20 minute read

El Gran Reto.

La última reforma de las pensiones abre una gran oportunidad para el sector asegurador

El fenómeno de la longevidad: desafíos y oportunidades para el sector de la mediación

La longevidad, que consiste en alcanzar una edad muy avanzada, es un fenómeno que afecta a toda la sociedad. Se trata de una característica nunca antes experimentada por la humanidad, puesto que la esperanza de vida no cambió sustancialmente durante los siglos anteriores al siglo XX. El notable aumento de la esperanza de vida que ya se está produciendo afecta a todo lo que nos rodea y anuncia cambios importantes en la sociedad. Obliga a redefinir objetivos y políticas para etapas de la vida que hasta ahora no eran ni cuantitativas ni cualitativamente importantes, y no solo a la denominada "tercera y cuarta edad". El gran reto que actualmente, en mayor o menor medida, tienen los gobiernos de todos los países con un estado del bienestar bien arraigado, entre los que, naturalmente está España, es el de encontrar fórmulas que permitan mantener la sostenibilidad financiera de sus sistemas de previsión social sin poner en peligro su sostenibilidad social, garantizado la suficiencia de las pensiones.

Los sistemas de pensiones se desarrollaron en Europa a partir de la segunda mitad del siglo XIX y principios de siglo XX. En la mayoría de países de la Europa Continental se adoptó el denominado modelo de Bismarck, concebido como un sistema de protección obligatoria financiado a través de las contribuciones tanto del empleado como del empleador. En el norte de Europa y en los países anglosajones se desarrolló el denominado modelo de Beveridge, basado en el reconocimiento universal de un mínimo vital financiado a cargo de los presupuestos generales.

En 1977, el Instituto de la Seguridad Social de la Universidad Católica de Lovaina, organizó los “Coloquios de Setiembre” que concluyeron con la determinación de lo que se ha dado a conocer como “Código de Lovaina” que dibujó la arquitectura del modelo de la previsión social en Europa, definida por la existencia de tres pilares: el primer pilar constituido por la Seguridad Social pública, el segundo por la previsión social complementaria de empleo y el tercero conformado por los instrumentos individuales. Sus conclusiones fueron posteriormente adoptadas como referencia en el Libro Verde de la Comisión Europea sobre pensiones de complementarias.

Así pues, a pesar de que la base estructural de los actuales sistemas de pensiones públicas se encuentra en los dos modelos anteriormente citados (Bismark y Beveridge), en la actualidad, a partir del “Código de Lovaina”, todos los países europeos tienen un sistema de pensiones que está integrado por un sistema público, administrado por el propio estado, y los sistemas privados gestionados por entidades financieras o aseguradoras de carácter privado que constituyen el segundo y el tercer pilar. A este modelo, adoptado por Europa como su modelo de previsión social, se le conoce como el sistema de los tres pilares:

•Primer pilar: constituye el sistema público de pensiones. Puede ser de carácter contributivo, no contributivo o ambos a la vez.

•Segundo pilar: está formado por los regímenes privados que se desarrollan en el ámbito de la empresa. Se configuran como sistemas de capitalización que se financian principalmente con las aportaciones periódicas de los empleadores.

•Tercer pilar: corresponde a la decisión individual y voluntaria de las personas de destinar parte de su renta libre al ahorro.

Uno de los grandes retos a los que se van a tener que enfrentar las sociedades desarrolladas en general y las europeas en particular es al envejecimiento de su población, debido a la continua caída de la natalidad y al aumento sostenido de su esperanza de vida. Si a esta evolución demográfica se le añaden otros factores de naturaleza económica como pueden ser el impacto de las sucesivas crisis económica, financieras y, en la actualidad, de suministros; así como las elevadas tasas de desempleo, precariedad contractual y la devaluación salarial, resulta razonable el interés por el presente y futuro de los actuales sistemas de pensiones.

1-SITUACIÓN DEL FENÓMENO DE LA LONGEVIDAD EN ESPAÑA

Según los datos del primer Barómetro Socioeconómico de la Longevidad en Europa, en España se gana un año adicional de esperanza de vida cada cuatro años en los hombres y uno cada cinco en las mujeres.

La esperanza de vida al nacer es, sin duda alguna, el indicador de longevidad más conocido, y puede definirse como el número esperado de años de vida que tiene una persona recién nacida. También puede calcularse la esperanza de vida a cualquier otra edad alcanzada, en este caso, nos indica el número esperado de años de vida que le quedan a la persona sabiendo que ya ha vivido una serie de años.

No obstante, este no es el único indicador que en el Barómetro se calcula, ya que existen multitud de indicadores que miden diferentes magnitudes del fenómeno de la longevidad. La esperanza de vida y la edad modal están clasificados como indicadores centrales de longevidad, la desviación estándar condicionada es un indicador de concentración, la edad de preparación para la vida se considera un indicador “mapping” y el coeficiente de Gini se sitúa dentro del grupo de otros indicadores. Aunque la probabilidad de llegar vivo no se encuentra en esta clasificación, también es un indicador de los más utilizados por su facilidad de comprensión. A continuación, definimos brevemente cada uno de estos otros indicadores.

•Probabilidad de llegar vivo a una edad. Este indicador nos recoge la probabilidad (en %) de que una persona recién nacida llegue viva a cada una de las edades indicadas. Se simboliza por P65, P70 y P75 las correspondientes a los 65, 70 y 75 años de edad.

•Edad modal. La edad modal puede definirse como aquella edad donde se produce un número más alto de fallecimientos. Lo más usual es que existan dos modas principales, una al nacer (0 años) y otra en la edad adulta. La edad modal de fallecimiento entre adultos se simboliza por M.

•Coeficiente de Gini. El Coeficiente de Gini (G) es una medida de la desigualdad entre los individuos en la esperanza de vida y resume en un único valor la curva de mortalidad de Lorenz. Toma valores entre cero y 1; correspondiendo el cero a una distribución igualitaria de los años de vida mientras que el 1 se produce en el extremo cuando todos los individuos fallecen a la primera edad, excepto uno de ellos que fallece a la edad máxima, concentrando por lo tanto todos los años de vida. Se simboliza por G0 el coeficiente de mortalidad de Gini al nacer y por G65, G70 y G75 los correspondientes a las edades de 65, 70 y 75 años.

•Desviación estándar condicionada. La desviación estándar condicionada, como medida de dispersión, permitirá ver si la esperanza de vida es muy representativa (en el extremo todos sobreviven exactamente lo que indica la esperanza) o poco (las diferencias respecto de la esperanza son muy elevadas) de la población en la que se calcula. Se simboliza por s0, s65, s70 y s75 a la desviación estándar condicionada a las edades de 0, 65, 70 y 75 años.

•Preparación para la vida. Fue introducida por la Society of Actuaries para analizar la longevidad más allá de los escenarios promedios proporcionados por la esperanza de vida (al nacer o a los 65 años). En este estudio se calcula la edad de preparación para la vida a estas dos edades: al nacer y al 50%, simbolizada por PV0-50 y a los 65 años y 25%, que se simboliza por PV65-25. E0-50 nos indica que el 50% de los recién nacidos alcanzará los PV0-50 años de edad y PV65-25 nos indica que el 75% de los que están vivos a los 65 años alcanzarán los PV6525 años de edad.

En la tabla siguiente se recoge el valor de estos indicadores para la población española entre 1990 y 2020, distinguiendo por género.

Tabla1. Indicadores de longevidad de la población española.

Fuente. Barómetro socioeconómico de la longevidad en EuropaFuente.

En general, España está a la cabeza de Europa en prácticamente todos los indicadores de longevidad, y ello también se pone de manifiesto en la evolución que ha experimentado nuestra pirámide de población.

Gráfico 1. Pirámide poblacional. 2016-2066

Fuente. Elaboración propia a partir de datos del INE

En el gráfico anterior se representan las pirámides de la población española (a la izquierda los hombres y a la derecha las mujeres) de 2016 y las proyecciones transcurridos periodos de 10 años hasta 2066. En ellas se observan varias cuestiones de interés: por un lado, la desaparición progresiva del fenómeno de inversión de la pirámide (debido a la generación del baby boom) y la rectangularización de la misma, y por otro el incremento de la altura de la pirámide, conforme predecimos el futuro más lejano. Esto refleja el incremento de lalongevidad del que anteriormente hemos dado debida cuenta. Por último, también se observa como ambos lados de las pirámides (el izquierdo, correspondiente con la población masculina, y el derecho, que representa a la población femenina) van convergiendo hacia una simetría mayor. Si una pirámide poblacional es simétrica, representa que el comportamiento de la mortalidad entre hombre y mujeres es el mismo, por lo tanto, el hecho de que la pirámide de población española tienda a alcanzar progresivamente esta simetría, incluso cuando nos aproximamos al vértice superior, indica que la longevidad de los varones va a mejorar a mayor ritmo que el de la población femenina, hasta, quizás, llegar a igualarla. Estos hechos, que de por sí mismos son muy buena noticia, nos obligan a replantearnos, como individuos y como sociedad, toda una serie de conductas y mecanismos que, hasta la fecha, considerábamos perpetuos. Entre ellos hay que destacar los que tienen que ver con cómo nos financiamos a partir de la jubilación.

2-LOS RETOS A LOS QUE, COMO SOCIEDAD Y COMO INDIVIDUOS, DEBEMOS HACER FRENTE

El esquema actual que como sociedad aceptamos es que al inicio de nuestra vida nos formamos para, a continuación, incorporarnos en el mercado laboral hasta que nos llega la edad de jubilación. Durante el periodo de actividad, en el que generamos ingresos, además de sufragar los gastos corrientes (vivienda, alimentación, cultura, ocio…) ahorramos para nuestra etapa de jubilados a dos niveles: a nivel de sociedad (las cotizaciones a la Seguridad Social) que, a pesar de que no van destinadas a nuestras propias pensiones, ya que financian las prestaciones de los que están jubilados mientras nosotros trabajamos, forman parte del compromiso intergeneracional en el que se basa nuestro sistema de reparto de pensiones públicas, y a nivel individual, en productos financieros o mediante la inversión en activos, principalmente en activos inmobiliarios en el caso español.

2.1 COMO SOCIEDAD

Los retos que debemos afrontar como sociedad se centran, principalmente en los pilares 1 y 2 de nuestro modelo de previsión social, ya que el tercero se fundamenta en la decisión individual de planificar un ahorro finalista para la etapa en la que dejamos de ser generadores activos de nuestros recursos económicos. En todo caso, como sociedad, lo único que podemos hacer es concienciar al conjunto de la población de que esta decisión individual es necesaria, para lo cual es imprescindible llevar a cabo campañas de divulgación tanto del modelo de previsión social europeo del que nos hemos dotado (haciendo énfasis en la existencia de tres pilares y del papel que juega cada uno de ellos) y reorientando las campañas de educación financiera hacia un estadio previo al actual, para que se conviertan en un instrumento eficaz para la concienciación y promoción de la cultura del ahorro.

En el primer pilar, el principal reto es el de mantener la robustez dels sistema público de pensiones, sin poner en jaque su sostenibilidad financiera, que permita atender los compromisos intergeneracionales en los que se basa, pero teniendo en cuenta que, durante los próximos 30 o 40 años, cada vez va a ser más numerosos (debido a la jubilación de los boomers) y durante más tiempo, consecuencia del incremento de la longevidad.

Gráfico 2. Evolución de la población mayor de 65 años en España. 2016-2066.

Fuente. Elaboración propia a partir de datos del INE

En este sentido, la última reforma del sistema de pensiones llevada a cabo por el ministro Escrivá, ya ha acometido algunas medidas que abarcan de manera simultánea a sus tres pilares mediante el desarrollo legislativo de algunas de las recomendaciones del último informe de evaluación y reforma del Pacto de Toledo, por el pleno del Congreso delos Diputados, el día 10 de noviembre de 2020.

Respecto a la reforma del primer pilar, la del sistema público de pensiones, ya se han acometido todas las reformas planteadas: el primer bloque de reformas en 2021 (revalorización de las pensiones según el IPC, derogación del factor de sostenibilidad y su sustitución por el mecanismo de equidad intergeneracional, culminando la separación de las fuentes de financiación, incrementando la aportación de los PGE al sistema y revisando el modelo de jubilación anticipada, entre otras) y en 2022 el segundo bloque de medidas, más polémico que el anterior, que versa, principalmente, sobre el destope de la base máxima de cotización y, paralelamente, de la pensión máxima del sistema; así como la revisión del periodo de cómputo para el cálculo de la pensión de jubilación, cuyos efectos sobre las prestaciones futuras dependerá de los efectos en el historial laboral de las nuevas carreras profesionales.

En resumen, y por lo que se refiere al pilar público, las medidas pretenden asegurar la sostenibilidad financiera del sistema en el corto, medio y largo plazo, mantener el poder adquisitivo de las pensiones, preservando su adecuación y suficiencia en la protección frente a la pobreza, y garantizando la equidad intergeneracional.

Respecto a las medidas orientadas a ampliar el número de trabajadores con coberturas del segundo pilar, el centrado en la empresa, en España hay mucho trabajo por hacer. Según se puede observar en Tabla 2, sólo 15.065 empresas de las 1.332.390 existentes tienen plan de pensiones de empleo (a partir de ahora, PPE), es decir, el 1,13%. En su conjunto estos PPE dan cobertura al 13,61% de los trabajadores.

Tabla 2. Número de empresas y trabajadores con plan de pensiones de empleo. 2021.

Fuente: Elaboración propia a partir [1] y datos cedidos por la DGSFP

Si distinguimos entre pymes y grandes empresas los datos son aún más alarmantes, o esperanzadores, si tenemos en cuenta el potencial de desarrollo, ya que indican que queda mucho camino por recorrer.

Gráfico 3. Distribución de número de trabajadores con plan de pensiones de empleo. 2021.

Fuente: Elaboración propia a partir [1] y datos cedidos por la DGSFP

Gráfico 4. Distribución de número de empresas promotoras de un plan de pensiones de empleo. 2021.

Fuente: Elaboración propia a partir [1] y datos cedidos por la DGSFP.

Retomando la última reforma de las pensiones, con la recién aprobada Ley 12/2022, de regulación para el impulso de los planes de pensiones de empleo, y su reglamento, que sin duda alguna y hasta la fecha es la iniciativa legislativa más ambiciosa y desacomplejada de un gobierno español desde la exteriorización obligatoria de los compromisos por pensiones y que tiene por objetivo promocionar el desarrollo de la previsión social complementaria en el ámbito de la empresa, aún no podemos someterla a valoración, ya que estamos en fase incipiente de desarrollo y concreción. El gobierno ha puesto sobre la mesa la ambiciosa pretensión de llegar a los 10.000.000 de trabajadores dentro de los sistemas de previsión social complementaria en sus propuestas de los nuevos planes de empleo simplificados (actualmente son poco más de 2.000.000 de trabajadores que son partícipes de un plan de pensiones de empleo), pero esto dependerá de una cuestión: que el dialogo social tenga éxito y se traslade sus resultados a los acuerdos de negociación colectiva de carácter sectorial. De tal manera que la consecución de ese ambicioso objetivo pasará por voluntad de empresas y trabajadores de llevar esto al contenido de los convenios colectivos.

2.2 COMO INDIVIDUOS

El principal reto que tenemos a nivel individual es el de tomar consciencia que una de las tres piezas que configuran nuestro modelo de previsión social depende única y exclusivamente de nuestra decisión individual de ahorrar para la jubilación.

Según los datos de la última Encuesta Financiera de las Familias, realizada por el Banco de España, el 75% de las familias españolas tiene una vivienda en propiedad y si nos centramos en el colectivo de personas de 65 o más años de edad, este porcentaje se eleva al 90%.

En el siguiente gráfico se puede observar que los activos financieros de las familias españolas sólo representan un 20% de su riqueza.

Gráfico 5. Evolución de la composición del ahorro en España. 2008-2020.

Fuente. Elaboración propia a partir de datos del INE

Si analizamos la composición de estos activos reales, observamos, como no puede ser de otra manera, que la mayor parte de los mismos se concentra en la tenencia de viviendas.

Gráfico 6. Distribución del valor de los activos reales por tipo de activo. 2008-2020.

Fuente. Elaboración propia a partir de datos del INE

Reconducir el ahorro incrementando la diversificación y dando más peso a los activos financieros es fundamental para poder garantizar la finalidad que se le presupone al tercer pilar, es decir, el de ser la tercera fuente de ingresos a partir del momento en que nos jubilamos. A pesar de que hoy en día, la limitada liquidez que se atribuye a los activos inmobiliarios ha dejado de ser un dogma, sobre todo después de la jubilación, ya que el mercado ofrece diferentes productos que nos permiten obtener un ingreso utilizando nuestra vivienda habitual como garantía (entre estos se encuentran la Hipoteca Inversa y las Rentas Vitalicias), es necesario que la distribución del ahorro individual en sus diferentes opciones sea más equilibrada.

3-OPORTUNIDADES PARA EL SECTOR ASEGURADOR, EN GENERAL, Y EL DE LA MEDIACIÓN, EN PARTICULAR.

Está claro que los mecanismos que debemos rediseñar para financiar la tercera y la cuarta edad no son los mismos para los que están a punto de jubilarse que para los que ven esa etapa todavía muy lejana. Para los primeros, sólo podemos contar con los ahorros que han acumulado hasta la fecha y que, cómo hemos visto, se concentran predominantemente en su primera residencia, tradicionalmente considerada activo de escasa liquidez. Para los segundos es inevitable reformular el papel que tienen cada uno de los tres pilares que configuran nuestro sistema de previsión social, en especial los que se refieren a la previsión social complementaria.

3.1 OPORTUNIDADES EN EL ÁMBITO DE LA PREVISIÓN SOCIAL EMPRESARIAL, EL SEGUNDO PILAR DE NUESTRO MODELO DE PREVISIÓN SOCIAL

El momento actual representa, sin duda alguna, una verdadera oportunidad para el sector asegurador, en general, y para el de la mediación, en particular, ya que nunca antes ha habido una iniciativa política tan clara a favor del desarrollo de los instrumentos de previsión social complementaria, sobre todo los del segundo pilar.

A pesar de que la ley para el impulso de los planes de pensiones de empleo, se centra en los planes de pensiones, la realidad es que empresarios y trabajadores están recibiendo inputs continuos respecto a los efectos positivos que puede tener el implementar algún tipo de instrumento de previsión social complementaria en sus empresas.

En este sentido, el Observatorio de los Sistemas Europeos de Previsión Social Complementaria, en colaboración con el Departament d’Economia i Treball de la Generalitat de Catalunya, acaba de publicar el Llibre Blanc de la Previsió Social Complementària a Catalunya. En uno de sus capítulos se muestran los resultados de las encuestas analíticas que se hicieron a trabajadores, empresarios y directores de recursos humanos de Cataluña. Los resultados de dichas encuestas, en algunos casos sorprendentes, muestran el enorme interés que despierta la previsión social complementaria empresarial en todos los colectivos.

Respecto a las personas trabajadoras, destacan los siguientes resultados: Únicamente el 12% no considera conveniente que su empresa implemente instrumentos de previsión social complementaria.

El 88% están a favor de que las empresas estén obligadas a incorporar instrumentos de previsión social complementaria de empleo.

El 90% considera que los estímulos fiscales son un buen mecanismo para fomentar la previsión social complementaria de empleo.

Sólo el 20% tuvo en cuenta el sistema de previsión social complementaria de empleo en la empresa a la hora de incorporarse.

Los resultados más significativos que pueden extraerse del empresariado catalán, respecto a su nivel de interés en el tema que nos ocupa son:

Sólo el 31% no considera conveniente que su empresa implemente instrumentos de previsión social complementaria. El 92% están en contra de que las empresas estén obligadas a incorporar instrumentos de previsión social complementaria de empleo.

El 85% considera que implementar instrumentos de previsión social complementaria de empleo mejora la vinculación de los trabajadores con la empresa. El tercer colectivo encuestado, que está a medio camino de los otros dos, ya que forman parte del staff de la empresa, pero al mismo tiempo son personas trabajadoras, presenta unos resultados muy interesantes:

Sólo el 12% no considera conveniente que su empresa implemente instrumentos de previsión social complementaria. 2 de cada 3 ven conveniente que las empresas estén obligadas a incorporar instrumentos de previsión social complementaria de empleo.

El 69% considera que implementar instrumentos de previsión social complementaria de empleo mejora la vinculación de los trabajadores con la empresa.

En definitiva, según estos datos, se abre una nueva y próspera etapa para la comercialización de productos de previsión social complementaria, en especial en el entorno empresarial. Sólo hace falta poner de manifiesto las ventajas que representa para el empresario la implementación de este tipo de productos, resaltando aquellas por las que en cada caso se muestre más interés, y proponer el producto más adecuado según el tipo de empresa. La fiscalidad actual, la facilidad de implementación del producto, así como la valoración positiva que hacen las personas trabajadoras, como puede constatarse en las encuestas anteriormente citadas, y el hecho que refuerza el vínculo entre trabajador y empresa, son algunos de los argumentos que deben convencer al empresario para implementar alguno de los productos de previsión social empresarial. Respecto al tercer pilar, el ahorro voluntario e individual, la reforma ha perjudicado a los planes de pensiones individuales y otros instrumentos asimilables, reduciendo el límite máximo de aportación a 1.500€ anuales, pero este hecho representa también una gran oportunidad para el sector asegurador, ya que ahora, los partícipes de este tipo de planes de pensiones, pueden tener un excedente de rentas que no saben dónde colocar para instrumentar el ahorro. En este sentido, el mediador puede asesorar respecto a otros productos aseguradores de previsión social que, aunque no cuenten con las ventajas fiscales de los planes de pensiones (que se basan en un diferimiento de la tributación) cumplen también con la misma misión y que cuando se percibe la prestación tributan como rendimientos del capital mobiliario (con marginales inferiores normalmente a los del IRPF). Así que es un buen momento para recomendar PIAS, rentas vitalicias, Unit linked y otros productos.

Javier Varea Soler Director del Observatorio de los Sistemas Europeos de Previsión Social Complementaria

This article is from: