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Atrapada en la ciudad de la niebla

Redactado por: Yeneris Pineda Castillo Estudiante del programa

EN LA ACADEMIA

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En este momento, la humanidad entera se enfrenta ante una pandemia. El Covid-19 apareció por primera vez el 31 diciembre en Wuhan, China, en un mercado de mariscos, según expertos, es proveniente de murciélagos. Este virus trasformó nuestro estilo de vida. En Colombia la cuarentena empezó el 25 de marzo, se suspendieron las clases, muchos trabajos dejaron de funcionar o tuvieron que reivindicarse virtualmente. Se decretó la cuarentena obligatoria, que muchas personas no pueden cumplir porque sobreviven del diario, de negocios informales. En mi caso, yo he podido efectuar la cuarentena, pero me encuentro atrapada en la ciudad de la niebla.

A las 5 p.m., el cielo comienza a tornarse blanco y la neblina comienza a descender, todo se vuelve borroso. Por la ventana del edificio en donde vivo, puedo ver pasar las siluetas negras de personas, pisando las nubes con grandes botas, chaquetas, guantes y tapabocas, a mi alrededor puedo oír un sonido que alude a soledad, suspiro y exclamo: “¡Qué errante melancolía la que me provoca esta tarde fría en la cual me encuentro sin sus compañías padres!”.

Me alejé de mi ciudad natal Valledupar para vivir en Pamplona y realizar mi sueño de estudiar Comunicación Social, despidiéndome de un clima caluroso, de una cultura muy extrovertida y musical y del río Guatapurí. De estos 4 semestres que llevo estudiando la carrera, me ha gustado poder tener la experiencia de ir a la Universidad, estar en un salón con mis compañeros escuchando la explicación de la clase de un profesor, luego de la clase tener un receso para hablar con los amigos e ir por algo de comer. Considero que la convivencia con otras personas de manera presencial y el compartir experiencias, hacen de la academia, una de las etapas más lindas de la vida de los estudiantes.

Por el Covid-19, las clases están siendo virtuales y no he podido viajar para no exponerme ni exponer a mi familia en Valledupar al virus. El modelo de enseñanza virtual ha funcionado en cuanto a que se ha podido realizar la mayoría de las actividades estipuladas, sin embargo, es un poco complejo no contar con ese contacto personal y adquirir el conocimiento por medio de equipos tecnológicos, opino que una de las razones por las que algunos estudiantes han perdido el interés en sus clases, en algún momento de esta cuarentena, es por cómo se recibe la información.

Estar todo el día en un computador o en el celular, cansa, da dolores de cabeza, irrita los ojos y da fatiga visual. Un día, me levanté con un dolor de cabeza insoportable, luego de haber pasado todo el día anterior en clases, cuando me fui a conectar a una clase, solo ver la luz del computador, me dio mareos, así que apagué el computador y me acosté en la cama hasta que pude sentirme mejor.

Otro día, experimenté ansiedad de tantos trabajos que tenía por hacer, entiendo que este modelo es nuevo tanto para estudiantes como para profesores, pero algunos deberían entender que esta situación es difícil de sobrellevar y todos la afrontamos de maneras distintas. Pero otros docentes, han manejado flexibilidad académica y han podido demostrar su parte más humana con nosotros los estudiantes, interesándose por nuestra salud mental, dándonos consejos y demás.

Deseo acostarme a dormir y levantarme al otro día con la noticia de que se ha acabado la pandemia y podemos volver a la vida normal. Quiero volver a la Universidad, ver en persona a mis docentes y compañeros. Añoro poder volver a viajar con confianza a Valledupar, abrazar a mis padres ya que, en estos tiempos de pandemia, su ausencia ha perforado mi alma. Tengo la ilusión de que esto pronto será solo un recuerdo.