Minerva Cultural 360

Revista de divulgación cultural de la Secretaría de Arte y Cultura. Publicación cuatrimestral

Directorio Rector MSc. Roger Armando Arias Alvarado Vicerrector Académico PhD. Raúl Ernesto Azcúnaga López Vicerrector Administrativo Ing. Agr. MSc. Juan Rosa Quintanilla Presidenta Asamblea General Universitaria (AGU) MVZ. María José Vargas Artia.

Secretaría de Arte y Cultura Lic. Iván Ernesto Bonilla Quinteros COMITÉ EDITORIAL: Mario Castrillo Tatiana Hernández Iván Hernández Carlos Godoy Diseño: Axel Montoya Diagramación: Paola Blanco Portada e ilustraciones Conchita Kuny Mena REVISTA MINERVA 360 Revista Cultural Volumen 1, Número 3 Septiembre 2021

Periodicidad: Correspondientes a los períodos de:

Septiembre, Octubre, Noviembre y Diciembre

Alcance: La Revista Minerva Cultural 360 es una revista de divulgación de la Secretaría de Arte y Cultura.

Con ella se busca difundir el quehacer artístico-intelectual de nuestra comunidad universitaria.

Dirección postal: Final Avenida Mártires Estudiantes del 30 de julio, Ciudad Universitaria Dr. Fabio Castillo Figueroa, San Salvador, El Salvador.

Teléfono: (503) 2226-7440 Correo electrónico:

secretaria.arteycultura@ues.edu.sv

ACLARATORIA Las ideas y opiniones contenidas en los trabajos y artículos son de responsabilidad exclusiva de los autores y no expresan necesariamente el punto de vista de la Universidad de El Salvador.

Índice Códice Coatepec.

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Editorial Por: Lic. Iván Hernández

Retaguardia.

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Punk Psicodélico Malabarista con Ketchup.

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“Al Poeta’’ Luis Borja.

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‘‘Los tristes más tristes del mundo’’.

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El Caso de Charles Dexter Ward (La providencia de lo esperado).

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Conchita Kuny Mena.

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Algo sobre el silencio literario (y un tal Nepomuceno Pérez).

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Raíces, Resistencia y Memoria

P

rohibido olvidar, es una de las frases más representativas dentro de Universidad de El Salvador, cada año al conmemorar la masacre estudiantil del 30 de julio de 1975.

Los universitarios juramos no olvidar. En la presente edición de la Revista Minerva Cultural se nos llama a no olvidar y a proscribir el silencio.

Como el más importante centro de estudios de nuestro país, nuestra universidad tiene prohibido olvidar; nuestra Alma Máter también está llamada a ser guardiana de la historia, la memoria, el arte y sus distintas manifestaciones impregnadas de la realidad.

Raíces, resistencia y memoria son los ejes temáticos que los autores de la presente edición nos ofrecen en sus variados contenidos.

Jorge Ávalos nos presenta su visión de Códice Coatepec del poeta salvadoreño Gustavo Pineda; la reflexión sobre la obra poética de Pineda nos recuerda las raíces indígenas, versos escritos desde una mística indígena revelan la resistencia cultural ancestral y su lucha contra el olvido.

En Retaguardia, por Mario Castrillo, nos adentramos a las reflexiones sobre los conceptos de arte de vanguardia, arte conceptual y la obra de Renacho Melgar, obra impregnada de simbolismo y critica visual a la realidad social y política.

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Castrillo también nos presenta Punk Psicodélico malabarista y con Ketchup, exposición de Gerardo Gómez. El Punk como expresión trasgresora e incómoda de la estética tradicional encaminada la liberación de los patrones estéticos y morales de la sociedad.

Especial mención tiene es esta edición nuestro recordado y apreciado poeta Luis Borja. Saúl de Paz nos comparte fragmentos de sus memorias con el poeta, especialmente Umit, obra poética con la que Borja ganó el reconocido Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador, en España.

En esta edición Minerva Cultural también se convierte en una caja de resonancia de la voz de Borja, que desde “Los tristes más tristes del mundo” nos llama el no olvidar y a la resistencia artística.

El poeta nos recuerda que “nuestro país está siendo llevado a la construcción de unos discursos que buscan ejercer el poder ya no en el cuerpo, sino en “la mente de los sujetos”.

Estos discursos están alimentados por el odio, el desdén a la memoria; discursos que se construyen desde el olvido, desde la anulación de todo símbolo que implique resistencia”.

Como diría nuestro siempre compañero el poeta Luis Borja citando a Roque Dalton “se puede resistir desde la ternura, la hermandad y la solidaridad”.

Sirvan estás páginas para rendir honor a Borja, para recordad nuestras raíces, resistir y conservar la memoria.

Códice Coatepec Por: Jorge Ávalos

H

ay, entre mis recuerdos, una imagen indeleble de Gustavo Pineda a sus 11 años. Una mañana, durante un recreo, vi un círculo de estudiantes gritando en una de las canchas de fútbol del Externado de San José.

Los niños recogían piedras y las lanzaban con furia a unos cuantos metros frente a ellos. Cuando llegué hasta el círculo, me di cuenta, para mi horror, que las tiraban en dirección a Gustavo, pero no lo atacaban a él, sino a un sapo del tamaño de un balón de fútbol, de un gris verdoso y con manchas negras, que temblaba asustado entre los gritos y los abusos de los niños.

Gustavo estaba detrás, vacilante, con lágrimas en los ojos, mientras esquivaba o recibía las pedradas. Al final, corrió al centro del círculo y lo tomó entre sus brazos y lo salvó del miedo. Digo miedo porque ese arrebato de saña sólo puede ser descrito como un acto irracional de pavor hacia lo desconocido.

El terror de los años de la guerra nos enseñó mucho sobre esos miedos que se tornan en actos de la violencia más despiadada.

El hecho de que, con el tiempo,

Gustavo se haya convertido en un abogado de derechos humanos no debería sorprendernos. La empatía siempre fue el mayor de sus dones.

Lo que no podíamos predecir en nuestros años mozos acerca de ese niño incapaz de tolerar un acto de crueldad es que, al alzarse el espectro de la guerra, esa mezcla de empatía y lealtad, ternura y compromiso, curiosidad y sentido de justicia le forjarían, además, una voz poética tan singular.

Esta vocación literaria nació con el ímpetu de una toma de conciencia de lo indígena: como identidad propia, como un ámbito subterráneo de exploración en el corazón de nuestra historia y como una vía legítima a la plenitud espiritual.

Gustavo Pineda es el único poeta contemporáneo en El Salvador que escribe desde una mística indígena, y lo hace con una convicción y una autenticidad indiscutibles.

Abogado, escritor y sacerdote maya, nació en San Salvador en 1962. Ha dedicado la mayor parte de su carrera a la defensa y la promoción de los derechos de los indígenas. En su juventud fue parte de un grupo de folclor 7

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Secretaría de Arte y Cultura - Universidad de El Salvador Gustavo Pineda, En ceremonia maya.

Previo a la presentación del libro ‘‘Códice Coatepec’’.

un disfraz verbal. En la poesía de Gustavo Pineda, lo indígena es un paradigma, un mundo tan presente y vivo como la realidad material de los objetos, los personajes y los paisajes que colman sus imágenes. Es verdad que sus versos tienen la resonancia universal de los mitos y los símbolos a los que alude, pero en su poesía —para citar un ejemplo— un brujo es un arquetipo y es, también, un ser real, un maestro que el poeta ha conocido durante sus viajes.

Sus versos son, a la vez, visión y testimonio: El brujo sabe que alguien lo observa levanta la frente y ve el gran cuenco lleno de luces la noche lo escucha.

Levanta su brazo para tocar el cielo

latinoamericano, Sinti Tecán, y es intérprete de instrumentos musicales indígenas. En 1990 ganó el Primer Premio en Poesía en el certamen “Oswaldo Escobar Velado” del Centro Universitario de Occidente, Santa Ana, con Templo del Habitante.

Estudió espiritualidad maya en Guatemala en 1997 y, en sus propias palabras, celebra “con el Fuego Sagrado” su vocación espiritual, la cual lo “acompaña 8

y apoya desde entonces”.

El Códice Coatepec representa la reconstitución consciente de una voz ancestral. En esa voz, el poeta busca protección, y la invoca; se encuentra a sí mismo, y la evoca; y descubre las armas de su resistencia, y la provoca. Esta voz invocada, evocada y provocada no es indigenista. No es la asunción de una postura intelectual, un acto de ilusionismo cultural o

y su mano, olorosa a tierra es acariciada por una estrella fugaz.

El Códice Coatepec reúne la poesía de juventud de su autor, escrita a finales de la década de 1980, en plena guerra civil, junto con un poemario escrito 30 años después: Orbita el Chinchintor.

La voz apelativa, testimonial, de los primeros poemas ya posee destellos del lirismo cósmico que contiene el libro más reciente.

El aspecto místico, común a las dos etapas de su poesía, no es etéreo, como puede serlo la poesía mística cristiana, que sublima la experiencia religiosa al desprenderse de lo humano en busca de lo divino. En la poética de Gustavo, lo místico sucede al cuestionar la realidad. En ese proceso, la naturaleza le habla y le da un lenguaje para hablar de nuestra relación con el cosmos:

Vicerrector Académico PhD. Raúl Ernesto Azcúnaga López recibe ‘‘Códice Coatepec’’.

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‘‘Dedos sin sextantes ni péndulos moviéndose como la melancólica lama’’ La primera sección del libro, “Templo del habitante”, ofrece claves a toda su poesía. El primer poema, “Fragmento”, es sobre los habitantes de un tiempo de guerra, huérfanos de la historia que interrogan a los sabios, a las pirámides, al pasado y no hallan respuestas: Tratamos de unir enloquecidos infinitos pedazos de barro, abrimos las tumbas para que nos hablaran los muertos pero sus palabras se hicieron polvo Preguntamos entonces a los abuelos y sus respuestas nos dejaron inquietos Nosotros, huérfanos no soportábamos el dolor de esa noche, noche negra, noche hiriente, noche de obsidiana.

Esta búsqueda desesperada los conduce, sin embargo, hacia un hallazgo deslumbrante mientras examinan la textura de una antigua vasija: Viajamos en la trayectoria serpentiforme de sus dibujos hasta topar dedo a dedo con su creador.

El poeta del presente descubre, en una huella en el barro, al alfarero anónimo de su pasado indígena e intuye que ese momento los funde en un espejo de tiempo, la huella 10

impresa contra la huella viva.

Este despertar espiritual infunde al poeta de un nuevo poder. En el “Canto de la estela maya” le da voz a la piedra. En “La casa oscura” relata la historia de un prisionero político como si fuese un episodio del Popol Vuh, revelando así un sistema de relaciones invisibles que contiene, también, la clave de su liberación:

como jades, con esos destellos de coraje que necesitó un niño de 11 años para rescatar a un animalillo

indefenso, mientras caminaba bajo una lluvia de piedras. Gracias, por tanto, amigo brujo.

Lectura de poemas en Pinacoteca Roque Dalton.

Construyeron otra piel de ladrillos páginas en blanco para escribir tu confesión y fue la invasión del tiempo crepúsculos y auroras ciegas moluscos de obsidiana El pecho ya encerraba una bandada de pericos y el esperma chocaba en olas contra las paredes jade es la melodía del callo sobre la piedra Este aprendizaje poético acompañó a Gustavo durante sus primeros años como abogado de derechos humanos, cuando recabar testimonios de familiares, buscar desaparecidos y presenciar la exhumación de víctimas era parte de su labor cotidiana. De esta experiencia surge “Informe”, un poema fantasmagórico que se publicó de forma anónima en la revista Taller de Letras de la Universidad Centroamericana, y que nunca olvidé después de leerlo por primera vez en medio de la guerra. Hay desconcierto, rabia contenida e indignación en estos versos alucinantes.

El Códice Coatepec es un talismán.

Cada uno de sus poemas es un puñado de palabras que brillan

De izquierda a derecha Pedro Portillo y Renacho Melgar, ilustradores del libro, acompañando al poeta Gustavo Pineda.

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Retaguardia Por: Mario Castillo

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e Vanguardia se considera el Arte Conceptual que genera polémicas opiniones. Para Avelina Lesper (1973), por ejemplo, el Arte Conceptual es una farsa, una basura.

El Arte Conceptual se centra en el intelecto, en las ideas, de ahí que las obras de esta corriente tengan necesidad de un escrito en el cual el artista expresa la intención o concepto de la obra. La obra entonces no es capaz de expresarse por sí misma. Tiende a la mudez, a lo inexpresivo y necesita de ese “racional” escrito por el artista para que el gran público la comprenda.

Por otro lado, la mayoría de las veces los artistas confían la realización material a otras manos.

Carecen del conocimiento y/o de la

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habilidad técnica para realizarla.

Por ello, Renacho Melgar desarrolla en esta exposición una acción de Retaguardia, de posicionarse en otra corriente expresiva retomando obras y temas clásicos y universales, eso sí, ubicándose no en el pasado sino en el tiempo presente, en la sociedad contemporánea, y realizando las obras con sus manos.

Las obras literarias aludidas por Renacho son tres: La Divina Comedia, el Quijote de la Mancha y Alicia en el País de las Maravillas.

La Divina Comedia se refiere a la cultura y el conocimiento alcanzado por el ser humano en la Edad Media. En la estructuración de la obra juega papel importante la matemática: 9 círculos del infierno

y 9 círculos que van del purgatorio al paraíso. Demás está afirmar que el número 9 es un símbolo.

En Dante y Virgilio cruzando el infierno americano observamos a los dos célebres personajes en la acción de cruzar el río Aqueronte, río que separa el mundo de los vivos y los muertos, conducidos por el barquero del Hades, Caronte.

Tras los dos personajes, el símbolo patrio cubre la humanidad de un ser compungido y recogido en sí mismo y, más allá, Caronte, personificado por Renacho, conduce la precaria balsa en el río turbulento de sangre, con ahogados y muertos en sus “aguas”, haciendo alusión a los migrantes que se arriesgan al atravesar el Río Bravo.

Las obras literarias aludidas por Renacho son tres: La Divina Comedia, el Quijote de la Mancha y Alicia en el País de las Maravillas.

La Divina Comedia se refiere a la cultura y el conocimiento alcanzado por el ser humano en la Edad Media. En la estructuración de la obra juega papel importante la matemática: 9 círculos del infierno y 9 círculos que van del purgatorio al paraíso. Demás está afirmar que el número 9 es un símbolo.

En Dante y Virgilio cruzando el infierno americano observamos a los dos célebres personajes en la acción de cruzar el río Aqueronte, río que separa el mundo de los vivos y los muertos, conducidos por el barquero del Hades, Caronte.

Tras los dos personajes, el símbolo patrio cubre la humanidad de un ser compungido y recogido en sí mismo y, más allá, Caronte, personificado por Renacho, conduce la precaria balsa en el río turbulento de sangre, con ahogados y muertos en sus “aguas”, haciendo alusión a los migrantes que se arriesgan al atravesar el Río Bravo.

En alusión a la obra de Cervantes ha registrado dos momentos: El caminar del Caballero de la Triste Figura y su Escudero en las calles de San Salvador, y el encuentro del Escudero Sancho Panza con la mujer amada. En la primera pintura, Autorretrato quijotesco en el palo de hule, el Quijote monta un rocín blanco, no tan escaso de carnes, acompañado de su escudero, Sancho Panza, representado por Renacho con tecomate y botella de Regia en sus manos. La lanza del Caballero de la Triste Figura culmina con un rehilete, esa estrella de papel que gira impulsada por el viento. La otra obra, Autorretrato quijotesco con la mujer paisaje da cuenta de un pasaje que no figura en la obra de Cervantes y que es invención de Renacho: el encuentro del escudero con la mujer que ama. Renacho se ha despojado de su ropa. Frente a ellos, abundante fruta y vegetales del trópico; tras ellos, don Quijote y más allá la fachada del cine Metro, ya fuera de uso como cinematógrafo.

El Quijote de la Mancha aborda 13

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Secretaría de Arte y Cultura - Universidad de El Salvador El sueño de Alicia. .

Renacho Melgar

antropomorfas y zoomorfas, es el ente demoníaco de la destrucción y la mala suerte que formula a los que desean ingresar a Tebas una sola pregunta. Si no la contestan, pagan con su vida.

La Esfinge pregunta: “¿Qué ser, con solo una voz, tiene a veces dos pies, a veces tres, otras veces cuatro y es más débil cuantos más pies tiene?” Este enigma resuelve Edipo y provoca la autodestrucción de la Esfinge. Edipo se encamina entonces a cumplir su propio y fatal destino. Renacho está

ideales y situaciones que reflejan el espíritu humano en busca de justicia.

El Sueño de Alicia es un autorretrato con personajes populares de San Salvador y personajes del libro de Lewis Caroll tomando chuco, esa bebida fabulo procedente del maíz. El mago está representado por Renacho. Alicia en el País de las Maravillas es una obra de imaginación y fantasía donde no hay fronteras entre la realidad y lo irreal, un mundo aparentemente caótico y carente de sentido: cuestiona la razón.

Los temas mitológicos son tres: Leda y Zeus, Edipo y la Esfinge, y finalmente Ícaro y Dédalo escapando de la Ciudad Maldita.

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Leda y Zeus es una representación fantástica. En este mito seres extraordinarios se relacionan con los humanos movidos, en este caso, por el deseo sexual, tan importante como el sentido de la vida y el de la muerte. Un fauno flauta en mano y lápiz de dibujo en una oreja representa a Renacho en esta pintura donde seres fantásticos y seres humanos conviven y gozan entre cafeteras italianas y molinitos artesanales de café, no puede faltar un barquito de papel sobre una tosca mesa de madera. El encuentro de Edipo y la Esfinge en la pintura de Renacho acontece en la Calle de la Amargura, que va de la iglesia El Calvario a la plaza San Esteban y que fue una de las principales arterias de San Salvador antiguo.

La Esfinge, ser con cualidades

representado a Edipo como un vendedor ambulante de alimentos, uno de esos que tanto abundan en el centro de San Salvador y que se ganan por este medio el sustento. Ícaro y Dédalo escapando de la ciudad maldita es otra pintura de tema mitológico. Sabido es que Dédalo construyó el laberinto en que estaba encerrado el Minotauro por orden del Rey Minos, pero este encerró a Dédalo y a su hijo también en el laberinto. En la pintura, Renacho personifica a Dédalo. Ícaro, desnudo, se lleva las manos

El encuentro de Edipo y la Esfinge. Renacho Melgar

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al rostro; tras de ambos personajes apreciamos las alas construidas no de plumas y de cera, sino de deshechos de objetos y pedazos de champas. Veremos si Ícaro levanta el vuelo en esta ocasión…

Los temas religiosos.

La natividad, la crucifixión y San Jerónimo. Nacimiento en champa da inicio al ciclo de la vida de un ser que culmina en la crucifixión.

Nacimiento en champa es la representación de una Natividad, del nacimiento de Jesús del cual da cuenta el evangelio de Lucas y Mateo. Aquí la Virgen María es una mujer de pueblo que da pecho a un niño entre perros aguacateros, peluches y caballitos de plástico.

Renacho va pasando por ahí portando en su brazo una canasta repleta de comida chatarra.

Cruz-sin-ficción, el nombre de la pintura, es un juego de palabras alusivas a situaciones de la vida política actual de El Salvador.

En ella los personajes son de sobra conocidos y pertenecientes a un instituto político; no me atrevo a decir de “izquierda” ya que a mi juicio la izquierda partidaria ha dejado de existir en El Salvador. Éstos celebran una animada reunión entre botellas de coca cola, símbolo del Imperio, copas de vino, piñata y tableros de ajedrez con sus piezas mutadas en soldaditos de plástico.

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Entre ellos han crucificado a Farabundo Martí que cubre su desnudez con una manta estampada con la foto de miles de desaparecidos.

Al otro extremo de la pintura, un payaso hace malabares con bolas de billar, una se transforma en el aire en el símbolo del Covid 19 y otra con las iniciales de Nueva Ideas.

Renacho representa a Longinos, el centurión romano que atravesó con su lanza el costado de Cristo.

San Gerónimo de la ciudad Maldita se refiere a Gerónimo, el que tradujo la biblia del griego y el hebreo al latín, conocida como la Vulgata.

Renacho es uno de los Historiantes.

En esta serie de pinturas, Renacho “olvida” su estilo habitual de entorno fragmentado y multicolor, como si fuera un prisma; por otro lado, llama la atención la referencia a temas de la literatura clásica universal y aspectos metafísicos: temas religiosos y mitológicos.

Debe destacarse el juego con el transcurso del tiempo -el tiempo que tanto inquietó a los filósofos griegos-, el de presentar temas

de la antigüedad de manera contextualizada en el presente.

El incluirse él como personaje en todas las pinturas lo convierte en una especie de personaje omnisciente, en un “pequeño Dios” al cual nada le está oculto, con capacidad y poder de transportarse en el tiempo o estar en dos o en todos los lugares a la vez, lo cual es ya un desafío que ha resuelto con desenvoltura y naturalidad.

Cruz-sin-ficción Renacho Melgar

La escena transcurre en el Portal La Dalia, estando Gerónimo rodeado de huele pegas y fumadores extasiados de crack.

El tema identitario.

Referido al sincretismo cultural: Los Historiantes o Danza de Moros y Cristianos. Baile considerado tradicional en Mesoamérica; más es, tradición española.

La lucha entre los musulmanes, simbolizando el Mal, y los cristianos, simbolizando el Bien; baile traído por los españoles e impuesto a sangre y fuego a los naturales de Mesoamérica en el proceso de conquista y colonización.

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Punk Psicodélico Malabarista con Ketchup Por: Mario Castillo

Exposición de Gerardo Gómez

L

lama la atención el nombre que Gerardo Gómez (Santa Tecla, La libertad, 1989) asigna a esta exposición.

El término Punk, deviene del inglés (basura, suciedad, escoria) y es empleado para designar una crítica o descontento. El Punk es una forma de expresionismo transgresivo que se encamina a la liberación de patrones estéticos y sociales buscando “incomodar” a todo lo establecido por un Sistema; el punk es aquello opuesto al “buen gusto”, la moral y las tradicionales costumbres

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La palabra Malabar se origina en la localidad de Malabrar, provincia de Kerala, controlada por la British East India Company durante el siglo XVI, en la India. Aunque los historiadores afirman que el arte del Malabrar posee origen antiguo: imágenes egipcias ilustran la práctica de estas destrezas en la época de los faraones, la de manipular por los aires objetos diversos con soltura y donaire.

En los países de Latinoamérica es frecuente encontrar malabaristas en los semáforos, haciendo de tal arte una forma de vida.

El termino Ketchup posee un origen polémico. Hay quienes afirmar que proviene del chino kôechiap, cuyo significado es: salsa de pescado en escabeche; y otros. Del yucateco Kechap.

sociales. Fue Dave Marsh (Detroit, Míchigan, Estados Unidos, 1950) el primero en emplear el término.

Psicodélico es adaptado por la lengua inglesa, psychedelic, y es de origen griego. Significa “manifestar”, siendo el psiquiatra Humphry Osmond (Surrey, Reino Unido, 1917-2004) quien introduce el término en 1957, otorgándole el significado “lo que la mente revela” o bien “lo que el alma manifiesta”, caracterizándose por una alteración de la sensibilidad que normalmente permanece oculta pero latente en cada uno de nosotros.

Cada uno de estos términos habla de la exposición de Gerardo Gómez, de sus características esenciales. Los dos primeros (Punk y Psicodélico) se encuentran ligado indisolublemente a la cultura Underground, aquellas expresiones artísticas situadas en contracorriente a la tradición y la cultura oficial, manifestándose generalmente dentro de la cultura urbana surgida después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Gerardo Gómez es un artista

autodidacta cuya obra destaca por el fuerte colorido y el horror al vacío. Ya en la Física, Aristóteles (384-322 antes de nuestra era) elabora una serie de tesis filosóficas, astronómicas y cosmogónicas en las que formula un horror o rechazo que la naturaleza siente hacia el vacío, denominándola “Horror Vacui”. En el mundo de las artes se alude a una obra que tiende a no dejar espacio vacío en el lienzo o en el área en que se está trabajando, presentando una serie de elementos compositivos abigarrados sobre sí.

Esta es una de las características de Gerardo Gómez.

El uso del collage en sus pinturas es frecuente. La palabra collage deviene del francés coller, que significa pegar, siendo, según algunos críticos, Pablo Picasso y George Braque los primeros en emplearlos. Los historiadores acotan que el collage es de origen antiguo, señalando a los calígrafos japoneses del siglo X el emplearlo a pegar diversas telas en una superficie y realizar sobre ellas sus escritos.

En sus pinturas emplea una serie de signos y símbolos para expresarse, como si fuera un código. Los muestra con figuras distorsionadas a veces y fuertemente acentuadas con colores brillantes. Los motivos de las obras provienen de la naturaleza, de la vida cotidiana y de la imaginación. La vida cotidiana en su terco transcurrir constante 19

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desempeña gran papel en este conjunto de pinturas. Las “cosas” más habituales y sucesos realizados por costumbre, nos las presenta con puntos de vista, con ángulos de visión, no tradicionales. Así observamos una pintura desde el “picado”, el ángulo de visión que va precipitadamente de arriba hacia abajo, y otras las visualizáramos con gran amplitud como si nuestros ojos fueran un gran lente angular que cubre 90 grados.

La vida privada es escrutada con esmero. Una habitación, un cuarto de baño o una sala de estar o la predilección por un salón de belleza dice mucho del que habita y frecuenta ese espacio. Habitar es abrigar y cuidar, permanecer en un lugar en el transcurso del tiempo, y habla con profusión de la persona que lo hace. Toda su energía se transluce en el tipo de “cosas” que encontramos en este espacio y en la manera en que están situadas. Solo basta observarlas.

Otra cualidad de Gerardo Gómez es el enfoque de los sucesos de la práctica concreta: el pasear Fuera de la ciudad, el irse de viaje y toparse con árboles, flores y personas, el comprarse unas tortas para el camino, o el sonreír al estar frente a las cámaras y vas a salir en el televisor.

Sucesos cotidianos, intrascendentes son objeto de reflexión y análisis y se tornan muchas veces en denuncia social y protesta.

Visita a la exposición ‘‘Punk Psicodélico Malabarista‘‘. con Ketchup

Otra, la principal, lo es el dar rienda suelta a su imaginación y fantasía, liberando experiencias, recuerdos, deseos, impulsos obsesivos galopantes y pensamientos filosóficos fuertemente arraigados que van animando su vida y su pintura. Un proceso intelectual y espiritual. Una acción natural en el ser humano tanto como lo es sentir, querer, pensar, es el de imaginar. Y Gerardo Gómez imagina con creces.

Fantástico proviene de latín phantasia y este del griego phantasía y consiste en la capacidad del ser humano, de su ánimo, de representar por cualquier medio imágenes remotas o fraguar ideas de forma sensible que Gerardo representa impregnadas de fuertes colores. En sus pinturas los colores festejan una danza endemoniada en medio de un arcoíris refulgentemente luminoso y brillante.

I Equipo de Secretaría de Arte y Cultura con Gerardo Gómez

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“Al Poeta’’ Luis Borja Presente Por : Saúl De Paz

M

uy estimado poeta Borja: Esta mañana mientras me ejercitaba, pasaba a la vera de una valla de cerezos silvestres en cuyas copas reinaba la algarabía de un sinnúmero de pájaros, ante lo cual me pregunté: ¿Los pájaros vitorean la vida o la muerte? Me fui pensando en esto de la existencia, en donde alguien sostiene que, “vivimos muriendo”.

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La algarabía de los pájaros me llevó a UMIT, ese poemario de su autoría galardonado al otro lado del Atlántico con el VI Premio Internacional de Poesía “Pilar Fernández Labrador” y que tuvo a bien obsequiarme un ejemplar, al inicio de este último mes del año más rocambolesco que he vivido, caracterizado por una pandemia y por los efectos del cambio climático

cada vez más desastrosos en nuestros lares. Recibir un libro como obsequio siempre es un honor para quienes valoramos la producción intelectual,en estas tierras muy dadas a la subsistencia y no a lo trascendente, a la elevación del espíritu mediante las bellas artes donde la poesía tiene su sitial preponderante.

Cuando me dispuse a leer UMIT, no quise ni siquiera husmear el prólogo, me fui directo a su propuesta la cual me agradó en gran manera, cada verso sacudía mi memoria y conectaba a las referencias de nuestra historia común. Los detalles dejaban entrever los fatídicos hechos de enero de 1932, pero también, los versos hacen reflexionar que muchos de nuestros males tienen sus profundas raíces en la época colonial, con el reparto de tierras mediante las encomiendas, acentuados en la época liberal de la historia salvadoreña, caracterizada por el despojo de las tierras comunales y ejidales para dar paso al monocultivo del café. Desde allá viene el empobrecimiento de la población, razón tenía Salvador Arias cuando planteó en su libro: “Atlas de la pobreza en El Salvador” que, el 85% de la población salvadoreña padece algún grado de pobreza. Esta brecha ha sido el resultado del modelo neoliberal imperante, donde solo importa el tener y no el ser

El prólogo a cargo de doña Carmen Ruiz Barrionuevo de la Universidad de Salamanca y miembro del jurado que le otorgó tan merecido premio, me parece un homenaje a nuestra cultura (tan dejada para después, tan relegada en los presupuestos institucionales, y donde los exponentes de tal, no tienen ni un carné que los acredite como autores, investigadores, etc.) por cuanto hace referencia a algunos autores de la literatura salvadoreña, poniendo de manifiesto su amplio conocimiento sobre la obra de Roque Dalton.

UMIT, con esa hilvanación numérica en lengua náhuat-pipil y el fragmento de Mitos en la Lengua Materna de los Pipiles de Izalco en El Salvador, me ha hecho recordar a las Nancin de Santo Domingo de Guzmán, de quienes escuché por primera vez un canto en Náhuat enel marco de la presentación del libro “Hechizos y limpias en tierra de brujos” de mi buena amiga, la pintora y escritora Carmen del Valle de Aragón, cuyo tema central son también los hechos del 32.

UMIT, cargado de frases que obligan al lector a hurgar en la memoria, a comprender esa forma tan inmejorable de trasladar la esencia del momento: “Todo comienza amando la madrugada, amando el canto de los gallos…” aquí me he detenido a valorar esa escena tan propia de nuestros 23

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campos, pueblos, villas y ciudades, que muchas veces pasan de largo ante los afanes del día. “…soy saliva y barro, planta y ternura…” evoca la creación y la esencia del ser humano.

Su obra es un fino abordaje de un hecho grave de nuestra historia que aún resuena en nuestro ADN. La matanza del 32 Resuena cuando no se fomenta la lengua Nahuat, cuando desde el Estado no se otorga ningún beneficio a las etnias existentes, cuando la cultura de los pueblos originarios va extinguiéndose ante la mirada indiferente de las autoridades (in)competentes, cuando nos embarga la transculturación, etc.

UMIT, hermoso poemario que se presenta en las vísperas de la celebración de los 200 años de independencia de la corona española, ocasión que permite replantear esa visión españolindígena tan edulcorada por una historia ajustada al poder.

Es necesario retomar la visión de intelectuales como Alejandro Dagoberto Marroquín y Severo Martínez Peláez con sus obras: “Apreciación Sociológica de la Independencia Salvadoreña” y “La Patria del Criollo”, respectivamente.

En el marco de la reciente acreditación institucional de la Universidad de El Salvador por el Consejo Superior de Evaluación de la Investigación y la Enseñanza Superior (Hcéres) de Francia, en el dominio 3, sobre el Recorrido del Estudiante, sugiere que, se incluyan a los estudiantes indígenas en las políticas que les afectan. En este punto hay mucho por hacer, primero generar esa identidad étnica para lo cual habrá que realizar arduos esfuerzos.

Por: Luis Borja

UMIT, nos invita a despertar como sociedad ante hechos para los cuales nunca hubo justicia, lo cual hace que vayamos por la historia arrastrando esos miedos y sus sombras nos mantengan sumergidos en el estanque del subdesarrollo donde hemos aprendido a subsistir de pronto con pan y circo, o con más circo que pan.

Presento a usted poeta Borja, mi admiración y mi agradecimiento por poner en vitrina internacional a nuestro país por medio de la poesía, esa poesía que genera conciencia a partir de uno de los puntos de inflexión más amargos de la historia salvadoreña. Ser ganador en un certamen internacional donde hay más de 900 propuestas, es en verdad un mérito muy alto para usted, para nuestro país, y para la región centroamericana.

Con mi más alta estima.

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‘‘Los tristes más tristes del mundo’’

Luis Borja (Ahuachapán 1985/ San Salvador 2021) Docente universitario, su último cargo fue como Director de Editorial Universitaria.

Artículo recibido el 11 de febrero de 2021

H

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ace tiempo, Roque Dalton pensó nuestra colectividad, en su bello Poema de amor, de una manera: los tristes más tristes del mundo, dijo el poeta. Un poema que está escrito desde el “afecto” pero también desde una identidad de clase.

Roque relata en ese poema un proceso de dominación, un proceso de ejercicio del poder.

Dicha dominación se ejerce sobre el cuerpo. El obrero es dominado a través de su fuerza de trabajo construyendo los canales de 25

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Panamá; la mujer dominada a través de su cuerpo llenando los bares y burdeles.

El cuerpo pues es un espacio de disputas de poder, pero también un espacio donde se ejerce el poder.

Recientemente, nuestro país está siendo llevado a la construcción de unos discursos que buscan ejercer el poder ya no en el cuerpo, sino en la “mente de los sujetos”.

Estos discursos están alimentados por el odio y el desdén a la memoria; discursos que se construyen desde el olvido, desde la anulación de todo símbolo que implique resistencia. Y para ello apelan a un juego desde las emociones. Apelar a las emociones es apelar al afecto.

Deleuze, comentando a Spinoza sostiene que cuando mi poder de ser afectado está completo, disminuye mi potencia de actuar.

El filósofo francés observa que es a partir de las emociones se puede ejercer el poder. Para ello comenta que “tener el poder sobre alguien es estar en condición de afectarlo de tal o cual manera. Los poderes son fundamentalmente instituciones hechas para afectarlos de tristeza, eso funciona así y no puede funcionar de otro modo”. Deleuze, concluye que entonces el sujeto afectado por la tristeza se deprime.

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II Veo en las redes sociales una imagen que circula con una frase: Somos una generación triste, repleta de fotos felices.

El Caso de Charles Dexter Ward (La Providencia de lo esperado) Por: Carlos Anchetta, escritor salvadoreño. Recientemente ganador del Premio Nacional de Literatura impulsado por la Editorial Universitaria.

Pienso que nuestra sociedad, es una sociedad triste, melancólica.

Hemos pasado, como diría Byun Chul Han, de una biopolítica a una psicopolítica.

En este panorama de la psicopolítica, el sujeto se ha olvidado de su identidad de clase y busca pertenecer a un grupo para no ser excluido. Los grupos entonces se vuelven “grupos de apoyo” y dejan de ser colectivos de lucha. Se vuelven sujetos deprimidos en esta sociedad del cansancio, dice Han, perfectamente dialogando con Deleuze.

III Ante este panorama de una sociedad triste. Quizá los más tristes del mundo. Afectados negativamente por el poder y le odio. También el poeta Dalton, en el poema de amor, nos da una lucha en el mismo plano de afectividad. Es decir, Dalton considera que también se puede resistir desde la ternura, la hermandad y la solidaridad.

Por ello, termina el poeta hablando desde el proyecto de la nación y los afectos: mis compatriotas, mis hermanos.

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asi cien años después de que Edgar Allan Poe, ese fabuloso genio de Boston revolucionara el cuento y pusiera por fin a la literatura estadunidense en un lugar en el mapa, donde había tenido pequeños intentos, casi todos desafortunados, apareció otro genio, esta vez de Providence, Nueva Inglaterra, uno que fue llamado para quedarse, uno que tuvo una vida llena de penurias, uno que murió joven, uno que alcanzó el

éxito de forma póstuma, un hombre conocido como H. P. Lovecraft.

Son muchas las similitudes que comparten estos dos genios aparte de una obra por demás encantadora y electrizante. Decantarse por uno sería por demás una desproporción, si es que no una falta de respeto con el arte mismo, y con la vida de estos dos hombres que ofrendaron más que unas grandes páginas para la posteridad, o por lo menos hasta que caiga otra vez el color del cielo 27

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que termine de un vez por todas con nuestra pobre civilización.

Como sabemos, Lovecraft no siguió al pie de la letra su herencia literaria sajona: los bosques encantados, las brujas, los castillos misteriosos, las doncellas muertas. Aunque hay que decir que sí utilizó estos escenarios y personajes, solo que los dotó de una nueva forma de espanto, una desconocida o poco tratada en la época: el horror cósmico. Muchos fueron después los seguidores de este nuevo tratamiento estilístico, casi todos con resultados penosos, por no decir nimios. Pero ese es otro cuento. En este que nos ocupamos, Lovecraft es el príncipe y al mismo tiempo rey absoluto, si percibimos como absoluto una novedad nacida de las entrañas de la gran tradición oral y escrita que hasta entonces era conocida.

Debo admitir que no hace mucho me ocupo de la obra de Lovecraft, una tardanza que seguramente le pasará factura a mis próximas creaciones. Pero lo bueno es que llegué, que ya estoy aquí. Y con este derecho recién adquirido me atrevo ahora a comentar una de las pocas novelas que escribió el genio de Providence en su vida. Y esa no es otra que El caso de Charles Dexter Ward, escrita entre 1927 y 1928, pero publicada póstumamente en 1941. Escogí este título porque es el de los pocos que he leído de este autor. Hasta ahora solo he leído, como no podía ser menos para 28

iniciarme en este fabuloso universo, La llamada de Cthulhu. De modo que me faltan todos los mitos para completar la serie. También he leído detenidamente y en este orden, Herbert West: Reanimador, El color que cayó del cielo, Los sueños de la casa de la bruja, y El caso de Charles Dexter Ward. Sé que me queda mucho que leer, sé que tengo todo para hacerlo, y lo mejor de todo, sé que tengo mucho que aprender de la obra completa de este gran autor estadunidense.

De lo poco que he leído de Lovecraft ya puedo sacar algunas conclusiones. Unas de ellas, y quizás las más importantes, son los planteamientos o estructuras de los cinco relatos que he leído, todos ellos con un inicio y un final similares. En La llamada de Cthulhu se cuenta la desaparición y posterior muerte de un importante hombre, un tal George Gammel Angell; en Herbert West: Reanimador, desde la primera página se nos dice que el protagonista principal de la historia, es decir, Herbert West, está desaparecido y muerto; en El color que cayó del cielo, rápidamente se nos informa que los protagonista de esta historia, una familia completa, los Gardner, algunos están desaparecidos y otros están muertos después de la caída de un meteorito en su granja; en Los sueños de la casa de la bruja, se nos dice que Walter Gilman, el protagonista del relato, se perdió

después de leer algunas páginas del Necronomicón que lo hicieron interesarse en el estudio de una vieja leyenda de brujas. De antemano sabemos que esos estudios no pudieron deparar en otra cosa que en la muerte de Walter Gilman.

Ahora quiero ocuparme de uno de los relatos mayores de Lovecraft, la verdadera razón de estas páginas.

En la novela El caso de Charles Dexter Ward, coincidiendo con los cuatro relatos anteriores, desde la primera página se nos previene que el protagonista, Charles Dexter Ward, está desaparecido después de escapar de la clínica para enfermos mentales en la que estaba recluido.

De su escape se hablaba mucho ya que fue en condiciones misteriosas.

No hace falta hacer un gran ejercicio imaginativo para caer en cuenta que para ese momento, el comienzo del libro, Charles Dexter Ward no solo está desaparecido sino muerto.

Y el lector no se equivoca en pensar así. Yo no me equivoqué, quizá, porque ya había leído los cuatro relatos anteriores donde utilizaba la misma dinámica de persuasión, si es que le puede llamar así. Lo bueno es que Lovecraft tiene una habilidad prodigiosa para meternos en una historia en la que poco a poco vamos descubriendo no solo los trucos del novelista sino algo todavía más alarmante: el final. Casi a la mitad del libro nos damos cuenta cómo va a terminar la historia, es decir, qué

fue de Charles Dexter Ward, por qué desapareció misteriosamente, y qué o quién lo lleva a tal fin.

En este punto es necesario hacer notar por qué seguimos adelante, por qué decidimos terminar la novela si ya sabemos cómo va a terminar, por qué no pasamos a otro libro, por qué perdemos el tiempo en algo que ya resolvimos con una simple intuición. ¿O es que acaso tenemos una leve esperanza de que no sea nuestro final?

Eso sería grandioso, lo mejor.

Pero lamentablemente lo que encontramos en la última página es nuestro final, simple y llanamente.

Es que simplemente no puede ser otro. No después de lo que se nos ha dicho, sobre todo después de la mitad del libro donde hay demasiada información al respecto. ¿Pero por qué nos alegramos de haber acertado? Esto es curioso porque estamos hablando de un escritor con letras mayúsculas como Lovecraft. Todos podemos hacer este descubrimiento con autores fáciles, ¿pero Lovecraft? ¿El gran Lovecraft? ¿Príncipe y rey del horror cósmico?

Como dije, nos puede pasar con un autor menor. A mí me pasó con Agatha Christie. Recuerdo que un día me dije que esa señora ya no me volvería a engañar, que no me vería nuevamente la cara, que no se lo permitiría.

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ello solicita la ayuda del famoso detective belga: Hércules Poirot. Lo cierto es que no es necesario la ayuda de Poirot ya que unos días después Lord Edgware aparece asesinado con un estilete clavado en la nuca.

El detective interviene en el caso para esclarecer el crimen, un caso que se va enturbiando por nuevos asesinatos y casi una veintena de sospechosos. Después de algunas páginas continué leyendo con una sonrisa triunfalista. Esta vez esa vieja no me tomaría el pelo. Sabía quién había cometido el crimen con solo leer unas cuantas páginas. La verdad que solo hubiera bastado leer la guía al lector que pone la autora antes del relato para descubrir

Carlos Anchetta, presentación del libro ‘‘Todos los rumores del mundo’’ del poeta Alfonso Kijadaurías por la editorial Flor de barro.

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acía mucho que no leía uno de sus libros,y me dije que esta vez no iba a caer en su trampa, como caí ingenuamente en Asesinato en el Orient Express. En aquel momento yo era muy joven y me dejé embaucar. Ahora estaba más preparado, había leído más y también ya había escrito algunos cuentos y un par de novelas. Revisé su bibliografía y casi al azar escogí una de sus más celebradas novelas: La muerte de lord Edgware.

La novela cuenta la historia de Charlotte Adams, una destacada actriz norteamericana que se especializa en imitar personajes famosos, quien desea divorciarse de su esposo, lord Edgware, y para

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la verdad. Eso me hace preguntarme, ¿acaso la señora Christie nos cree tontos a los lectores al poner la resolución del misterio en la página de los créditos? Yo creo que no solo cree tontos a sus lectores, sino estúpidos. Pobre vieja santurrona.

Volviendo a Lovecraft y su novela, yo creo que no abandonamos el libro a pesar de saber de antemano la resolución del misterio, porque sabemos que el final puede cambiar, casi rogamos porque así sea, pero sobre todo, porque la manera de contarnos Lovecraft una historia tan plana y sin mayores recovecos es simplemente de gran altura, solo digno de los grandes escritores, esos capaces de entretenernos sin malabarismos exóticos y con fuertes dosis de pluralidad.

Conchita Kuny Mena Por: Mario Castrillo

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onchita Kuny Mena (1944-2020) donó a la Pinacoteca Roque Dalton de la Universidad de El Salvador “Doctor Fabio Castillo Figueroa” dos obras: Competencia de cuello, y Plástico y tarjetas Competencia de cuello (1995) presenta a tres jóvenes mujeres en un fondo oscuro y abstracto.

Dos jóvenes ganan los primeros planos elegantemente vestidas, engalanadas lucen chongos y encajes de fina filigrana, una de ellas presume un prendedor de oro

con un rubí incrustado en la punta; atrás encontramos a la tercera de muchacha, viste humildemente y no hay nada que engalane su cuello, ni telas de encaje ni prendedores de oro y rubí; esta mujer está relegada al fondo. Competencia de cuello hace alusión a lo que en lenguaje popular denominamos “tener cuello”, es decir, poseer buenas relaciones ya sea por parentesco o por amistad o por favores de otro tipo lo cual les permite, a quienes lo poseen, obtener mejores oportunidades aunque no estén 31

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capacitados para desempeñarse.

Conchita denuncia el tráfico de influencias, tan común en nuestro medio, en el neoliberalilsmo en que hierve la corrupción y el delincuente “de cuello blanco” imperante de esta sociedad.

Plástico y tarjetas (1999) presenta un cuenco de plata con tarjetas de crédito en su interior, tras él, un verde aguacate, al frente de estos dos entes pictóricos observamos una cuerda rota. El entorno es desértico y el cielo oscuro, tormentoso. Para Conchita, que se expresa con símbolos, el aguacate es precisamente lo nuestro, lo criollo, el ser humilde del pueblo, y el lazo roto es símbolo de rompimiento, de desunión. Conchita hace alusión a las transnacionales financieras que nos presentan tarjetas de

El castillo de doña moda y consuma.

Conchita Kuny Mena

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crédito en cuencos relumbrosos de plata para deslumbrarnos y tenernos prisioneros a través de las deudas y del dinero plástico.

Hay otra obra de Conchita Kuny Mena, que pertenece a una colección privada: El castillo de doña moda y consuma, en la que aborda, así mismo, el endeudamiento bancario debido al uso desmedido de tarjetas de crédito. Conchita nos presenta a dos mujeres, aparentemente gemelas, situadas una frente a otra, ricamente ataviadas con una mesa circular entre ambas, diminuta la mesa, sobre la cual descansa un enorme aguacate y sobre éste han ido estas dos mujeres construyendo poco a poco un castillo, no de naipes, sino de frágiles tarjetas de crédito.

Conchita Kuny Mena nació en Crystal City, Estados Unidos, hija de padre alemán, Rodolfo Kuny Morgenstern, y madre salvadoreña, Conchita Mena Araujo; emigran a El Salvador en 1946. Cursó estudios en la Academia del maestro español Valero Lecha (1894-1976). La obra de Conchita Kuny se manifiesta dentro del hiperrealismo presentado escenas aparentemente extrañas por lo que se le ha situado, a mi entender, falsamente dentro del Surrealismo. Una mezcla que podría ser exquisita, una especie de hiperrealismo surrealista, pero no estoy de acuerdo con ello.

El Hiperrealismo surge a finales de los años 60 en Europa y Estados Unidos. Aborda la realidad de manera precisa, deteniéndose en la meticulosa fidelidad en los mínimos detalles por intermedio

de la agudeza óptica y la destreza.

Desarrolla una objetividad visual que busca superar a la fotografía.

Hace gala de la mimesis tan cara al filósofo griego Aristóteles (384-322 antes de nuestra era). -Aristóteles sostiene que un artista puede imitar la realidad, reproducirla de la manera más fiel posible, pero, como en el caso de Conchita Kuny Mena, debe de hacerlo de manera personal, recreándola al nivel de la ilusión-. El término Mímesis deviene del latín mimēsis y esta del griego mímesis.

El Surrealismo es, de acuerdo a André Bretón (1896-1966), que en el Manifiesto Surrealista (1924) expresa: “Automatismo psíquico puro por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento.

El pequeño fruto y el señuelo, Óleo.

Conchita Kuny Mena Frag: 152x130 cm año: 2012

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Digo falsamente pues estos objetos o situaciones por muy extraños u oníricos que parezcan han sido “situados” ahí, en su pintura, de forma intencional, de manera consciente por la artista, que haciendo uso de razón a ido otorgándoles sentido simbólico; no son fruto del mundo de los sueños o del subconsciente, sino de la razón.

Algunos elementos empleados de manera simbólica por Conchita son sogas, frutas, muñecas, bolsas de papel y telas ricamente bordadas con minucia con hilos de oro o plata.

Ojo a la medida, Óleo.

Conchita Kuny Mena Fragmento: 24x56 cm 2016

Es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral”.

Este apego a la realidad en la pintura de Conchita Kuny Mena no es obstáculo para desplegar un nivel de audacia imaginativa. Conchita presenta personajes y situaciones aparentemente extrañas y propias, podríamos decir, del mundo onírico, razón por lo cual se le ubica falsamente dentro de Surrealismo, y aquí me permito discrepar de los comentadores y críticos de arte que la ubican dentro de esa corriente artística.

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Estos objetos que dan pie a la creación de situaciones específicas, al adquirir su valor de símbolos, aluden el comportamiento humano o a problemas sociales, generalmente causados por la violencia sistémica. Las escenas y situaciones que presenta Conchita Kuny Mena en sus pinturas denotan la comprensión de una cultura sincrética entre su ascendencia europea y el mundo latinoamericano y sus culturas autóctonas. Los aguacates son símbolo de lo criollo, las bolsas de papel de lo vacío, los lazos rotos de rompimiento, las telas bordadas con hilos de oro y plata símbolo de oropel y apariencia petulantemente ostentosa, los terrenos áridos y desiertos de la soledad, los cielos en que se desarrolla una tormenta y la erupción impetuosa de volcanes, símbolos de pugna y sobresalto, los helicópteros surcando el aire aluden a la violencia bélica por la que ha atravesado este hermoso país, el blasón de oro es símbolo de linaje. No solo los objetos poseen valor de símbolo sino también el color.

Conchita Kuny ha merecido importantes reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional del Tercer Salón Internacional Xerox (1979), Mención de Honor por la Fundación Barceló en Montelimar, Nicaragua (1995). Sus pinturas fuero exhibidas en la National Chiang Kai Shek Memorial Hall, en China-Taiwán (2013). Participó

en las Bienales V, VI y VII de Valparaíso, Chile y en la I y III Bienal de Pintura del Caribe y Centro América en Santo Domingo, República Dominicana.

La Asamblea Legislativa de El Salvador le otorgó el 2008 la Distinción Honorífica de Distinguida Pintora Salvadoreña.

La siesta del insensato, Óleo.

Conchita Kuny Mena Frag: 100x155 cm año: 2014

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Secretaría de Arte y Cultura - Universidad de El Salvador Autorretrato, óleo.

Conchita Kuny Mena Frag: 100x80 cm año: 1980

Algo sobre el silencio literario (y un tal Nepomuceno Pérez) Por: Antonio Teshcal. Salvadoreño, se ha desempeñado en el área de microbiología y la docencia en química.

Ganador de certámenes de narrativa.

U Imagen 1 Bolsa parida, Óleo.

Conchita Kuny Mena año: 1981

no escribe cuando la necesidad y el deseo se encuentran.

A veces se tiene la necesidad, pero falta el deseo, y se escapa de morir ahogado.

Imagen 2 Bláson de Criollo,Óleo.

Conchita Kuny Mena Frag: 152x126 cm año: 2004

Otras veces el deseo asalta, pero sin la necesidad solo se sufre de ímpetu desastroso.

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Mientras estos amantes se encuentran uno espera leyendo.

Por eso a los silencios literarios se les saca la mejor partida, pues se gana tiempo para conocer a aquellos afortunados, o desafortunados, que fueron abatidos por la necesidad y el deseo.

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Y se aprende que no hay mejor pulso para saber que se está frente a una buena obra literaria que el asombro o la vergüenza de escribir.

Así que no es de lamentar que autores de pocas palabras hayan enmudecido o pasen mucho tiempo sin publicar. Si se forzara a una de las partes a retratar la vida, tendríamos obras empalagosas o demasiado ligeras, y el encanto de leer se derrumbaría.

Un escritor cuyo silencio solo lo hizo más grande fue Juan Rulfo, que luego de escribir su obra pareciera que no dibujó ni una letra. Pero no por eso cesó de crear. Se la pasó desarrollando el cuento de su vida y la novela de su silencio.

Dos obras tan insignes como los mismos textos, pues luego de tantos años aún tiene a muchos jalándose los pelos, llevando el realismo mágico a la genuina existencia.

Y así Rulfo pasó a convertirse en un escritor consagrado, y como sucede con muchos, blindado contra críticas que pudieran atentar contra su proverbial imagen de artista huraño.

Bien decía Bukowski que no se puede atacar templos porque los que a ellos se aferran se ponen salvajes. No puede señalarse como sobrevalorados a los ya grandes.

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Rulfo gozó de su consagración en vida. Lo molestaron tanto con verlo publicar de nuevo, que llegó a creer que todo se trataba de una conspiración que ansiosa esperaba una obra de menor altura poética solo para criticarlo y verlo caer.

Quién sabe si ese miedo en el fondo era parte del cuento. Lo cierto es que, a medida que pasa el tiempo, se conoce mejor el anecdotario que nos hace repensar en el individuo común llamado Nepomuceno Pérez, y replantearnos al ataviado de misterioso artista conocido como Juan Rulfo.

Quizá esté sobrevalorado, pero a la inversa. Pues ese afán de misticismo etéreo con que se le corona solo impide que abracemos a ese muerto tan vivo por lo más ordinario de su humanidad.

Los que lo conocieron y comprendieron, y que le dieron su amistad, seguramente desistieron de hacer cualquier comentario que lesionara a su amigo famoso, ya entonces lejano de sus conversaciones de antaño, pero no por eso menos estimado.

Antonio Alatorre, hasta diez años después de la muerte de su amigo de juventud, dio declaraciones que chocan contra el manto mágico con el que se cubría a Rulfo desde hacía mucho.

Expone sus muchas “mentirillas” y omisiones, y las atribuye empáticamente a la bien o mal disimulada vanidad que la fama escuece.

La anécdota que no deja de caer en gracia es la que le trasmitiera Arriola, otro amigo de juventud.

Este le contó que Rulfo le pidió ayuda para ordenar su Pedro Páramo.

Rulfo, teniendo encima el tiempo de entrega, estaba angustiado con un manojo de capítulos sin ningún orden, y sufriendo un trance de desesperación que le había hecho romper un montón de páginas.

Arreola, además de ayudarlo a ordenar los pedazos, lo que les llevó dos sesiones y varias horas, también evitó que Rulfo siguiera rompiendo más. Por supuesto que esto no quita ningún valor a Pedro Páramo, el mismo Arreola así lo reconocía, pues dijo a Rulfo que con cualquier orden la novela estaba bien. Tal anécdota tira a la basura tantas teorizaciones sesudas, sobre la secuencia de los capítulos, que los más expertos creen diseccionar con pulso de neurocirujano, cuando la realidad es mucho más doméstica de lo que se piensa.

Reina Roffé, que antes ya había confeccionado la Biografía armada con diversas declaraciones de Rulfo, escribió otro libro biográfico en donde aborda otras anécdotas y rasgos del escritor.

Como el hecho de que era un conversador ávido con algunos, contrario a la opinión general, y que de igual manera gozaba del silencio mutuo, acompañado de escritores como Onetti.

También era mutuamente intolerante con otros, como Octavio Paz, a quien en una ocasión, siendo ambos invitados a un congreso de literatura latinoamericana en Alemania, Rulfo dijo que no asistiría si Paz también estaría ahí.

Y ni modo, des-invitaron a Paz. Pero volviendo al tema que iniciamos, podemos decir que el silencio literario es un recogimiento necesario, y a veces un bondadoso salvoconducto. Si el miedo de Rulfo se hubiera concretado, y hubiera salido con alguna obra menos consecuente a ya las publicadas, habría condenado en parte, y en incierta forma, el resto de su inmortalidad. Porque no importa las veces que se logre una obra, las personas suelen juzgar más por un error que mil aciertos.

Por eso luego de la honra, el silencio parece el más seguro de los aciertos. Si no véase el caso de Rocky Marciano, célebre por retirarse invicto del cuadrilátero.

También están los Beatles, cuyo retiro como grupo, aún en la cima, fue lo mejor para su legado.

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Estos y más se convirtieron en leyendas gracias al silencio. Puede que a veces lo mejor sea reconocer cuándo hay que dejar algún asunto en su gloriosa paz, si no véase El Padrino III, cuyos rumores hablan de una versión alternativa que persigue una conclusión más “apropiada” para sus antecesoras cinematográficas .

Por eso no estoy convencido del síndrome de la hoja en blanco al que muchos escritores se han referido alguna vez. No parece algo con lo que un verdadero artista deba combatir, nadie es artista por encargo.

Otro querido amigo mío escribió por años en verso blanco, y ahora sus versos libres gozan de un ritmo que se acompasa a la respiración del mar o el latido del viento que mece los maizales.

Como bien dijo un poeta y pintor, querido amigo mío: «a mí no encomienden nada que ni mis encomiendas hago», lo que denota que ni siquiera uno puede obligarse al ejercicio del arte.

Pero no por eso se es menos literario, a fin de cuentas podríamos ser un excelente personaje en alguna obra de nuestros amigos escritores: uno que cree penar de silencio literario cuando en realidad ha equivocado su vocación.

Lo que existe es falta de agudeza para escuchar el quejido que retuerce y madura la obra, y un síndrome de la mano inquieta que es mejor decantar en ejercicios si es insoportable, otra forma provechosa de esperar a que la necesidad y el deseo se encuentren.

Parece más propio de artistas plásticos, que suelen hacer muchos esbozos antes de la verdadera obra, pero también sucede en literatura.

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Una posibilidad, más cruel quizá, es que contrario a lo que uno cree, resulta que no somos escritores, pensamiento que asalta sobre todo cuando reconocemos a los que sí lo son.

Es crítico darnos cuenta de que estamos muy lejos de coincidir con ellos en la apreciación de la vida y el arte.

Pero esto plantea un desafío aún mayor: uno que no puede acomodarse al miedo a la creación, sobre todo cuando no se es profeta en ninguna parte, ni siquiera frente al espejo.

Y es que si bien todo escritor desea ser leído, el verdadero escritor creará aunque nadie crea en él para publicarlo o leerlo, y guardará silencio literario sin importar la inquisición propia o ajena.

Esta revista se terminó de imprimir en septiembre de dos mil veintiuno, en la Secretaía de Arte y Cultura de la Universidad de El Salvador, Final de Avenida “Mártires Estudiantes del 30 de julio”.

Ciudad Universitaria “Dr.Fabio Castillo Figueroa”.

San Salvador, El Salvador. Telefono 2226-7440

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Tel: 503 2226 7440

Fanpage: Secretaría de Arte y Cultura UES