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La representación queer
La codificación queer se define como el proceso mediante el cual se representa a los personajes con rasgos físicos o de comportamiento que generalmente se asocian con la comunidad LGBTQIA +, aunque no se especifica la orientación sexual del personaje. Estas características generalmente incluyen rasgos más afeminados para los personajes masculinos y características más masculinas para los femeninos. Las representaciones de personajes LGBTQ + solo eran aceptables siempre y cuando no se mencionara específicamente , y los personajes en cuestión si fueron derrotados al final y "sus pecados" fueron castigados. La orientación sexual del personaje se expresó luego a través de gestos, moda y habla. Además, los personajes queer estaban asociados en ese momento con la inmoralidad y, por extensión, con el mal que los héroes tienen que vencer.
La codificación queer de los villanos sirvió para crear una asociación psicológica en la mente de las personas (en particular de los niños) entre "queer" y "maldad".Úrsula de La Sirenita está basada en una verdadera drag queen, quien también fue un referente de la comunidad LGTBQIA + de la época: Divine. Las cejas y el maquillaje de Úrsula se parecen a los que suelen asociarse con las drag queens. Su comportamiento es muy sexualizado e incluso tiene una voz mucho más grave y ronca. Sin embargo, la codificación queer es más obvia en los personajes masculinos, creando el tropo común del "villano maricón". Personajes como Hades, Jafar, Scar, Captain Hook y King John caen bajo este tropo. Es aún más obvia cuando se comparan héroes y villanos. Si miras el contraste entre Úrsula y Ariel, el gobernador Ratcliffe y John Smith, Hades y Hércules, o Aladin y Jafar, puedes ver cómo los héroes son hipermasculinos y las heroínas dulces y saludables. Los villanos masculinos, por otro lado, son afeminados y débiles, y las femeninas tortuosas y corruptas. El gobernador Ratcliffe de Pocahontas es muy vanidoso, usa moños en el pelo, está obsesionado con el oro y el brillo y odia el trabajo físico. ¡Incluso viste de rosa! El problema no es si estos personajes son homosexuales o no si no que es que estas películas se burlan de los personajes que no se ajustan a las normas estándar de género. El personaje malvado implica aún más que desprecio indirecto a las personas LGTBI, pues sostiene “indeseable feminidad”. Culturalmente, se asocia todo lo relacionado con las mujeres como algo débil, ilógico, erróneo. En este sentido, cualquier transgresión de la norma, y las amenazas al orden heteropatriarcal se perciben como negativa. La raíz de esto no es solo LGTBIfóbica, sino también machista, pues se rechaza que un hombre pueda adoptar maneras de actuar tradicionalmente consideradas como femeninas por considerar estas inferiores
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Secundarios para ridiculizar

La figura LGTBI no siempre se representa en un personaje malvado. En otras ocasiones, el personaje en cuestión es “un pelele” que cualquier puede tratar como quiera, porque obviamente “no es un hombre del todo”. De hecho, y aunque cueste creerlo, en el remake live action de la Bella y la Bestia en 2018 ha sido objeto de varias críticas por personas LGTBI, dado que, si bien el largometraje mostraba el primer personaje abiertamente gay de la productora, este se presenta como es un personaje bobo y ridículo que sigue la estela del malvado de la trama. No es un caso aislado, pues este perfil se repite con Wiggins, el afeminado ayudante de Ratcliffe en Pocahontas de 1995. Incluso la figura del gay es ridiculizado es más frecuente de lo que nos llegamos a plantear, pues incluso en Mulán (1998) se puede encontrar otro ejemplo con Chin Fu. Este personaje se vinculaba inequívocamente con un hombre homosexual , pero si bien no era acompañante del malvado de la película, era malvado a su propia manera, un ser despreciable que actuaba de manera muy afeminada y que se oponía a que la protagonista lograra sus objetivos. Disney tiene el poder para formar nuestro pensamiento desde la infancia, influyendo en cómo vemos el mundo, nos situamos en él e incluso como contamos las historias. Cada niña ha tenido su princesa favorita, los niños han de huir de estas y seleccionar a su masculino y caballeroso héroe favorito.
Los villanos masculinos como Hades, El Capitán Garfio o Jafar tienden a tener gestos o apariencias afeminados Para bien o para mal, Disney tiene el poder de formar nuestro pensamiento desde niños, influyendo en cómo vemos el mundo, nos situamos en él y contamos historias. Todas las niñas han debido tener una princesa Disney favorita, todos los niños han debido negarse a tenerla y han admirado a los héroes que las salvan. De la misma forma, Disney nos ha enseñado a diferenciar el bien y todas sus cosas bonitas del mal y todas sus cosas feas: debemos ser como Simba y no como Scar, admirar a Ariel y repudiar a Úrsula. Las películas para niños, y particularmente las que son tan populares como las de Disney, están destinadas a enseñar a los niños. Enfatizan lo que es bueno y lo malo, y qué comportamientos son morales e inmorales. El hecho de que las películas de Disney muestren constantemente a villanos con una serie de estereotipos asociados con la comunidad LGBTQIA + promueve el odio y la oposición hacia todo lo que no se ajuste a las normas de género. Sin embargo, en algún punto incluso Disney se dio cuenta de la importancia de la inclusión positiva de la comunidad LGBT en sus producciones y dejaron de asociar a sus villanos con características homosexuales. Por el contrario, personajes afeminados como Olaf de la pelicula Frozen, pasaron a ser los aliados de los protagonistas, e incluso estos ya cuentan con guiños
