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HISTORIA DEL SURREALISMO
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El surrealismo fue un movimiento artístico y literario que utilizó la fantasía, los mitos y las imágenes oníricas en las obras de arte. El surrealismo surgió en Europa en la década de 1920 como reacción a las atrocidades de la Primera Guerra Mundial y a los valores político-culturales de la época. El surrealismo se definía por una actitud de experimentación y apertura a las posibilidades y resultados inesperados, se rebelaba contra las limitaciones de la mente racional y, por tanto, contra las normas sociales represivas. El surrealismo estaba inextricablemente ligado a las teorías psicoanalíticas de Sigmund Freud, que sirvieron de base para el rechazo total del movimiento al racionalismo y al conformismo.
El término «surrealismo» tiene su origen en el escritor francés Guillaume Apollinaire, que acuñó la palabra «surrealismo» en 1917. El término «surrealismo» deriva de las palabras francesas «sur» (sobre, arriba) y réalisme (realismo, realidad). La traducción literal es «por encima o más allá de la realidad». Los surrealistas pretendían acceder al inconsciente y mezclar lo lógico con lo irracional, el sueño y la realidad para crear una nueva hiperrealidad.
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Los artistas surrealistas utilizaron la fantasía, los mitos y las imágenes oníricas para crear sus obras; experimentaron con una serie de medios y procesos innovadores de forma poco convencional y simbólica para explorar el funcionamiento interno de sus mentes. Las aportaciones surrealistas desempeñaron un papel importante en la historia del arte al influir en numerosos movimientos artísticos posteriores, y su obra sigue siendo relevante hoy en día.
El surrealismo surgió como movimiento literario en París en 1924 y fue una rama del movimiento Dadá. Antiguo miembro del grupo Dadá, el escritor y poeta André Breton, decepcionado por la falta de dirección de Dadá, comenzó a experimentar con prácticas nuevas e innovadoras. Muy influenciado por las ideas de Sigmund Freud (el padre del psicoanálisis), Breton utilizó las teorías de Freud para establecer la filosofía del surrealismo, que se centraba en los procesos intuitivos y automáticos.
André Breton fundó y dirigió el movimiento surrealista, que atrajo a numerosos jóvenes escritores y artistas franceses deseosos de explorar el potencial creativo de la mente inconsciente. Breton y los artistas surrealistas utilizaron diversos medios y fueron pioneros en el uso de la asociación fortuita entre texto e imagen.
Breton escribió «El manifiesto surrealista» y definió el surrealismo como «Puro automatismo psíquico en estado puro, por el que se propone expresar -verbalmente, por medio de la palabra escrita, o de cualquier otra manera- el funcionamiento real del pensamiento. El dictado del pensamiento, en ausencia de todo control ejercido por la razón y al margen de toda preocupación estética y moral.»
La exposición surrealista internacional más notable se celebró en la Galería Beaux Arts de París, en 1938. El surrealismo tuvo un impacto significativo en diversas disciplinas, además de la literatura y las artes visuales, como la música, el cine y el teatro, la filosofía y la teoría social y política. Aunque centrado en Francia, el surrealismo se extendió por todo el mundo, atrayendo a muchos artistas a su círculo, especialmente en los años 30 y 40, un periodo marcado por la gran preocupación de una sociedad al borde del colapso. Con la crisis de la creciente agitación política y la segunda guerra mundial, muchos surrealistas se trasladaron a América, difundiendo así sus opiniones.
Breton se comprometió cada vez más con el activismo político revolucionario para el objetivo principal del movimiento, lo que llevó a la dispersión de los miembros del grupo surrealista en grupos artísticos más pequeños. El final de la Segunda Guerra Mundial marcó el principio del fin del surrealismo, que dejó de existir como movimiento hacia 1960.
El interés de los surrealistas por los procesos automáticos y el enfoque en el subconsciente y la mente inconsciente, influyó en los artistas que abrieron el camino al movimiento del expresionismo abstracto en la década de 1940.
Jirafa en llamas - Óleo sobre madera, 1937 - Salvador Dalí, Kunstmuseum Basel, Basilea, Suiza.
Las características visuales del surrealismo son las siguientes:
• El elemento de fantasía
• Atmósfera metafísica
• Imágenes oníricas y extrañas que representan entornos y paisajes misteriosos
• Representación con precisión casi fotográfica. Representación hiperrealista de la forma y el volumen
• Una distorsión de la realidad con elementos contradictorios y asociaciones aleatorias
• Excéntrico, impactante y misterioso
• Criaturas espeluznantes y formas fantásticas a partir de objetos cotidianos
• El uso de la forma visual para expresar y traducir el inconsciente
• Técnicas y formas experimentales como el collage, el frottage, el garabato, la decalcomanía y el grattage.
Las características visuales del surrealismo son las siguientes:
El elemento de fantasía
Atmósfera metafísica
Imágenes oníricas y extrañas que representan entornos y paisajes misteriosos
Representación con precisión casi fotográfica. Representación hiperrealista de la forma y el volumen
Una distorsión de la realidad con elementos contradictorios y asociaciones aleatorias
Excéntrico, impactante y misterioso
Criaturas espeluznantes y formas fantásticas a partir de objetos cotidianos
El uso de la forma visual para expresar y traducir el inconsciente Técnicas y formas experimentales como el collage, el frottage, el garabato, la decalcomanía y el grattage.
Los surrealistas experimentaron con diversos medios, como la escritura, la pintura, las técnicas experimentales, los objetos y las esculturas, la fotografía y el cine. Sin embargo, la imaginería de los cuadros surrealistas es posiblemente el elemento más distintivo del movimiento. Las obras surrealistas poseen un elemento de sorpresa con yuxtaposiciones inesperadas y extrañas, y temas absurdos. Los surrealistas se interesaban por la interpretación de los sueños y los consideraban expresiones de emociones y deseos reprimidos. Cada artista utilizó temas y motivos recurrentes de los sueños y la mente inconsciente.
«Ser surrealista significa excluir de tu mente todo recuerdo de lo que has visto, y estar siempre a la búsqueda de lo que nunca ha sido», René Magritte
Uno de los principios centrales del surrealismo es el uso del desplazamiento. Con la eliminación y el desplazamiento de un elemento de su contexto original y familiar, los surrealistas jugaban con yuxtaposiciones chocantes para desencadenar nuevas asociaciones psicológicas para el espectador.
En la práctica, el automatismo consistía en trasponer en papel, lienzo o cualquier otro soporte de expresión artística, un pensamiento o sueño directamente del subconsciente, sin ejercer control estético o moral.
El objetivo era que la creación artística se automatizara (automatismo) tal como es automática la respiración o la acción del pestañeo. Era así un intento de protesta contra las normas establecidas, tanto en el arte como en el ámbito social.
El manifiesto de Breton está inspirado en el libro de Freud La interpretación de los sueños, en el que el autor explora la idea de que la mente humana posee un nivel oculto llamado inconsciente, es decir aquelo de lo que la mayor parte del tiempo las personas no tienen conciencia, como la palabra lo indica.
El Surrealismo pretendía superar esta limitación del inconsciente, permitiendo que el subconsciente se expresase a través del arte.
De esa forma el automatismo se convirtió en una de las características del Surrealismo, en defensa de la expresión artística sin límites y sin el control de la razón. Para lograr este objetivo, los artistas llegaron a elaborar obras en estados de trance e hipnosis.
Los surrealistas creían que la creatividad que nacía del subconsciente de un artista era más auténtica y poderosa que la derivada de la consciencia. También estaban interesados en explorar el lenguaje de los sueños que creían que revelaba los sentimientos y deseos ocultos.
De una forma general, se puede decir que la idea era lograr la mayor espontaneidad posible, algo que se reveló más o menos fácilmente en el dibujo y la escritura, pero no tanto así en la pintura, pues esta es una disciplina muy compleja que no permite tanta espontaneidad.
El automatismo no siempre funcionaba bien en otras formas de expresión artística, así que otras técnicas fueron usadas para alcanzar la anhelada espontaneidad de creación.
Una de estas técnicas fue el frottage, que consistía en pasar un lápiz, por ejemplo, sobre una superficie rugosa, creando así formas y texturas en el soporte para crear una obra nueva a partir de ese material.
Otro ejemplo es la decalcomanía, una técnica en la cual cierta cantidad de tinta es arrojada contra un lienzo o papel. Esta superficie se dobla por la mitad y al abrirla nuevamente, muestra un patrón de tinta que sirve de material para crear una obra gracias a lo que provoca al nivel subconsciente.

