabó el descenso de su alma, después de muerto, al inframundo, lugar en donde renacería para ascender al cielo.

El mascarón descarnado del llamado monstruo de la tierra, de cuyas fauces, con grandes dientes en ambos lados, renace –como el maíz pakal.

El monarca ascenderá por el tronco, que desplanta de su vientre, del árbol cósmico hasta el cielo representado por el dios Itzamnaaj en dos de sus advocaciones: como ave posada en lo alto del árbol y por dos cabezas serpentinas, que se ven a ambos lados. El rey está simbolizado en el centro del universo, en el nivel terrestre, lo que significa que ha renacido, que es eterno y que no muere,,

La creencia en la inmortalidad del alma y la importancia que los mayas daban a la vida que se inicia con la muerte.

Pakal llevaba un pectoral perfectamente trabajado con nueve collares, los nueve estratos del inframundo maya, "el pozo del universo". En sus manos sostenía dos piedras en forma de cubo una y de esfera

El gobernante maya portaba su máscara de jade y estaba hecho de 340 trozos de jade, así como de concha y obsidiana.

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