A Note of Gratitude

“La gran mayoría de nosotros nos conocimos el primer día de Colegio, cuando nos bajamos del bus y nos encontramos frente a los girasoles característicos del Bolívar, en un lugar ajeno, demasiado grande y con personas completamente desconocidas.

Algunos de nosotros llorábamos mientras nos adaptamos a estar en medio de nuevas personas, en un nuevo ambiente y además, conviviendo con un nuevo idioma. En cuestión de pocas semanas, el llanto y la tristeza no fue por dejar nuestra casa en las mañanas, sino por tener que dejar el Colegio al mediodía.

El Colegio nos acompañó en todos los momentos de transición y desarrollo, empleando estrategias para hacernos sentir bienvenidos y seguros en la que se convertiría nuestra casa por los siguientes catorce años. Dr. Nagy nos saludaba con una mano cálida y nos ayudaba a bajar de los buses con nuestra maleta de rodachines. Hacíamos un recorrido hasta nuestras clases. Pasábamos el día entero con nuestros amigos que, con el pasar del tiempo, se fueron sumando a nuestra familia como hermanos.

Al final del día nos dirigíamos hacia la portería, las monitoras nos cogían de la mano para ayudarnos a subir las altas escaleras del bus. Los conductores nos saludaban eufóricamente y, al salir del Colegio, los guardas nos despedían con una gran sonrisa.

Y así, poco a poco fuimos explorando disciplinas con profesores, quienes además de ser excelentes educadores, son increíbles seres humanos. La pasión que tienen por enseñar extensión de nuestra familia. se refleja en nuestro amor por el Colegio y los reconocemos como uno de los pilares fundamentales de la institución. ¡Gracias!

Esto no hubiera sido posible sin el esfuerzo de muchísimas otras personas. En primera instancia, ustedes, nuestros padres de familia, tomaron una decisión trascendental al matricularnos en el Colegio Bolívar.

Haber sido educados en el Colegio Bolívar es un motivo de orgullo para todos nosotros. Los Valores Bolívar los llevaremos en nuestro equipaje por el mundo, con una responsabilidad enorme de seguir por siempre fomentándolos en nuestra vida.

El tiempo ha pasado, pero seguimos teniendo el mismo amor y apoyo de nuestros compañeros, esas personitas que en catorce años se han cimentado más y más como una

El Bolívar nos formó, nos enseñó a vivir plenamente, con mente abierta, a aceptar la diferencia, a mostrar lo mejor de nosotros mismos, a respetar la naturaleza y a divertirnos. Aquí encontramos 65 hermanos, ciudadanos del mundo, con destacadas habilidades deportivas, artísticas, académicas, de pensamiento crítico y analítico”.

VALENTINA TRUJILLO & ALEJANDRO HURTADO

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