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La Independencia de Antioquia
FRANHERALDO
Periódico escolar COPRAR Edición # 22
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Horizonte, autor: Francisco Antonio Cano
LA INDEPENDENCIA DE ANTIOQUIA
Cuando éramos niños uno de los más grandes y bellos recuerdos que nos deja la escuela está en el deleite de la variedad de platos típicos que, con amor los profesores y padres de familia, compartían para que conociéramos un poco de nuestra historia antioqueña. Es de gran valor recordar cómo se nos invitaba a vestirnos como campesinos y se nos dejaba como tarea la elaboración de pequeñas silletas de papel que simulaban los majestuosos estandartes elaborados por los silleteros en el corregimiento de Santa Elena. Pero, estas celebraciones que recordamos del colegio ¿Eran a razón de qué? Resulta que el 11 de agosto los antioqueños conmemoramos la celebración del día de la Independencia de Antioquía. En 1813 se logra la emancipación del yugo español, además se considera Antioquia como uno de los departamentos de Colombia, en el que se firmó la independencia absoluta de España mediante un acta que señalaba:
“…el estado soberano de Antioquia, desconoció por Rey a Fernando VII y proclamó la independencia absoluta de España …” Uno de los personajes principales de esta noble causa fue Juan del Corral, quien preparó la defensa de la región para liberar a Antioquia del yugo español. Del Corral proclamó el 11 de agosto de 1813, la total independencia de Antioquia y pidió la legislatura para la aprobación de una segunda ley, que señalaba que los hijos futuros de las esclavas serían libres. Esta legislación es conocida como la “ley de la libertad de partos”. Por su parte, en el año de 1816 en Antioquia se hizo otro intento por recuperar las colonias, es aquí donde son enviadas tropas comandadas por Francisco Warleta a Medellín, en contraste con la heroica resistencia que opuso Cartagena, donde los patriotas pasaron hambre, enfermedades y fusilamiento. El departamento de Antioquia volvió a jurar fidelidad a España y los realistas controlaron la provincia durante casi 3 años. Varios patriotas huyeron a reforzar el ejército libertador en los Llanos Orientales.
¡Oh libertad que perfumas las montañas de mi tierra, deja que aspiren mis hijos tus olorosas esencias!
FRANHERALDO
Periódico escolar COPRAR Edición # 22
AL MUNDO LE FALTA UN TORNILLO
Parece ser un bucle musical que se repite en el pentagrama de la vida, aquello que expresaba Carlos Gardel en su disco hace ya algunas décadas. Como si en las decisiones que los seres humanos tomamos se vislumbre el hecho de que no nacimos con un pecado original sino con una patología crónica que nos ha conducido a lo largo de los siglos a un sin fin de situaciones complejas. Visto así, podríamos considerar que los acontecimientos de nuestra existencia no se explican mediante figuras o seres extraordinarios sino al hecho de que en la construcción de la teleología de la humanidad hemos pasado por errores, tropiezos y retrocesos que nos han hecho pensar que al mundo le falta un tornillo. Esta ausencia ha sido el cauce de un río lleno de atrocidades, sangre y millones de sueños destruidos a lo largo de la historia. La búsqueda del poder, por ejemplo, podría entenderse de esta manera, pero a la vez no, pues también este ha sido fuente y apremio de las libertades de los seres humanos y el reconocimiento de pueblos que durante incontables generaciones fueron subyugados. Esto es así porque el poder, como concepto, entraña una expresión infinita de posibilidades que no distingue de principios morales ni postulados éticos. Por eso la pregunta ahora no es quién será el «mecánico que lo arregle» sino asumir esa responsabilidad y dar paso a una que resulta más interesante ¿Cómo lo haré? No se trata esto, de cargar a espaldas los rigores que azotan al mundo, pero si dejar de ser quien azote. Ser humano es soltar el látigo, curar heridas, evitar sufrimiento. La vida se nos da, nuestra labor es hacerla digna de vivir. Que la voluntad de tantos hombres y mujeres que asumieron esa responsabilidad se reaviven con tu esfuerzo. Desde Sócrates hasta The Beatles y de tantos poetas que sueñan estando despiertos… por todos aquellos que se han dado para que la humanidad tenga una historia más digna que contarse…Quizá de eso se trata, de pequeñas personas con pequeños actos buscando poner el tornillo que nos falta. Quizá lo único que le falta a este mundo eres TÚ.

FRANHERALDO
Periódico escolar COPRAR Edición # 22
ESTUDIANTES COPRAR QUE IZAN EL PABELLÓN NACIONAL
TRANSICIÓN Jose Angel Rojas Bravo PRIMERO A María Fernanda Galeano Escobar
PRIMERO B Miranda Cortes Vinasco
SEGUNDO Emiliana Alvaran Jaramillo
TERCERO A Gabriel Marrufo Patiño
TERCERO B Luis Felipe Guirado Sosa CUARTO Emiliana Oviedo Correa.
QUINTO Nicolás Balaguera Contreras SEXTO A Valeria Arteaga Chaurra SEXTO B Danha Morantes Guevara
SEPTIMO A Luciana Arroyave Botero SEPTIMO B Miguel Ángel Navarro Isaza OCTAVO A María José Barrera Cairasco
OCTAVO B Nicolás Cortes Bedoya NOVENO A Juliana Balaguera Contreras NOVENO B Samuel Cantillo Quintero DECIMO A Sarah Gil Bello
DECIMO B Nicolás Ferro Vanegas ONCE A Sofia Palacio Montoya ONCE B Sebastián Gómez Blandón

FRANHERALDO
Periódico escolar COPRAR Edición # 22
Pasatiempo: Nada, absolutamente nada.
Las sociedades modernas constituyen, sin duda, una serie de retos frente al individuo y las comunidades. La segunda, porque nos convoca a pensarnos las formas de relacionamiento que tenemos con los otros y cómo esta influencia abarca aspectos económicos, políticos y culturales. La primera, porque nos invita a pensar quién es el “individuo”, es decir, ese sujeto de características disímiles, complejas y ambiguas. Un sujeto que, generación tras generación, representa cada vez más retos en un mundo que la tecnología ostenta un poder difícilmente controlable y del que hay que estar alerta frente a los monstruos que esconde tras de sí.
Sujetos, sociedades y economías complejas. Y, ante todo, unos modos de vida que cada vez aceleran más rápido porque están supeditados a un modelo de producción constante. Se trabaja más, para tener más, para gastar más. Por eso tenemos la acumulación de bienes, pero también, la acumulación de un cansancio irremediable que lo delatan las ojeras. Estamos perdiendo, y he aquí un peligro, el derecho no declarado de hacer nada. Estamos perdiendo la capacidad de contemplar, de admirar lo bello, de ver lo importante. Hacer nada, no es, como muchos piensan: Ver televisión o recostarse a ver una serie a esperar que las horas pasen. Hacer nada no tiene relación alguna con las actividades productivas que hacemos constantemente para satisfacer las necesidades del apetito o del cuerpo. No es ir al gimnasio, ni practicar un deporte, no es leer ni pintar mandalas. No es salir a comer carne o vegetales. Se trata, ante todo, de la reivindicación del ser humano con el encuentro de sí mismo y de todo aquello que constantemente elude o evita para sentirse extraño de sí.
Estamos tan acostumbrados a ocuparnos, a normalizar el mundo que no tenemos tiempo para detenernos, ni para poner un alto en el camino o para ver el agua que pasa mientras nosotros estamos quietos. Hacer nada, se convierte entonces, en la posibilidad irremediable de encontrarnos con el presente que estamos viviendo sin sentir que estamos “perdiendo el tiempo”, sin sentir que la angustia nos respira en el cuello, ni lo que otros están ganando mientras nosotros, holgazanes, dedicamos los minutos o las horas a comprender eso que de entrada es incomprensible (la vida). Es necesario reivindicarnos el derecho de Hacer nada (solos) y Hacer nada (juntos). El primero para dar cumplimiento a la máxima filosófica que aparece en el tempo de Apolo en Delfos “conócete a ti mismo”. Y el segundo, porque a fin de cuentas somos seres sociales que constantemente necesitamos del otro, porque la vida sin familia y sin amigos pues pa´ qué. Su función es precisamente esa, la de acompañarnos en una vida compleja de miles de dificultades. Problemas de los cuales ellos no solucionarán, y cuya única responsabilidad será estar ahí, al lado, con nosotros, sin hacer nada, más que brindarnos la seguridad de un cariño irremplazable que no lo compra nada.