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Editorial
from REVISTA 2016
Este año de 2016 ha sido un tiempo dedicado a pensar en la misericordia, en el perdón y en la protección que Dios nos ofrece.
Ha sido una invitación del Papa Francisco, dirigida a toda la Iglesia, para que nos dejemos perdonar por Dios, le supliquemos perdone nuestras culpas y aprendamos a comportarnos misericordiosamente con nuestro prójimo o, como dijo Jesús, a ser misericordiosos como lo es el Padre que está en los cielos.
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Esa propuesta del Papa puede tener un eco especial en los colegios que orienta El Minuto de Dios. ¡Qué bello sería que nuestros estudiantes aprendiesen a ser misericordiosos con los demás!
¿Cómo podrían nuestros jóvenes aprender a ser misericordiosos? Se me ocurren algunas posibles líneas de acción:
1. Cada uno de nuestros alumnos, profesores y directivos debe implorar la misericordia divina. Todos necesitamos ser cubiertos por el amor de Dios, que borra nuestros pecados; todos podemos decir: “Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación”.
2. Todos debemos perdonar a los demás, aun si pensamos que la ofensa recibida es grave. En Colombia debemos aprender a perdonar, arrancando de nuestro corazón los recuerdos de las afrentas recibidas, desechando los deseos de venganza e impidiendo que las heridas morales que nos han hecho sigan sangrando siempre, sin que nunca se logren cicatrizar.
3. Todos podemos servir con amor a los demás, y especialmente a los pobres. El evangelio nos invita a dar de comer a quienes tienen hambre, a visitar a los enfermos y encarcelados, proporcionar vestido y vivienda a quienes carecen de esos bienes y brindar ayuda a los necesitados.
Eso en el plano material; pero también enseñando a los analfabetas y a quienes no han podido estudiar, consolando a los que sufren y mostrándonos solidarios con quienes buscan calmar sus dolencias y sus angustias.
Si nuestros estudiantes descubriesen el valor de la solidaridad, si aprendiesen a ser misericordiosos y a servir generosamente a los pobres, si se convirtiesen en constructores de un país más fraternal y justo, El Minuto de Dios le estaría haciendo a la Patria un aporte muy importante, y estaría cumpliendo a cabalidad su misión en Colombia.
Ojalá, familia educativa de El Minuto de Dios, esa invitación a la misericordia reciba una respuesta positiva de todos ustedes; ojalá nuestros colegios sean escuelas de perdón, de misericordia, de paz y de compromiso social.
Si durante el 2016 escuchamos hablar de la misericordia y nuestro corazón estuvo dispuesto a recibir la semilla de la Palabra de Dios, sería normal que los próximos años fuesen tiempo de flores, de frutos y de cosecha abundante.