“Los Reyes Magos.”
Luis Rodríguez Vila. 2º EPO.
Había una vez tres Reyes Magos que vieron una estrella gigante que se movía.
Los Reyes Magos se encontraron por el camino y como la estrella desapareció, decidieron para en el castillo de Herodes. Le dijeron que había nacido el Salvador y que lo estaban buscando. Luego se fueron del castillo y la estrella lucía mucho más.
Buscaron. Les llevó mucho tiempo. Encontraron al salvador, el Niño Jesús, en un pesebre. Le llevaban oro, incienso y mirra. FIN
“Lunes 23 de diciembre.”
Pedro López-Perea Quiroga. 5º EPO.
El lunes 23 de diciembre fue un día muy especial porque vinieron mis hermanos de Madrid. Me fui a la cama súper cansado y contento porque al día siguiente será Nochebuena.
Cuando me desperté estaba en un sitio rarísimo. Había dos personas que estaban pidiendo dormir en casas, pero no les dejaban. Fui a preguntarles por qué querían dormir en casas de los demás y me dijeron que María estaba embarazada. Yo les conté que la noche anterior me había ido a la cama y que, al despertarme, había aparecido allí.
Después de mucho tiempo buscando, encontramos una casa con una cuna llena de paja. Me dijeron que, como llevaban mucho tiempo buscando, eso les parecía bien, que al fin habían encontrado casa.
María era la mujer de José. Cuando María iba a dar a luz, aparté la mirada de ella. Al abrir los ojos de nuevo, vi un precioso niño en la cuna.
Me dijeron que cada año pasaba lo mismo… luego me dormí en un montón de sacos de paja y, cuando me desperté, estaba de nuevo en mi casa. Bajé al salón y había una carta que ponía mi nombre. La leí. Era María diciéndome: ¡Gracias!
FIN
Antón Iglesias Soto. 1º ESO
“El porqué de los 12 días de retraso de los sabios de oriente.”
Pedro Juncosa García. 3 º ESO
Allí estaba Jerusalén, la gran ciudad del pueblo de Israel, con su templo, su muralla… Y allí, justo allí, es adonde no debía ir.
¡Se había perdido! Ella, la estrella, era la que debía guiar a los que quisieran ir, y hacía días que la seguían tres hombres, con exóticas cabalgaduras, cargados de cofres. Aquel ser alado la había elegido a ella para la misión, anunciar el camino para los adoradores del rey que habría de nacer. Le había indicado el camino, explicándole que si pasaba por Galilea y llegaba a Belén, lo habría logrado pero, si llegaba a Jerusalén, se habría perdido, y eso había sucedido.
Los tres hombres la habían empezado a seguir antes incluso de llegar a Israel, hacia el Este de aquel país. Habían pasado por un desfiladero y ella había salvado a aquellos hombres, guiándolos por aquel camino en vez de por el principal, que estaba plagado de soldados buscando al niño que habría de ser rey. Pero ahora ella los había metido en un lío al llevarlos al castillo del ‘’rey’’ Herodes.
Los tres hombres, que no sabían dónde estaban, creyeron que habían llegado, porque en aquella ciudad, vivía un rey que gobernaba dicha región. Fueron a presentar sus respetos, y lo estaban haciendo cuando, por la ventana, vieron a la gran estrella partir. La siguieron otros siete días, hasta llegar a una ciudad ¡por la que ya habían pasado! Creyeron que la estrella se había vuelto loca. Mientras tanto, la estrella estaba muy aliviada ya que había enmendado su error. Aceleró el ritmo porque llevaban ocho días de retraso. Cogió atajos, cruzó ríos y lagos y pasaron por pueblos y ciudades.
Los tres hombres, a pesar de la primera impresión, siguieron a la estrella por todos lados y, a la vez que se acercaban, la estrella brillaba más intensa y, los caminos estaban cada vez más transitados. No lo entendieron hasta que les retuvo en el puente de un río una compañía de soldados romanos, preguntándoles si se iban a empadronar a Belén, como hacían el resto de las personas, o si, por el contrario, se habían ido a empadronar a otra ciudad y volvían a su ciudad. Ellos, precavidos, les explicaron que no iban por ninguna de las razones, sino por negocios. Les escoltaron hasta Belén, donde la estrella desapareció entre los edificios.
Después de agradecer la escolta, siguieron a la estrella hasta un bosquecillo. La estrella había proyectado su luz donde se guardaba el rebaño pero, allí, entre los pastorcillos arrodillados, se distinguía una cuna con un pequeño. La estrella, ya satisfecha, a pesar de llegar con doce días de retraso, se recostó en el tejado a descansar.
“La Noche de Navidad.”
Álvaro
de Torres Ferreiro. 1º ESO
Érase una vez unos niños que iban de viaje a Belén cuando se toparon con una pareja en medio del trayecto. Esa pareja estaba embarazada y a punto de dar a luz. Se llamaban José y María, y también se dirigían a Belén. La familia se ofreció a ayudarles con una mula que llevaban para carga, y José la aceptó inmediatamente. Así, los seis se encaminaron juntos hacia Belén.
Mientras tanto, tres señores llamados Melchor, Gaspar y Baltasar, que predecían el futuro, sabían que el Señor iba a nacer, hijo de María. Había un problema: los tres señores solo tenían tres camellos y no podían llegar a tiempo al nacimiento. Fue entonces cuando apareció un señor muy mayor llamado San Nicolás, conocido como Papá Noel. También sabía del nacimiento de Jesús y les dijo que tenía un trineo mágico. Papá Noel les ofreció llevarlos, aunque necesitaba su ayuda para cargar el trineo con grandes y fuertes camellos, junto con los renos que ya tenía. Esa misma tarde, ya estaban partiendo hacia su destino, Belén.
La familia llegó finalmente a Belén junto con José y María. Estos dos querían ir al campo para construir un pequeño portal. La familia les regaló la mula con unos sacos de alimentos. José y María lo aceptaron agradecidos y se despidieron. Jaime y Luis, los dos niños de aquella familia, tenían un presentimiento: algo grande iba a pasar. Por eso, decidieron ir hacia el portal para ver qué sucedía a escondidas.
Los Reyes Magos y Papá Noel ya estaban cerca de Belén. Los Reyes le contaron a Papá Noel que llevaban grandes ofrendas: oro, incienso y mirra. Papá Noel le dio una cruz que tenía en su trineo. Esa cruz tenía el poder de protegerlo.
Cuando llegaron, el portal estaba construido y el niño acababa de nacer. Los Reyes entregaron sus regalos junto con Papá Noel. Jaime y Luis, al ver esto, se convirtieron en ángeles para proteger al recién nacido, llamados "ángeles de la guarda".
Esa noche, todos los niños se acercaron al portal junto con sus padres y organizaron un gran festín para celebrar. Sin embargo, lo más importante no fueron los regalos ni los adornos, sino disfrutar de la compañía de sus seres queridos.
FIN
“La
historia de Papá Noel.”
Jaime
Mora Coria. 1º ESO
Érase una vez un chico llamado Noel. Para Noel la única motivación que tenía era hacer feliz a la gente, sobre todo a los más necesitados. Él le regalaba de todo, todos los días, a todas las personas.
Un día, comprando el pan se le ocurrió que en vez de dar algo todos los días, por qué no dar cosas un día que naciera el niño más feliz, cariñoso, bondadoso, paciente y agradecido del mundo.
Noel sabía que sería una misión complicada, porque pocas personas son así y también porque sería complicado ver en un niño recién nacido todas esas cualidades.
Pasaban los días y Noel seguía buscando y buscando, pero nada, Noel cada día iba perdiendo la esperanza.
Un día, caminando por la calle, se cruzó a tres señores, y cada uno de ellos llevaba una caja. Noel les preguntó que a donde iban tan apurados. Ellos le respondieron diciendo que iban a ver a un niño que iba a nacer con las cualidades que Noel buscaba. Noel les preguntó si podía acompañarles y claro que ellos accedieron, se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar, se hacían llamar los Reyes Magos.
Cuando llegaron a ver al bebé era la noche del 24 de diciembre, Noel le pidió a los padres del niño si lo podía coger, al cogerlo, notó que era el niño perfecto y le salió una sonrisa de oreja a oreja. Los tres Reyes Magos se rieron y le pusieron el mote de Papá Noel.
Noel decidió dar regalos la noche del 24 de diciembre y que a partir de ahora se haría llamar por todos Papá Noel.
