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Vissi d’arte (He vivido del arte)
He vivido del arte, he vivido del amor, ¡nunca le he hecho mal a nadie...!
Con mano furtiva cuantas miserias he conocido, he socorrido... Siempre, con fe sincera, mi plegaria en los santos templos, elevé. Siempre, con fe sincera, he llevado flores al altar.
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En la hora del dolor, ¿por qué, por qué Señor, por qué por qué me pagas de esta manera?
He dado joyas para el manto de la Señora, y he dado mi canto a las estrellas, que brillaban tan radiantes.
En la hora del dolor, ¿por qué, por qué Señor, por qué me pagas de esta manera?
Se trata de una de las arias más famosas para soprano de todo el repertorio, aparece en el segundo acto de la ópera Tosca de Giacomo Puccini. Floria Tosca, cantante de profesión, lucha como una fiera atrapada contra el Barón Scarpia, lascivo y violento jefe de la policia que chantajea a la mujer pidiéndole que se entregue a él a cambio de la liberación de su amante, el pintor Mario Cavaradossi, condenado a muerte, a punto de ir al cadalso.
Al pensar en el dueño de mis amores, siento yo unos mareos encantadores. Bendito sea aquel picaronazo que me marea. A mi novio yo le quiero porque roba corazones con su gracia y su salero. El me tiene muy ufana porque hay muchas que le quieren y se quedan con las ganas. Caprichosa yo nací, y le quiero solamente, solamente para mí. Que quitarme a mí su amor es lo mismo que quitarle las hojitas a una flor. Yo me muero de gozo cuando me mira, y me vuelvo jalea cuando suspira. Si me echa flores siento el corazoncito morir de amores. Porque tiene unos ojillos que me miran entornados, muy gachones y muy pillos, y me dicen ¡ay! lucero, que por esa personita me derrito yo y me muero.