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WEBINAR: Conversatorio: un espacio entre el pensamiento y la transmisión
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WEBINAR Conversatorio: un espacio entre el pensamiento y la transmisión
El pasado 31 de marzo del 2021 se realizó el conversatorio “La subjetividad en la digitalidad”, organizado por el Centro de Psicología Aplicada de la Pontificia Universidad Católica de Guayaquil (UCSG). Este fue transmitido vía Zoom y Facebook Live de la UCSG.
Redes sociales y la psicología de la comunicación, más allá del algoritmo
El primero en participar fue Marco López Paredes, Ph. D. en Ciencias de la Comunicación. Él empezó explicando que, contrario a lo que se puede asociar generalmente de forma numérica, el algoritmo es un conjunto de datos (en su mayoría cualitativos) que se usa en redes sociales para determinar los gustos y comportamientos de los usuarios. Con este preámbulo, pasó a mencionar que la psicología de la comunicación estudia el proceso de la comunicación, a partir de mecanismos biopsicosociales.
Dichos mecanismos, de acuerdo con el investigador, organizan las conductas y relaciones dentro del orden social. Ante esto, aclaró que los diálogos o interacciones que se dan a través de las redes sociales suelen ser de forma consciente, pero mayormente se dan de manera inconsciente. Esto quiere decir que los otros usuarios o temas con los que se encuentra una persona han sido indagados específicamente por esta última o se pusieron a su disposición como resultado de tendencias, ideologías, etc. basadas en búsquedas anteriores.
Seguidamente, Marco comentó: “La inconsciencia es muy divertida. A todos ustedes les habrá pasado que cuando uno va en el transporte público —aparentemente— se fija en cualquier cosa, pero cuando nuestro cerebro no tiene en qué pensar, hay un eje en recuerdo subconsciente que se activa y empieza uno a cantar una tecnocubia movidísima, hasta con sentimiento creado. Esas son las trampas que nuestro cerebro nos juega”. Él afirma que de esta misma forma funcionan las redes sociales. A continuación, explicó que este eje de las redes se analiza desde tres rectores: los medios de comunicación, la sociedad y el contenido. Anunció lo anterior también como una ‘especie de receta’ para analizar el mundo digital. Esto se debe a que los tres puntos mencionados —en ese orden— conforman lo que se denomina ecología social dentro de la red, aseguró Marco. Más adelante planteó la idea de la ‘progresión social’, del filósofo contemporáneo McLuhan, término que propone que cada medio de comunicación marca el comportamiento de una generación o una era.
La subjetivación de los mundos digitales
El siguiente expositor fue el Mgtr. Carlos Tutivén, docente de la Universidad Casa Grande, quien tomó la palabra para referirse al ensamblaje técnico del mundo contemporáneo. Él expuso la idea de Heidegger, filósofo alemán que considera a la esencia de la técnica “nada técnica”; puesto que, más bien, esta depende de cómo afecta a las personas. Por otro lado, explicó que los mundos digitales “son horizontes premiados de posibilidades que determinan y condicionan lo que en ese mundo acontece”; es decir, la forma y la medida en que las herramientas modifican la subjetividad de los usuarios dentro y fuera de las redes.
La subjetividad —comentó Tutivén— en la transmediación (a través de diferentes plataformas y tipos de medios) se da en la articulación de lo social por sistemas cibernéticos automatizados, donde una cultura algorítmica comanda los procesos de producción y de consumo simbólico.
A partir de esto propone el término de la generación ‘nini’, descrita por los psicólogos como aquella que ni estudiaba, ni trabajaba. Menciona que esta generación no persistía en las actividades, lo cual, según el expositor, era descrito por los psicoanalistas como “pobreza de deseo”. Otra característica con la que Tutivén identifica a esta generación es su hiperconectividad, a causa de la digitalidad de la vida cotidiana. Es decir, gran parte del desenvolvimiento social —ya sea de relaciones personales, trabajo o educacionales— se da a través de los dispositivos electrónicos.
De este modo, afirmó que el humanismo es un constituyente de la subjetividad, el cual se transmite por crianza, educación y sociabilidad. Este humanismo se regía por un ‘dispositivo’—como lo llamó Carlos— disciplinario, de castigo, que generaba culpa. En la actualidad, esa herramienta es la tecnicidad, dijo; refiriéndose al modo técnico de estructurar lo social y que supone un cambio de lo agónico a lo digital. Para él, a partir de esto, ya se van evidenciando síntomas culturales que señalan una progresiva disolución de los recursos simbólicos subjetivantes. Así comentó que esta situación genera confusión e incertidumbre, por venir de un sobreestímulo que puede quitarle valor o convertir en ‘aburrido’ el mundo fuera de la pantalla.
Tutivén afirmó que con esto han surgido dos grandes escuelas de pensamiento: el transhumanismo y el posthumanismo. El posthumanismo continua con el pensamiento de la condición humana, no en términos antropocéntricos, sino de forma fenomenológica y ontológica. Explicó que esta escuela tiene el fin de ‘recuperar la vida’ en un sentido más poético, sin quedar reducida a un carácter algorítmico. Por otro lado, en el transhumanismo —que promete el mejoramiento del cuerpo y la mente humana mediante artículos tecnológicos—, se busca una especie de trascendencia de la condición humana. Para Tutivén, el problema no yace en el cambio de las herramientas que han existido por años, sino en que está en juego la libertad humana o la facultad de enfrentar las decisiones y riesgos.