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EL PENSADOR

Ustedes podrían estarse preguntando qué tiene que ver este último análisis del tiempo versus aquello del “pensador”, y es que para pensar necesitamos tiempo, algo tan cercano pero que cada día se convierte en una utopía para muchos de nosotros. Y además del tiempo, “Ocio” o una disposición para usarlo de esta manera.

Recuerdo hace algunos años en un festival que se celebra en el municipio de Itagüí llamado el “festival de la pereza”, entrevistaron a un hombre de aspecto y gestos muy llamativos por no decir que estaba un poco borracho. Pero eso no es importante, lo importante fue que se hacía llamar un “pensador” y a pesar de su incoherencia y lento hablar, al que terminó haciendo un “pensador” fue a mí.

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En sí mismo, este festival para mi es muy llamativo. El plantear un espacio para el “ocio” y “nada hacer”, es un acto de rebeldía en un mundo caótico y de afán intempestivo.

En el idioma inglés podemos encontrar 2 expresiones particulares alrededor de este concepto del tiempo. “spend time” o “gastar el tiempo” que podría traducirse mejor como “invertirlo” y, “waste time” que podríamos encontrarlo en nuestro idioma como “mal gastar el tiempo”. Ante esta última creo que estamos más cercanos, todos en algún momento hemos malgastado el tiempo, pero para la primera lo más llamativo se encuentra en aprender a “invertirlo”. Y mucho más cuando esta expresión en inglés se utiliza para todo aquello que para la persona es de provecho, pero que al final del día en la traducción literal sigue “gastando” su tiempo.

Un “pensador”, si nos ponemos a investigar, encontramos en la red que es un sinónimo de “intelectual”, y de hecho muchos sitios te llevan a esta última palabra como único concepto de búsqueda para nuestro tópico, pero el “pensador” no es solo aquel que se dedica a la academia o a los asuntos de la investigación. Quiero mediante este escrito situarnos frente al potencial que todos tenemos como “pensadores”, y sobre todo de “pensarnos” a nosotros mismos en pos de nuestra vida. “El pensador” es aquella persona que analiza y reflexiona su vida a través de su propia existencia (experiencia) y no la de los demás.

Recuerdo hace algunos años en un festival que se celebra en el municipio de Itagüí llamado el “festival de la pereza”, entrevistaron a un hombre de aspecto y gestos muy llamativos por no decir que estaba un poco borracho. Pero eso no es importante, lo importante fue que se hacía llamar un “pensador” y a pesar de su incoherencia y lento hablar, al que terminó haciendo un “pensador” fue a mí.

En sí mismo, este festival para mi es muy llamativo. El plantear un espacio para el “ocio” y “nada hacer”, es un acto de rebeldía en un mundo caótico y de afán intempestivo.

En el idioma inglés podemos encontrar 2 expresiones particulares alrededor de este concepto del tiempo. “spend time” o “gastar el tiempo” que podría traducirse mejor como “invertirlo” y, “waste time” que podríamos encontrarlo en nuestro idioma como “mal gastar el tiempo”. Ante esta última creo que estamos más cercanos, todos en algún momento hemos malgastado el tiempo, pero para la primera lo más llamativo se encuentra en aprender a “invertirlo”. Y mucho más cuando esta expresión en inglés se utiliza para todo aquello que para la persona es de provecho, pero que al final del día en la traducción literal sigue “gastando” su tiempo.

Descartes fue quien dijo “pienso, luego existo” y debemos admitir que para nosotros esto simplemente era otra frase de cajón u otro cliché para decir que debemos pensar antes de hacer las cosas, “racionalizarlas”. Pero esta frase adquiere otro sentido cuando nuestra existencia la ponemos en constante validación a partir del pensarla. Ahora, Orlando Fars Borda dijo que podemos llegar a ser seres “Senti pensantes”, donde nuestro corazón y pasión medie nuestros pensamientos y voluntad, y creo que es ese nuestro objetivo al ser “pensadores” de nuestra vida. Dejar de analizarla desde lo lógico o probabilístico y más desde la esencia, desde aquello que sabemos que puede desestabilizar, pero que en definitiva puede transformar, incomodarnos y sacar lo mejor de nosotros.

Michael Restrepo

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