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Carta de la editora
Cuando creé Carla, en 2015, concebí sus páginas como una especie de punto de encuentro donde la comunidad pudiera crecer alrededor de un pensamiento compartido, un lugar activo que propiciara el intercambio participativo de ideas.
En medio del levantamiento en favor de las vidas de la gente de color, debemos reconocer nuestra responsabilidad para crear un discurso compartido que sea crítico, riguroso, común e inclusivo. En un reciente artículo, la crítica de arte Jessica Lynne pidió “textos que exigieran responsabilidad”¹, señalando que el lenguaje es una oportunidad para un intercambio responsable con el otro, que invita a la retroalimentación, a la adaptación y al debate.
Recientemente, hemos articulado en Carla un conjunto de valores fundamentales, en constante revisión, para que nos sirvan como guía de principios, un mapa de ruta para saber cómo poder mejorar a la hora de activar ese discurso.
Concebimos una crítica del arte que sea lateral y no de arriba hacia abajo y que proponga un amplio rango de opiniones, discursos y pensamiento crítico. Carla valora el pensamiento experimental y audaz y rechaza la idea de que la crítica sea una especie de autoridad concreta, final e inmutable. En cambio, visionamos una crítica del arte que esté en constantemente evolución y que se cuestione a sí misma, permitiendo así que esta pueda expandirse, madurar y cambiar. El análisis crítico debe estar en evolución constante en vez de ser estático y concluyente.
En nuestras páginas, buscamos crear colectividad y usar nuestra plataforma para apoyar un análisis y escritura del arte que promuevan aquello a lo que los escritores Elizabeth Méndez Berry y Chi-hui Yang se han referido como “una ciudadanía comprometida que participa a la hora de crear su propia historia”². Queremos que la historia que contamos sea una que represente significativamente la demografía de nuestra ciudad y no se circunscriba a las conversaciones de arte dominantes. Estamos trabajando activamente para centrar el arte escrito desde (y en artistas con) perspectivas que tradicionalmente han sido dejadas en los márgenes, por ejemplo, la de las escritoras y artistas, los colectivos de color, aquellos pertenecientes a género no binario, transexuales y queer, y reconocer lo imperativo de priorizar su aportación como un objetivo de nuestra publicación.
El mundo del arte, en la misma medida que la infraestructura de nuestro país, ha sido diseñado de manera intencionada para privilegiar a una selecta minoría a través de estructuras racistas patriarcales y capitalistas. Nosotros estamos comprometidos con una política antirracista y con publicar textos críticos que cuestionen las prácticas excluyentes que existen en nuestro campo, a la vez que imaginamos nuevos caminos para avanzar.
Esperamos alimentar estrategias que muevan nuestro discurso más allá de lo teórico, que se dirijan al mundo cotidiano a través de un discurso público y de la organización de esfuerzos colectivos. Carla se compromete a evolucionar de manera continua y autorreflexiva a la vez que a trabajar para servir de mejor manera a la comunidad como un nexo de discurso cultural.
Como un pequeño paso para construir el tipo de plataforma y publicación que imaginamos, estamos encantados de anunciarles que los siguientes números de la revista serán traducidos al español. Estamos muy agradecidos por la oportunidad de seguir evolucionando y expandir nuestra visión inicial de lo que esta revista es y puede ser. Les invitamos a que nos hagan responsables de que estas metas se cumplan y continuemos nuestro diálogo juntos.
Con mi más sincero agradecimiento,
Lindsay Preston Zappas
Fundadora y Editora Jefe
1. Jessica Lynne, “Criticism is Not Static: A black feminist perspective”, In Other Words, 29 de agosto de 2019, https://www. artagencypartners.com/hidden-narratives/.
2. Elizabeth Méndez Berry and Chi-hui Yang, “The Dominance of the White Male Critic”, The New York Times, 5 de julio de 2019, https://www.nytimes.com/2019/07/05/ opinion/we-need-more-critics-of-color.html.