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Colegio El Minuto de Dios, San José del Guaviare
from REVISTA 2016
“Guaviare” evoca imágenes contrastantes, con la sonoridad de aquellas palabras que se regocijan en la abundancia del diptongo: habla de agua, de lluvia, de viaje, de savia, de aguante, de diálogo y de aguaceros. Al decir Guaviare se actualiza la audacia y la paciencia de quienes han vivido en medio del suicidio y la violencia; al decir Guaviare se hace audible también el triunfo del cuidado.
Al interior de estos contrastes, el Guaviare puede entenderse como concepto y como utopía; tras cada uno de estos significados posibles subyace un modo de concebir la relación del ser humano consigo mismo, con los otros y con lo otro, y allí adquiere sentido la presencia del Minuto de Dios en este territorio.
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La historia se ha encargado de crear estereotipos, y “el problema con los estereotipos”, como afirma Chimamanda Adichie (2009), “no es que son falsos, sino que son incompletos”. Esta región ha sido desde siempre un hervidero de actitudes colonizadoras que entronizan la pulsión de “tener”, razón por la cual se cree que las dinámicas sociales están única y exclusivamente mediadas por una postura transaccional carente de ética; esto es lo que conoce el país acerca del Guaviare: cultivos ilícitos, devastación de la selva, presencia de grupos armados organizados al margen de la ley, ausencia o inoperancia de la institucionalidad estatal y su lógica consecuencia de solución de problemas cotidianos por vías de hecho que actualizan ad infinitum los ciclos de violencia. No obstante, acá también hay solidaridad, resiliencia, respeto por la naturaleza, capacidad de diálogo, emprendimiento y, sobre todo, mucha esperanza. Es esta esperanza la que ha abierto las puertas a la Corporación Educativa Minuto de Dios, en medio de la complejidad que hace del Guaviare una tierra fértil para que la educación a la luz del Evangelio impregne de amor y cuidado por el otro las relaciones entre las personas; para que el desarrollo humano integral permita un paulatino cambio de paradigmas en la concepción de la calidad de vida, y para que el compromiso social sea el principal motor de todas las acciones que se emprendan.
Por estas simples transformaciones que se han comenzado a experimentar, ante la pregunta ¿qué hacemos por construir Paz?, se puede responder con prudencia y humildad que, el simple hecho de que haya llegado un colegio de El Minuto de Dios al Guaviare, ha cambiado modos de ser y de proceder de las personas, comenzando por los estudiantes, padres de familia y docentes. Ese ideal de sociedad que estimuló el incansable trabajo del Siervo de Dios Rafael García-Herreros se está cimentando en una comunidad educativa llena de esperanza y de corazón.
Jorge Humberto Correa Díaz Rector Colegio El Minuto de Dios San José del Guaviare