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RELIGIONES MONOTEÍSTAS
doctrinas religiosas monoteístas, Dios es el ser supremo y todopoderoso,
creador del universo, principio, causa y fin último de todo. En este sentido, el
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mundo, tal como lo conocemos, es inconcebible sin Dios. Como religión, el
monoteísmo es profesado por las llamadas religiones de Abrahán: el judaísmo,
el islamismo y el cristianismo. No obstante, otras religiones orientales, como el
sijismo o el zoroastrismo son también consideradas monoteístas.
Religiones Monoteístas
Cristianismo
El cristianismo se autodenomina monoteísta, pues cree solamente en un Dios,
ser supremo, padre y creador del universo. En la Biblia, Pablo de Tarso lo
explica así: “Mas para nosotros solo hay un Dios, el Padre, de quien son todas las cosas, y nosotros en Él; y un Señor, Jesucristo, por el cual son todas las cosas, y nosotros por Él” (1 Corintios, 8: 6). Existen, sin embargo, quienes
cuestionan la naturaleza del cristianismo debido al concepto de la Santísima
Trinidad, conformada por las tres personas divinas: el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo. Islamismo
El islamismo cree solamente en un Dios. En este sentido, es una religión en la
que todos los actos de adoración (rezo, oración, peregrinación, etc.) son
rigurosamente dirigidos a Dios. Es más, los musulmanes solo pueden suplicarle
a Alá, al punto de que está prohibido pedirles a intermediarios como profetas o
ángeles.
Judaísmo
El judaísmo es la más antigua de las religiones monoteístas actuales. Los
judíos solo admiten la existencia de un Dios, soberano absoluto de la Tierra,
todopoderoso, creador del universo, que eligió, de entre todos los pueblos, al
pueblo hebreo.
Monoteísmo y politeísmo
El monoteísmo, como ya hemos dicho, solo concibe la existencia de un único
Dios, todopoderoso, creador del universo. El politeísmo, en cambio, maneja
una concepción de la divinidad según la cual existen varios dioses, a los que se
les rinde culto y son adorados. En este sentido, las religiones monoteístas,
como el cristianismo, el judaísmo y el islamismo, no admiten las doctrinas
politeístas por considerarlas, desde su doctrina, como heréticas.
CARACTERÍSTICAS
DE JESÚS
Jesús es quizá el
personaje de la historia más analizado, estudiado y al que más libros se le han
dedicado; la trascendencia de sus hechos y palabras, dejó un legado de discípulos que, hasta hoy, hablan de Él. Su
persona es muy admirada hasta el día de hoy, dejándonos

un buen ejemplo, que sin duda sería excelente aplicar a
nuestras vidas.
HUMILDAD
Jesús siendo varón perfecto, Hijo de Dios, el Mesías prometido, mantuvo una
actitud honesta y sencilla, con ninguno se mostró superior o irrespetuoso. Supo darle su lugar a cada uno, sin dejar a un lado quien es Él.
“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde
de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.” Mateo 11. 29
SABIDURÍA
Su vasto conocimiento fue mostrado a lo largo de sus enseñanzas, parábolas
y mensajes que se siguen repitiendo y adaptando a las sociedades, mostró
valores que aún se enseñan. Todo esto, gracias a un conocimiento perfecto de
la palabra de Dios.
“Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios
era sobre él.” Lucas 2. 40
AMOR
Nunca se midió en revelar su amor a las personas, ya sea, cuando se acercó a
la gente que nadie tomaba en cuenta o haciendo milagros, hasta sacrificar su
vida por cada uno de nosotros, Jesús demostró su amor.
“Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban
desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pasto.” Mateo 9. 36
SANTO
Su santidad no se refiere a un sentido místico y astral de completa meditación,
para nada, Jesús respetó las Leyes del Padre y llevo una vida con valores y una ética bíblica, por lo cual, Él nunca pecó. “(Cristo) el cual no hizo pecado, ni
se halló engaño en su boca.” 1 Pedro 2. 22
COMUNIÓN CON DIOS
Jesús siendo Dios mismo, consideraba que lo más importante era mantener un
tiempo de comunión con su Padre, por lo cual, dedicaba un tiempo para apartarse y tener un momento de intimidad y comunión con Él. “Más él se
apartaba a lugares desiertos, y oraba.” Lucas 5. 16