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Humor circense

XI feSTIVAL iNTERNACIONAL DE MAGIA

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Como en años anteriores en el Circo Price, tuvimos ocasión de presenciar la actuación de los artistas presentes en la Gala Internacional de Magia de Escena, programada y dirigida por el gran Jorge Blass.

El hecho de la pandemia existente ha condicionado la no presencia de algunos artistas internacionales, cuya ausencia ha estado bien compensada por compatriotas nuestros.

Tras unas palabras de Jorge Blass presentando el evento, invitó al Sr. Alcalde de Madrid a subir al escenario para entregar el premio al ganador del Concurso de Nuevos Talentos, que recayó en Davide Dinarsini. Tras este acto se entregó, virtualmente, al gran David Copperfield el diploma de Madrid Ciudad Mágica, por sus actuaciones en la capital.

El narrador y conductor del espectáculo es Juan Herrera, ilustrando un viejo empresario que ha perdido las ilusiones artísticas. Da paso al primer actuante, el español Mago Martin, que realiza un trabajo con grandes aparatos, intercalándolos con ratos de humor y finalizando con un “traslado” hasta las gradas del circo. En conexión con internet, el gran cartomago español Dani Daortiz ejecuta varios juegos que a pesar de la facilidad con que los realiza, parece imposible que puedan ocurrir. No muy buena la transmisión.

Actuación circense, y muy buena, la de Diego & Elen los cuales simultánean acrobacias en las cintas aéreas con momentos de “quick change”. Muy espectaculares.

Número innovador el presentado por el surcoreano Han Man No, con cambios de vestuario según fotos y catálogos de prendas de estilo que desconciertan al público por su habilidad y “supuesta” sencillez.

En los distintos intervalos, Jorge Blass actúa entre el público con juegos de magia de cerca y, luego, en el escenario una variante de cartomagia con hologramas de populares artistas pop, que una deficiente explicación hace que no se entienda completamente.

El artista que finaliza la gala, Andrew Basso, italiano, recrea uno de los números más conocidos y peligroso del gran Houdini. Se trata de la “Evasión del tanque de agua”, en la cual, con las manos esposadas y los pies sujetos a la tapa del tanque, es introducido boca abajo en un recipiente lleno de agua cerrado con candados. Mediante un simple alambre, que reconoce llevar, consigue liberarse en un tiempo de poco