6 minute read

Arqueoantología de poemas de mujeres

EL RASTRO PERDIDO DE LA LITERATURA HECHA POR POBLANAS EN EL SIGLO XX LO ENCUENTRA Y SUBRAYA GUADALUPE PRIETO SÁNCHEZ

Mario Galeana

Advertisement

Sus nombres estaban sepultados bajo el peso de los años y, sobre todo, del machismo. Cuando no se menospreciaba su trabajo, sencillamente se les ignoraba. Por eso la investigadora Guadalupe Prieto Sánchez considera que identificarlas a todas ha sido un trabajo de arqueología: perseguir su rastro en bibliotecas, escarbar entre publicaciones de otra era, desentrañar nombre por nombre como quien descubre reliquias.

El libro Arqueoantología de poemas de mujeres en Puebla La Lira Poblana y primera mitad del siglo XX es el resultado de este trabajo. La investigación pone sobre el mapa la historia de 53 mujeres poetas que publicaron en distintas antologías y revistas del estado durante la época. De algunas se conoce el trazo exacto de su historia, su vida, sus familiares, pero de otras apenas se sabe el nombre.

El libro ha sido publicado por el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP), como parte de la convocatoria lite- raria Canasta de escritoras y escritores poblanos, pero el proceso de investigación data de al menos 15 años, cuando Prieto Sánchez comenzó a escudriñar las revistas publicadas en las primeras décadas del siglo XX.

En realidad, la licenciada en Antropología y maestra en Literatura mexicana se encontraba realizando una investigación sobre el proceso de elaboración de tortillas. Ante la falta de información en libros, optó por revisar las revistas de la época. Allí encontró que, en cada una de ellas, se publicaba al menos un poema. Y una cosa la llevó a otra.

“Comencé a pensar que los investigadores sólo se iban a los libros y a las revistas no les daban importancia, pero ahí había información valiosísima: anuncios, ubicación de tiendas de calzado, la tecnología que se estaba desarrollando… todo un concepto donde se mostraba a Puebla muy cosmopolita”, explica.

Y de la tortilla comenzó paralelamente a investigar sobre la poesía. En aquellas viejas publicaciones encontró los nombres de más de 200 poetas, de los cuales 34 eran autores locales. Así dio forma al libro Antes de dar vuelta, la poesía que leían los poblanos en 1901 a 1922, publicado en 2010 y, dos años más tarde, El arte de la tortilla: la tecnología utilizada en el proceso de la masa, la tortilla y la molendera en el arte. Pero, una vez más, aquella investigación la llevó a hacerse otra pregunta: ¿Cómo era posible que, entre esos cientos de poetas, sólo se encontraran los nombres de ocho mujeres poblanas? Muy pronto concluyó que seguramente habría más que no habían sido nombradas.

La Primera Revista De Mujeres

Fue hecha en 1934, en el Instituto Normal Metodista, que aún se encuentra ubicado y en activo en la 4 Poniente 313; desde dirección hasta la útima redactora era personal femenino

“En Antes de dar la vuelta encontré muchos anónimos y seudónimos. Y me puse a pensar que seguramente muchas mujeres escribían así, con seudónimos o completamente anónimas, porque la crítica hacia lo que ellas escribían era muy fuerte. Viendo la ausencia de mujeres poetas, decidí darle continuidad a mi investigación, pero esta vez enfocada sólo en mujeres poetas”, abunda.

LAS 53 POETAS NOMBRADAS

¿Sobre qué escribían las poetas a principios del siglo pasado? Sobre la arquitectura, sobre la madre, sobre Dios, sobre el amor y el desamor, sobre Puebla. Era una mirada que no se limitaba al romance que predominaba en la época, según Prieto Sánchez, sino múltiple. Una cosmovisión distinta.

“Hasta el modo de escribir era muy particular. Algunas eran modernistas, estaban con las vanguardias de la época. Algunos vanguardistas utilizaban formas al escribir el poema y en muchas de estas publicaciones las poetas también las utilizaban”, señala.

La investigadora dividió a las 53 poetas por el tipo de publicación en las que escribían. A 17 las ubicó en antologías de poesía y a 36 en revistas de la época. Sobre aquellas que publicaban en antologías había más información disponible, porque solían acompañarse de pequeñas biografías, pero de las poetas que publicaban en revistas no había demasiada información disponible. Algunas, incluso, escribían sólo bajo su primer nombre: Julieta, Ana… y nada más.

Nueve de las 17 autoras halladas en antologías eran poblanas. Una de ellas fue Josefina Esparza Soriana, creadora de la letra del himno a Puebla y una de las primeras autoras en escribir haikús. Otra fue María Dolores

López, oriunda de Tehuacán, y una más fue Micaela Rodríguez Alconedo, hermana del pintor José Luis Rodríguez Alconedo.

También María Sánchez Robledo y Amapola Fenochio Furlong.

Incluye a Liz de Gante, hija del poeta Gregorio de Gante, y a Luz del Carmen Haro, una monja de la familia Gómez Haro, hombres ilustres en Puebla a finales del siglo XIX, que se convirtió en monja y desde el convento aceleró su producción poética y la compiló en un volumen.

Entre las revistas y gacetillas, la investigadora Guadalupe Prieto resalta a María Enriqueta Camarillo, una poeta reconocida a nivel internacional que no nació en Puebla, pero que publicaba constantemente en estas publicaciones.

También enlista a Angélica Naber, oriunda de la Sierra Norte, y a Francisca Rubira de Ojeda, que solía firmar con el seudónimo de Clemencia Isaura y, so- bre todo, en contra de la Revolución. En Orizaba, incluso, hay un pequeño museo en donde reproducen su retrato y su vestuario.

“Hay otras de las que en realidad no se sabe mucho, pero que yo creo que eran maestras o profesoras o alumnas, porque muchas de estas publicaciones eran de institutos”, abunda.

Según el historiador Enrique Cordero y Torres, la primera publicación exclusivamente de mujeres fue un periódico llamado La Mujer, que se publicaba en 1890 dentro del boletín municipal. Para la investigadora Guadalupe Prieto aquel ejemplar fue inconseguible, posiblemente porque fue descontinuado.

Entre su exhaustiva búsqueda a lo largo de bibliotecas públicas, acervos universitarios y archivos históricos, la investigadora considera que la primera revista escrita y dirigida por mujeres fue Alma Juvenil, publicada en 1934 por el Instituto Normal Metodista.

La Autora

Guadalupe Prieto es licenciada en Antropología y maestra en Literatura Mexicana por la BUAP, donde trabajó durante 30 años. Hasta ahora ha publicado seis libros: Historia de las bibliotecas de la BUAP (2007), Antes de dar la vuelta (2010), El arte de la tortilla (2012), La Academia de bellas artes de Puebla (2014), Francisco Morales Van den Eynden (2020) y Arqueoantologíade poemas de mujeres en Puebla (2022). Su sexto libro está próximo a presentarse al público.

Al elogiar y presentar el trabajo de la poeta María Enriqueta Camarillo, Cabrera pulverizó al resto de mujeres poetas. Dijo que, a su juicio, María Enriqueta era “la única a la que puede darse con justicia el nombre de verdadera poeta, pues todas las demás cantan lacrimosamente sentimientos falsos o falseados en verso, algunas veces pasaderos, pero siempre raquíticos y prosaicos”.

La crítica era mordaz, apabullante y larga, pero no era la única forma de sepultar el trabajo de las mujeres poetas. No sólo en la primera mitad del siglo XX, sino a lo largo de todo el siglo.

En el apartado de anexos del libro Arqueoantología de poemas de mujeres en Puebla. La Lira Poblana y primera mitad del siglo XX, Guadalupe Prieto Sánchez enlista las más importantes antologías poéticas referentes al siglo XIX y al siglo XIX.

Algunas de las poetas que pudo mapear escribían precisamente ahí, pero la colección de publicaciones era diversa. Gobiernos, asociaciones, empresas y hasta el Ejército tenían varias.

Ella resalta, por ejemplo, “Sancho” y “Sanchito”, dos revistas del Colegio del Estado que solían burlarse de los conservadores; “La Revista”, “Madre Selva”, “Puebla Ilustrada”, “Revista Moderna”, “Semana Gráfica” y “Revista Popular”, de carácter privado; “El Progreso”, del órgano de la Juventud Católica; “El Triunfo”, de la Unión Ciclista; “Cultura”, de la Unión de Damas Católicas; y, por parte del Ejército, se encontraban “Águilas y Estrellas” y “Alerta”.

La Cr Tica Machista

Cuando la antropóloga Guadalupe Prieto asegura que la crítica contra las mujeres poetas era brutal, suele traer a colación un comentario del diplomático y poeta Rafael Cabrera.

En todas ellas se incluye a cientos de poetas, pero a las mujeres que escribían poesía se les cuenta con los dedos de las manos. A veces son siete… a veces ninguna.

“Me preguntaba si estas mujeres que escribieron en la primera mitad del siglo pasado marcaron un parteaguas para las mujeres que ahora escriben”, dice Guadalupe Prieto. “Pero me parece que no. Muchas no conocen a Josefina Esparza o Amapola Fenochio, a pesar de que incluso hay una convocatoria en Puebla bajo su nombre. A los editores, a los coordinadores de estas antologías, sólo le gustaba publicar lo que escribían otros hombres. La literatura de mujeres fue relegada”.

Por eso, la investigadora insiste en que conocer la obra, el nombre y la vida de estas 53 mujeres es como rescatar el patrimonio histórico de la ciudad y del estado. Un auténtico trabajo de arqueología: perseguir, escarbar, desentrañar.

This article is from: