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Hasta la eternidad

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Señales de muerte

Señales de muerte

Ximena Gutiérrez

Han sido unos meses muy difíciles para mí, no he dejado de llorar, estar triste, deprimida y a la vez tan cansada, desearía olvidar esta situación, quisiera decirte que voy a salir adelante, mejorar mi vida, ser una nueva mujer, pero desafortunadamente jamás será así. Me gustaría decirte cómo pasaron las cosas y así poder desahogarme un poco, quizás así entiendas los motivos sobre mi decisión y puedas perdonarme. Anteriormente yo trabajaba en una tienda departamental ofreciendo diversos productos a muchas personas, ya llevaba dos años aproximadamente, cuando conocí a Alejandro sin saber que él cambiaría mi vida y además se convertiría en alguien muy importante para mí. Cuando pude hablar por primera vez con él hubo una gran conexión convirtiéndose así en mi pareja. Todo transcurría bien entre nosotros, nos apoyamos, aconsejamos, además solíamos cuidarnos mutuamente, yo estaba muy feliz, porque al fin había encontrado a alguien que me comprendiera, pues la situación con mi familia no era muy buena. Siendo aún muy niña a mi madre nunca le preocupó mi bienestar, jamás le interesó cómo me sentía o a dónde iba, cuando entré a la secundaria, consideré que esto la haría cambiar porque se vería obligada a cuidarme, pero no me di cuenta de mi gran error. Cuando ingresé a la preparatoria había días muy complicados para mí, porque en distintas ocasiones mi madre ni siquiera me daba alimento o dinero para comprar algo dentro de la escuela. Yo tenía bastante hambre y mis amigas con el tiempo se fueron percatando de esto ofreciéndome comida o dándome dinero.Estas circunstancias en absoluto me hacían sentir bien, al contrario llegaron a deprimirme y hacerme sentir más desafortunada.

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Un día al despertar me pregunté si era necesario seguir careciendo de esta manera, decidí abandonar los estudios, buscar un trabajo para poder cumplir por fin mis deseos; a la mañana siguiente y completamente decidida, acudí por última vez a la preparatoria para despedirme de mis amigas, contándoles mi situación familiar. Cuando terminé, ellas en absoluto podían creerlo, me suplicaban no hacerlo, sin embargo, después de exponerles mis motivos, lo entendieron y aceptaron, dándome su apoyo incondicional, el cual ha sido así desde hace muchos años. Estaba muy entusiasmada por salir adelante, asistí a diversos lugares para poder conseguir un empleo, aunque fui rechazada en distintas ocasiones, esto no me quitaba la ilusión y seguía adelante. Así fue hasta coincidir con una tienda departamental; desde el primer día me dieron una oportunidad para demostrarles mi capacidad y así me ofrecieron un puesto, el cual no dudé en aceptar. Ahora retornaré a la historia con Alejandro, nuestra vida juntos seguía siendo muy buena, consolidando así dos años y cinco meses de relación, durante los últimos meses comencé a sentirme mal físicamente, estaba muy cansada y tenía un bulto en mi estómago del lado izquierdo, ademas mi periodo no había llegado por lo tanto acudí con el médico. Me realizaron diversos estudios para saber cuál era mi proble también fui sometida a pruebas de embarazo, las cuales salían negativas, yo en absoluto entendía mis malestares, ni porque aún me sentía mal si los médicos no descubrían nada, al pasar varias semanas, me hablaron comentándome que era urgente presentarme en el hospital. Sin más demora acudí enseguida, pensando encontrar alivio a mis malestares, aunque quizás aquí comenzarían; el médico me mencionó que estaba embarazada y por supuesto era un caso muy extraño, porque ya tenía cinco meses de gestación, sin embargo, tú te desarrollas fuera del útero por lo tanto podrías desarrollar una malformación o en todo caso ambos moriríamos en el parto. La noticia nos sacó de nuestra realidad, todos consideraban al aborto como la mejor opción, para evitarme futuros problemas, como si fuera tan sencillo, solamente Alejandro tu padre, me apoyó e insistió en que juntos saldríamos adelante, yo creí completamente cada una de sus palabras.

Al día siguiente desperté con un gran dolor estomacal, el cual me condujo hasta el hospital, al despertar, vi a mi madre, así como a Alejandro llorando, no pregunté nada porque entendí que te había perdido para siempre, me sentía incompleta, jamás quise aceptar la verdad, pero en cuanto corroboraron la información no pude soportarlo, grité, lloré, maldije a los médicos y a mí por no saber cuidarte, defenderte. Por la noche nos entregaron una urna con tus cenizas ahí me di cuenta que todos nuestros planes a futuro habían terminado, porque mi pequeño Alex, no estaría nunca en mis brazos, a pesar de no haberte tenido, ya te amaba desde el primer momento sin darle importancia a los problemas por venir, porque siempre los enfrentaríamos juntos Alexa, Alex y Alejandro. Han pasado solo unos meses desde tu partida, mi alma así como corazón continúan destrozados. Desde aquel día, no he podido superar tu pérdida, teníamos tantas ilusiones, quería ser la mejor madre contigo, esa que yo nunca pude tener, me planté tantas promesas volviéndose aún hoy inolvidables, pero sin darme cuenta se fueron contigo. Al colocar la ofrenda de muertos y poner tu urna junto a juguetes tuyos, los cuales seguramente te habrían encantado, me atreví a contarte la historia, en donde ambos o quizás solo yo, entendiéramos que el olvido no forma parte de nosotros tan solo es un recuerdo, prometo abandonar esta gran depresión provocada por tu partida, liberando mis tinieblas. Este fue nuestro pequeño universo, el cual se ha visto derrumbado, pero aún conserva la esperanza de volver a encontrarnos y así poder mirar tu rostro, tocar tu piel, ser para siempre tu madre, la cual te amo y te amará hasta la eternidad.

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