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Presentación

Agustín Acosta, Simeón Bordón, Basiliano Cardozo, Gustavo Lezcano, Roque Rodríguez y Arístides Luciano Vera, dirigentes campesinos, son algunos de los condenados en la causa por el secuestro y muerte de Cecilia Cubas Gusinky. Todos ellos a excepción de Roque Rodríguez pertenecían al Partido Patria Libre, organización a la que la Fiscalía Antisecuestro atribuyó el crimen de Cecilia Cubas.

La acusación en su contra se basa solamente en el testimonio, sumamente controvertido y contradictorio, de un informante policial.

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En noviembre de 2005 la fiscalía solicitó que sean acusados de “Secuestro, homicidio doloso y asociación criminal”, pedido que fue convalidado por el Tribunal de Apelación a pesar de que la fiscalía no había agregado elementos que lo justificaran. Ante esta decisión judicial, enmarcada en una abierta campaña de demonización y persecución política al Partido Patria Libre, declarada inclusive por el entonces presidente de la República Nicanor Duarte Frutos, los seis campesinos solicitaron refugio político en la Argentina.

Una vez allí y en plena gestión de refugio, en mayo de 2006 fueron detenidos en virtud a una orden de detención internacional solicitada por las autoridades judiciales del Paraguay. Dos años y 7 meses después fueron extraditados al Paraguay, donde permanecen detenidos desde entonces en el Penal de Tacumbú.

En Paraguay, el Ministerio Público y el Poder Judicial han sometido a estos campesinos a innumerables arbitrariedades que atentan contra el Estado de Derecho, que muestran el carácter político de la persecución judicial a la que fueron sometidos y evidente ensañamiento. Fueron mantenidos en prisión en base a violaciones al Código Procesal Penal, enjuiciados y condenados sin pruebas en 2012 a 35 años de prisión.

Desde los primeros meses de cárcel, transcurridos en Buenos Aires, los seis campesinos encontraron en las cartas abiertas la mejor manera de acercarse a las organizaciones populares, de relatar su caso y la situación política del Paraguay.

Con el correr de los años mantuvieron la práctica de escribir cartas a diferentes destinatarios: militantes, organizaciones y personalidades.

A más de diez años de su encarcelamiento esas misivas constituyen uno de los mejores testimonios acerca de las circunstancias que vivieron en prisión.

Las compañeras de Conamuri hicieron entonces la propuesta de que las cartas que enviaron en ese período sean publicadas en un libro: es una manera de darles la oportunidad que no tuvieron a lo largo de estos años en Paraguay de que su voz y su mirada sean conocidas por personas que hasta ahora solamente escucharon y leyeron sobre ellos en la crónica policial de los grandes medios, en los cuales su voz estuvo intencionadamente ausente.

En las cartas se ven reflejadas la visión sobre la coyuntura política de diferentes momentos y las peripecias de la causa judicial a la que fueron sometidos, las injusticias que cometió contra ellos el Estado argentino y el ensañamiento del que fueron objeto por parte del Estado paraguayo.

En medio de esas circunstancias asoman los análisis de situación, su identidad campesina, sus convicciones políticas, la brutal realidad del penal en el que conviven junto a más de 4000 internos.

A las cartas escritas por ellos se le han agregado algunas cartas y mensajes que los seis recibieron en prisión, expresiones de solidaridad, peticiones realizadas a las autoridades por su libertad, testimonios sobre visitas que recibieron en la cárcel, algunos artículos que se escribieron sobre el caso.

En conjunto, todo ese material cuenta la historia de una batalla desigual: los seis campesinos junto a las organizaciones que los acompañaron en estos años frente al poder casi absoluto del Estado, el Ministerio Público, la Justicia paraguaya y los sectores políticos que operan a través de ellos, que les han impedido defenderse y los sometieron a todo tipo de arbitrariedades con las que los retienen en prisión.

En esa situación los seis campesinos no han tenido mucho más recurso que las cartas, el diálogo con algunas organizaciones, la discusión política con quienes los visitan. A través de esas herramientas reafirman su carácter de militantes políticos y sus convicciones, que es lo que los mantiene con la dignidad intacta tras años de abusos e injusticia.

Este libro es una ventana que permite mirar muros adentro y encontrar la historia de estos militantes que, demonizados y criminalizados, traen su palabra para contar su historia y reiterar que los abusos por los cuales se los mantiene en prisión no hacen más que reafirmar los motivos que los llevaron al camino de la militancia décadas atrás.