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2.1 DANZA EN EGIPTO, GRECIA Y ROMA

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REFERENCIAS

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Fig. 9 Pintura rupestre: Danza del Cogul. Tomado de: AXA revista de arte y ciudad.

2.1 DANZA EN EGIPTO, GRECIA Y ROMA.

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En el origen de la historia de Egipto, la música y la danza eran sagradas, su desarrollo estaba unido al culto funerario, utilizada para representar la muerte y reencarnación del dios Osiris. El desarrollo de este ritual se realizaba delante o en el interior del templo, y su ejecución se volvió tan compleja que solo podía ser ejecutado por profesionales, pues desencadenó en danzas acrobáticas reflejadas en algunos dibujos de los bailes dedicados a las divinidades.

Fig. 10 Danza egipcia. Pintura proveniente de “La tumba de las bailarinas” Tomado de: AXA revista de arte y ciudad.

En la antigüedad, la civilización griega utilizaba la danza como medio de comunicación con los dioses, iniciando con el culto al dios Dionisio, el dios del vino, sin embargo, la cumbre del desarrollo de este arte en Grecia, ocurre en la época clásica, donde es utilizada para otras manifestaciones además de las religiosas, como las atléticas, dramáticas o populares; ejecutadas en espacios arquitectónicos de la polis griega donde se define un lugar específico para la escena coreográfica; interiores como es el caso del teatro o el templo, o exteriores como el estadio. Sin embargo, en cualquiera de los escenarios se mantiene una relación diferenciada entre los protagonistas de la danza y los espectadores; aunque se evidencia una relación más directa y abierta con la ciudad. En ocasiones los lugares para las representaciones artísticas eran provisionales debido al carácter efímero del espectáculo; se construían principalmente en madera y se desmontaban cuando terminaba la función.

Fig. 11 Teatro Epidauro siglo IV a.C. Grecia. Tomado de: Arkiplus

En la antigua Roma, a partir de la influencia griega, la danza estaba presente en procesiones, festivales y celebraciones romanas, hasta la cristianización del imperio romano donde el cuerpo y el movimiento fue vinculado a la sexualidad, por lo que la danza comenzó a ser vista como un acto peligroso. A partir de este momento solo fue utilizada en los templos, por lo tanto, el desarrollo de este arte pierde fuerza y con esto también el concepto espacial donde se desenvuelve.

La postura de la iglesia cristiana con respecto a la danza se mantuvo durante toda la edad media, quedando reprimida y degradada a bailes populares y bajos todas aquellas manifestaciones que no tuviesen relación con la iglesia; por lo tanto, los espacios para su ejecución también resultaron empobrecidos. Las manifestaciones se realizaban en el coro de las iglesias, dentro del templo, a través del montaje de tablados provisionales. Luego las actuaciones fueron vinculándose con el exterior utilizando los pórticos de las iglesias, y alcanzando lugares comunes o de uso colectivo como plazas o jardines en el desarrollo de las procesiones.

Fig. 12 Teatro de Pompeyo. Roma. Tomado de: AXA, revista de arte y ciudad.

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