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La semana santa: Fe y Emoción Begoña y Sonsoles Ponti Aguirre

La semana santa: Fe y Emoción

Begoña Ponti Aguirre y Sonsoles Ponti Aguirre

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Agrupación de San Juan Evangelista - Cofradía Marraja

La semana santa de Cartagena, 10 días, 12 procesiones, cuatro Cofradías, nazarenos, 46 agrupaciones, la Iglesia de Santa María de Gracia, el piquete, la música.. y numerosos sentimientos que la constituyen. Ésta la cual, sale a la calle desde 1663 e inunda los rincones de la ciudad con luces y esperanza.

La Semana Santa es una manifestación de espiritualidad que forma parte de nuestro legado cultural y religioso. Es una corta rutina de diez días que a todos nos estremece y nos llena de Fe y que dedicamos a la oración y reflexión del triduo pascual, los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

Cuando eres pequeño la Semana Santa se vive con emoción y entusiasmo, sin embargo, cuando creces y empiezas a entenderla, todo se magnifica. Te das cuenta de lo asombrosas que son las imágenes y lo que impactan, la formalidad y gran presencia de los tercios, el significado de cada trono y la enorme manifestación pública de fe que integra.

La Semana Santa es un sentimiento tan profundo como el aMoR. No puedes evitar emocionarte ese momento único en el que Jesús y la Virgen se encuentran arropados por San Juan y rodeados de cientos de personas que los adoran; que se te erice la piel con cada una de la salves cantadas sintiéndote tan humilde y pequeño ante nuestra amada Madre, la Virgen María. Es todo un conjunto de emociones que te hacen ver como la propia fe va adoptando forma.

Todo un año de espera para volver a encontrar la oportunidad de ser penitente y observar a San Juan salir a la calle. Es un sentimiento tan grande que se convierte en algo difícil de explicar. Él, apóstol predilecto encargado de cuidar a la Virgen María y que acompañó a Jesús en todo momento. Este período nos recuerda todo lo que hizo nuestro referente, San Juan, y como vivió su fe, invitándonos a seguir sus pasos y a recordar lo grande que es el amor de Dios. Y es cuanto menos admirable el reboso de fe que muestra la cara de San Juan mientras que María Magdalena y la Virgen se encuentran desconsoladas y totalmente entristecidas por la muerte de Jesucristo en la imagen del Santo Amor de San Juan en la Soledad de la Virgen.

Y cuando eres procesionista, la Semana Santa se convierte en tu droga, es el motor que te hace revivir cada año lo inmensa que es la gracia de Dios y que necesitas para reencontrarte con él y seguir apreciando tu fe. La emoción que sientes cuando con 14 años te citan para la Junta de Formación de Tercio en la que los primeros nervios inundan tu ser; que pronuncien tu nombre y acudir a los ensayos sintiendo todavía ese hormigueo dentro de ti. Llega el día, la ropa está colgada y empiezas a agobiarte por el miedo al mareo, porque tu deseo más grande es seguir al Santo por las preciosas calles de Cartagena con la cara tapada. Solos tú y tu fe cristiana. Un momento en el que eres más tú que nunca, sin maquillajes, sin apariencias. Solo importa tu alma y nada más.

La concentración con tus hermanas Sanjuanistas se hace eterna y mientras esperas, los nervios incrementan.

De pronto, escuchas por la megafonía: “Tercio del Santo Amor de San Juan entren a callejón de Bretau”. Te sientes vulnerable, y quieres hacerlo lo mejor posible y disfrutar, porque sabes que representas a algo mucho más grande que tú.

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Y ya una vez dentro de la Iglesia de Santa María está el Tercio formado, el olor a incienso, toda la gente de Comisión de Iglesia trabajando de un lado para otro ultimando detalles.

Te dan tu hachote y llega un nuevo aviso: “Tambores del Santo Amor de San Juan comiencen a tocar”, se te eriza la piel y te invade la emoción mientras estás sufriendo porque no te han recolocado la capa.

Y casi sin darte cuenta ya estás en la calle, nerviosa al principio, orgullosa y disfrutando. Sólo de escribirlo y recordarlo ya siento cómo se me acelera el corazón.

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