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EL ESPACIO PÚBLICO

El espacio público es un elemento esencial de la configuración y estructura de la ciudad Su uso colectivo y su carácter de soporte de las actividades sociales, deben tender a satisfacer las necesidades integrales del ciudadano

En el subconsciente colectivo, la noción de calle, plaza o parque aparece como un conjunto de estereotipos asociados a funciones muy arraigadas a la sociedad tradicional, que ha vinculado las distintas categorías de espacios a unas determinadas formas de reconocimiento urbano

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Estos espacios asumidos y consumidos por la ciudadanía, han logrado compatibilizar la utilidad pública con la formalización Los pavimentos, la vegetación, el agua, el alumbrado, el mobiliario urbano, se relacionan apropiadamente con el entorno, la accesibilidad o el soleamiento, de tal manera que al final resulta un lugar, ya sea de tránsito o estancia, coherente, legible y sobre todo confortable

El intento que ha habido de introducir un lenguaje contemporáneo dentro del ámbito histórico, con soluciones originales que lleguen a subvertir el significado de los valores simbólicos que han ido dando sentido a las distintas categorías de los espacios públicos, ha supuesto una apuesta excesivamente arriesgada

Sin embargo, a pesar de esta mayor posibilidad creativa, o quizás precisamente por ello, es aquí donde la disciplina del diseño muestra su mayor debilidad, donde falta legibilidad, de la coherencia o de la significación que se reclama para los espacios públicos

Un indescriptible afán de originalidad y notoriedad se manifiesta en muchos ejemplos actuales Es preferible adoptar una solución prudente a no caer en la tentación innovadora que, salvo raras excepciones, han provocado incomprensión y extrañamiento, con el resultado de una progresiva decadencia del espacio diseñado

El urbanismo actual se ha encontrado con problemas reales de falta de planificación y busca sanear los barrios periféricos a partir del rescate de zonas libres de edificación, para situar allí los equipamientos que nunca se preveyeron, se encuentra allí con espacios extrañados o indiferentes en los que las propuestas de intervención pueden ser más abiertas, menos condicionadas a unas preexistencias históricas cargadas de referencias

La identificación con el espacio, que siempre ha significado respeto y voluntad de conservación de los valores éticoculturales, histórico-religiosos y político-sociales inscritos en las formas de un lugar, se transforma en un consumo del mismo, tan superficial como breve, o en el extrañamiento y la indiferencia que constituyen la premisa para su destrucción y abandono

Se plantean cuestiones y aspectos sobre la crisis de los tradicionales sistemas espaciales, ante la modificación sustancial del papel de la calle, cada vez más dominada por la movilidad automovilística; la división estructural y morfológica de los sistemas de infraestructuras, la tendencia a la concentración de las funciones comerciales y de ocio en ámbitos especializados, las distancias entre las partes de un mismo asentamiento, etc convierten la ciudad en un territorio no identificable donde los ciudadanos pierden el «derecho a la ciudadanía» haciendo difícil la tarea de descifrar quienes son los destinatarios del espacio a diseñar

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