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RESTAURACIÓN DEL TRONO FESTIVO
from Revista Stella 2020
by cin rjs
EXTRAORDINARIA RESTAURACIÓN DEL TRONO FESTIVO
Entrevista de Orieta Vera
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En la Catedral Basílica y Santuario de la Virgen del Valle, el sábado 15 de agosto de 2020 -Solemnidad de la Asunción de la Virgen María y aniversario de la Dedicación del Altar de este templo matriz- se presentó la obra de restauración del Trono Festivo de la Reina y Señora de este valle.
Se trata de un trono de cedro dorado bruñido, de 4.20 metros de altura. Fue labrado y decorado en Buenos Aires, en 1910, por la casa catalana “Sagarra”. El diseño fue del p. José M. Forcada, misionero claretiano. La obra de restauración fue realizada por los artesanos Christian Fontana y Java Nagy, con la participación de Elena Senra, provenientes de Buenos Aires. Este Trono es “una belleza de pieza, que está hecha de una manera que hoy en día es muy difícil conseguir que se construya así, para que durase mucho tiempo. Los constructores y diseñadores trabajaron intensamente cada uno en su rubro. Es una pieza íntegramente de madera, tiene la parte ornamental tallada, por lo que hubo carpinteros, ebanisteros que trabajaron con una exquisitez increíble”, afirmó Christian Fontana.
“Hay un trabajo de estucado en yeso que le da un acabado y una terminación perfecta, cada rinconcito, cada curva, estuvo en su momento perfectamente hecha, para luego aplicar un dorado a la hoja que quien lo hizo sabía hacerlo. Nos imaginamos esto cuando se construyó, y realmente era una belleza absoluta”, agregó.
“No teníamos registros de cuándo fue construido. En general, siempre creemos que en piezas tan importantes uno puede encontrar en algún rinconcito, un rastro de quien estuvo participando. Y lo encontramos en el corazón del Trono, donde hay una estructura fuerte que le da toda su fuerza para soportar sus más o menos 500 kilos, allí hallamos una esquela muy chiquitita donde figura el año 1910 escrito a mano. También el nombre del director del equipo de trabajo, el señor Rubio, y la casa catalana de Buenos Aires que lo construyó. Pasaron 110 años para encontrar
lo que encontramos nosotros”, comentaron Christian y Java, mientras mostraban fotos de ese maravilloso hallazgo.
Muy deteriorado
Por la Pandemia se enfrentaron a muchos obstáculos, como la demora en conseguir los materiales necesarios. “Hubo cosas que pasaron que fueron imponderables, además de las complejidades del mismo Trono que al principio, al hacer la evaluación técnica y el presupuesto, no vimos lo que comprobamos al comenzar a trabajar: estaba peor de lo que habíamos visto. Estaba muy deteriorado”, recordó Java.
“Había dos situaciones que enfrentar -continuó explicando Christian-, por un lado, lo que es el estado de lo que uno ve: las superficies, los dorados, las rajaduras, los faltantes, y por otro lado, algo muy importante que es la parte estructural, porque ya habíamos visto al trasladarlo en la procesión de la Virgen, de diciembre, que tenía mucho movimiento. Era cuestión de abrir y ver”.
Los artesanos describieron detalladamente cómo está conformada interiormente la parte del Trono donde se asienta la urna, con mecanismos extraordinarios, que estaban dañados en un 85%, más o menos, lo que ponía en riesgo al propio Trono y lo que es más grave, a la Sagrada Imagen. Describieron el trabajo realizado por ellos dos, en más o menos seis meses, con la participación de Elena durante dos meses.
Encontraron intervenciones anteriores realizadas en distintas partes, que en su momento pudieron significar una reparación, pero que dañaron más la estructura. Mostraron preocupación por la colocación de macetas con flores sobre las maderas, que las afectaron notablemente por la filtración del agua. Y se refirieron a las modificaciones que se hicieron antes en el sistema de iluminación, que también debieron ser replanteadas tanto desde lo estético como desde la se-
Los restauradores

Java y Christian trabajan en una Fundición Artística en Bronce, en Buenos Aires, que es de la familia de Christian quien, con su hermano, constituyen la tercera generación que da continuidad a esta empresa tan especial.
Junto a Java repasaron la trayectoria de ambos que cubre trabajos en Buenos Aires, Córdoba y otras provincias. Están en Catamarca desde el año pasado, cuando restauraron las luminarias de la nave central de la Catedral, y desde comienzos de este año trabajaron en el Trono de la Virgen; actualmente están llevando a cabo otras obras tanto en el Camarín como en el templo, entre otros encargos realizados por el anterior rector del Santuario padre José Díaz y el actual rector padre Gustavo Flores.


guridad. Hicieron un cateo de los colores originales para recuperarlos, entre otras acciones restauradoras.

“El trabajo que hicimos fue de reconstituir lo que faltaba, emparejando entre lo viejo y lo nuevo”, comentó Christian. “Intervenimos los colores de los ángeles y los querubines, con sus alas. Encontramos que estaban pintados por arriba con varias capas. Las caras estaban repintadas una vez. Quitamos todo y abajo encontramos la pintura original. Los ángeles y querubines que tenían un gesto serio, adusto, en la pintura original tenían gestos aniñados, inocentes, alegres”, señalaron entre los dos. Y agregaron detalles de lo que fue la restauración de las alas.
Es muy interesante escucharlos narrar cómo hicieron esta extraordinaria intervención artística. Detalles asombrosos que hablan de estos restauradores, de los que hicieron hace más de un siglo esta obra y de lo que, con estas entrevistas, nos vuelven sobre los pasos de la Virgen en esta historia de amor de más de 400 años irradiada desde nuestra tierra.
Mantenimiento

La restauración del trono es una obra excepcional, tanto desde el punto de vista de la firmeza y estabilidad del Trono como desde lo estético. Explicaron que requerirá mantenimiento diario de limpieza, con un minicrompresor que elimine el polvo con el aire,
sin pasarle trapos con abrasivos que dañan
los materiales. Para el mantenimiento interno se pusieron paneles extraíbles, con tornillos, y hay un mapa de dónde están colocados, para facilitar toda tarea que surja como necesaria. Y destacaron una firme advertencia: tener mucho cuidado en no dañar la madera con el agua de las flores.