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Recuerdos sobre Villa: Recordar es volver a vivir

Recuerdos de Villa El Salvador: Recordar es volver a vivir

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LLEGAMOS A VILLA

Llegué a Villa el Salvador a los 09 años con mi mamá y mis hermanos. Antes vivíamos en una quinta en Lima y el sueño era de tener la casa propia, era el sueño de mi madre. Entonces, llegar a Villa fue llegar a un inmenso arenal con las esteras, los palos, las herramientas y yo cargando mi bolsa de juguetes. Pero, lo primero que hice al llegar a Villa no fue jugar con los juguetes sino con la arena, las conchitas, caracoles y desde donde estaba se veía el mar. Era algo maravilloso. LAS NOCHES DE LUNA EN EL ARENAL

Recuerdo mis primeras noches en Villa, eran hermosas. Aunque no teníamos luz teníamos la luz de la luna. Jugábamos a la luz de la luna con los chicos de aquellos tiempos. Recuerdo que jugábamos a “chanca la lata”, “las escondidas” porque la luna llena alumbraba y era hermoso jugar, divertirse, corretear, gritar, el bullicio. No éramos desconocidos, éramos como familia y había mucha unidad. EL COLEGIO

Durante el colegio, los tiempos eran de unidad, pero también de necesidad. Recuerdo que en el colegio cada uno tenía que llevar su ladrillo o su madera para poder estudiar. El techo del colegio era hecho de bolsas de arroz. Villa tenía entre dos a tres años de fundada y estas experiencias marcaron mucho a los niños y jóvenes de ese tiempo. Entre los padres y madres de familia había mucha participación, solidaridad y unidad. Por esta razón somos muchos los que queremos a Villa el Salvador. Esas experiencias son nuestra partida de nacimiento puesto que, aunque no nací en el distrito sino en Lince, me considero VILLASALVADOREÑA y lo llevo en la sangre. DESFILES ESCOLARES

Cuando recuerdo el colegio recuerdo también los desfiles escolares. Recuerdo un desfile escolar en el cual mi madre participó y se realizó frente a la Municipalidad de Villa

El Salvador cuando Michel Azcueta asumió la gestión y participó Mons. Bambarén y varias autoridades. En ese tiempo las avenidas eran enripiadas y no tenían nombre, sino que las conocíamos por rutas, por ejemplo, la Av. Revolución en ese tiempo era conocida como Ruta A. Yo he sido alumna del colegio N°6064 “Francisco Bolognesi” en la gestión del director Galindo Santibáñez. Durante mi etapa escolar he sido parte de la Escolta, Brigadier, Brigadier General y he sido muy disciplinada, algo que creo se está perdiendo actualmente. EL TELEVISOR

Después del colegio también había tiempo para la diversión y el entretenimiento. Recuerdo que en esos tiempos sólo algunos vecinos tenían motor para ver televisión porque no había luz. En el Grupo 9, la Sra. Príncipe tenía una panadería y ahí veíamos “La Hora Macabra”. Nosotros íbamos acompañados por nuestros hermanos mayores y alquilábamos para ver televisión llevando nuestras frazadas para abrigarnos porque hacía frío. Pero todas estas experiencias tenían un sentido de familiaridad, hasta el ver televisión. Era emocionante porque era algo novedoso sentarse en la banquita de madera o llevar tu sillita para ver televisión mientras comíamos canchita que nos vendían en la misma panadería. LAS FIESTAS DE CARNAVALES

Yo vivía en el Sector 2 Grupo 9 y mi mamá era una dirigente muy participativa, gracias a ella llevo su ejemplo. Por eso, recuerdo que las celebraciones de la fiesta de carnavales eran muy peculiares porque, aunque las casas ya estaban lotizadas y eran de madera y esteras, los vecinos se juntaban en mi casa y traían entre dos o tres una vianda para celebrar los carnavales y se adornaba con globos y serpentinas. En estas celebraciones parecía que tenía varios tíos y tías porque todos éramos una familia. Estas son vivencias muy lindas que me marcaron y creo que hay que vivirlas para creerlas.

LLEGA EL AGUA A VILLA EL SALVADOR

Los pilones de agua llegaron a los primeros grupos residenciales. A mi me gustaba llevar mi bidón y hacer cola para recoger el agua porque era emocionante tener el agua en los pilones. Eso daba la idea de avance y trabajo que hacían los dirigentes en ese tiempo y de la unidad ante la necesidad que había pero que, con el esfuerzo de todos y todas, se iban logrando nuestras metas. En el día siempre paraba lleno el pilón, pero yo siempre iba a “carrear” el agua, así se decía a la acción de hacer cola y recoger agua de los pilones. Yo jalaba mi bidón y, mientras hacía cola, jugaba. De regreso, jalaba mi bidón en la arena y no sentía esta actividad como una carga de trabajo sino de emociones, de juegos, de diversión, de satisfacción porque ¡YA HABÍA AGUA! PARTICIPACIÓN DIRIGENCIAL y EL EJEMPLO DE MI MADRE

Lo que me marcó mucho en la etapa de transición de joven a adulta fue la participación dirigencial. Yo creo que Villa El Salvador es la cuna de dirigentes y líderes de vocación, de amor, de cariño a tu pueblo, a tu gente. Eso me marcó y agradezco el ejemplo de mi madre, Teresa de Alcalá. Mi madre fue una persona muy participativa y muy colaboradora, tanto así que, los domingos cuando estábamos en casa los vecinos tocaban la puerta y ella tenía que salir porque siempre estaba dispuesta las 24 horas del día a participar en la comunidad. Por eso, yo agradezco y bendigo al pueblo de Villa El Salvador por haberme acogido. Mis cuatro hijos son salvadoreños y seguimos en la lucha, hasta donde me den las fuerzas.

MARÍA ALCALÁ MATA

Activista social. Llegué a Villa el Salvador a los 09 años y desde ese momento no me he ido. Seguiré en la lucha por una Villa solidaria, el fortalecimiento de la identidad y la unidad para las nuevas generaciones. Lucharé hasta el fin de mis días.

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