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El Pueblo de los Yariguíes Extinción conquista tras conquista
Por: Boris Villarreal Morales yariguiesboris@gmail.com
Presentado al Profesor Carl Langeebak1 Trabajo final de Etnohistoria. Uniandes, 2004.
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Escribir acerca de las situaciones históricas de las comunidades indígenas que poblaron el Magdalena medio es un trabajo que académicamente va más allá de una revisión bibliográfica de los eventos que abarcaron el desarrollo de la conquista del Río Magdalena por parte de la corona Española. No por el hecho que las narraciones de los hechos hayan sido empapadas de pensamientos occidentales a lo largo del tiempo, pues esto ocurre y ocurrirá en todos los actos que involucren la conquista de territorios inexplorados. Es debido al compromiso con la identidad colectiva de una región de Colombia que ha sido sometida por largos años a desfavorables condiciones sociales, políticas e históricas, por parte de pueblos ajenos a las situaciones locales. Un pueblo Barranqueño que necesita de raíces sociales fuertes para sobrellevar los problemas que han surgido como consecuencia de estas continúas imposiciones. Por ello el impulso a buscar la realidad de los hechos que llevaron a la extinción de los antepasados de las tierras Barranqueñas, es una búsqueda personal de cada poblador de estas tierras.
Estas comunidades indígenas son el símbolo histórico más importante para la región del Magdalena medio. Recordados por sus comportamientos agresivos, guerreros y belicosos en contra de aquellos que buscarán imponerse sobre ellos. Por ello es común encontrar a lo largo de la región, señales de recuerdo para los Yariguíes, como estatuas, pinturas, nombres de edificaciones como el del Hotel Pipatón, el más viejo e importante de la ciudad, o la estación de radio Yarima, entre otras mas exaltaciones al pueblo Yariguí. Sin embargo en las escuelas, en los colegios, en las empresas, en las salas de tertulia, entre los murmullos de los habitantes, se ha olvidado el tema de porqué no hay indios por ahí en las calles vendiendo sus productos, tal y como se observa en similares regiones rurales, que han surgido hace relativamente poco tiempo como centros urbanos. Esta situación de no encontrar distintivos rasgos indígenas dentro de la población de la región junto a la no existencia de una conciencia colectiva acerca del porqué de esta situación, dan origen al estudio etnohistórico del pueblo Yariguí. Al comenzar con el aspecto histórico acerca de los acontecimientos que llevaron a la extinción de esta comunidad indígena, es preciso remembrar que la conquista de América por parte de la corona Española es una historia llena de abusos y actos llenos de violencia inquisidora. Situación que no fue ajena a los eventos que rodean la historia de los Yariguíes.
Fue en 1536 cuando partió de Santa Marta, Gonzalo Jiménez de Quesada, en su afán de encontrar los pueblos indígenas que se encontraban más allá de la cordillera oriental en búsqueda de la leyenda del Dorado y las productivas tierras del altiplano, donde habitaban los Muiscas y Chibchas. Llevando a cabo una expedición por el Río grande, después conocido como Río Magdalena (Gómez Picon 1983), en medio de problemas y contradicciones al no conocer el
1 https://cienciassociales.uniandes.edu.co/profesores/carl-henrik-langebaek/ terreno, al encontrarse en medio de hábitats inhóspitos, donde como es norma, las enfermedades tropicales afectan la salud y bienestar de los conquistadores. Es entonces cuando la expedición comenzó a conllevar con estos problemas al entrar en la zona conocida como el Magdalena medio, región selvática, con características topográficas de unas tierras sometidas a la constante erosión por parte del cauce del río, llevando todo el cargamento de sedimentos de las tierras altas o de las montañas de la cordillera central; que causan el llamativo color rojizo de las barrancas que se forman en el borde de los ríos (Havens 1966). El paisaje ambiental del Magdalena medio es un terreno profundamente ondulado, en cuyas partes más altas se encuentran restos de una capa poco permeable, originalmente cubierta por selvas densas. Generalmente los suelos livianos que cubren el terreno y la topografía plana producen encharcamientos durante la época lluviosa, causando que el agua no se pueda retener en época secas, ocasionando con ello la formación de ciénagas pobres en nutrientes y aguas ácidas (Havens 1966). Algunas de las más grandes son las ciénagas El llanito, San silvestre, el zapato, el tigre, Sábalo y sabalito, San Esteban y la del Opón, esta última ciénaga es muy extensa, tan grande que en invierno cuando llueve desmesuradamente, se forman olas de 2 metros de alto (recibí esta información personal de un pescador). Esto solo indica lo imponente que son estos ecosistemas dulceacuícolas, ecosistemas que durante la época de la conquista fueron arrasados, destruyendo el hábitat de la región, por ello hoy solo se encuentran bosque intervenidos sin la biodiversidad de antaño, reconocida por grandes hombres que atravesaron aquel río Yuma, ejemplo de ello lo narra Gabo en su obra Amor en los tiempos del cólera, donde hace mención a la exuberante naturaleza del Magdalena Medio.
Al comenzar a subir el río, a finales del año 1536, Don Diego Hernández de Gallegos, uno de los acompañantes de Quesada, divisó a lo lejos un pequeño asentamiento de pobladores alrededor de una zona dominada por estas barrancas bermejas, nombre que recibió por parte de los conquistadores (Gniset 1997, Núñez 1997). Esta es la primera referencia histórica del lugar. Latora o latoca era el nombre que daban a aquel lugar los indígenas pobladores, los Yariguíes Sobre la descripción de los pueblos Yariguíes se puede decir que pertenecían a la Familia indígena de los Caribes, con sus ojos pequeños y hundidos, pómulos salientes, pelo negro y áspero, una tez de piel cobriza. Eran cazadores, pescaban eficientemente y tenían una agricultura basal, sin llegar a lograr el avanzado sistema agrícola de comunidades andinas como los Guanes o los Muiscas (Galvis 1997). Los Yariguíes eran un pueblo beligerante, guerrero que habitaba la zona comprendida desde la boca del río cararé a la bocas del río Sogamoso, penetrando hasta las zonas de la desembocadura del río Opón (Valbuena 1997). Se relata que practicaban sacrificios de niños y que eran Antropófagos, pero no se tiene mucha información acerca de ello; con certeza se sabe que se untaban el cuerpo con achiote, Bixa orellana, como un distintivo estético (Galvis 1997). Con la principal y muy famosa característica de utilizar el crudo del petróleo que brotaba de fuentes naturales como relajante muscular o como combustible para prender pequeños fogones e iluminar los bohíos, donde pernoctaban. Esta observación, que fue narrada en 1541 en Santo Domingo, República Dominicana, por parte de Juan del Junco y Gómez del Corral, ayudantes de Jiménez de Quesada en la expedición, los cuales narraron a Juan Fernández que cerca del lugar conocido como latora, se encontraban ciertos manantiales que expelían un betún negro que los indios utilizaban como medicamento o como energía en ciertas ocasiones (Gniset 1977, Valbuena 1977).
En cuanto a Latora, cuya etimología se puede explicar como: La=Lugar. Toc=río. Toca=dominio del río. Ca=Fortaleza. El lugar de la fortaleza del dominio del río. Fue durante los años siguientes al descubrimiento (1492-1500) reconocida por los pueblos indígenas aledaños como un centro de intercambio o trueque por parte de las comunidades que habitaban las riberas del Rió Magdalena también llamado Yuma por los Yariguíes. Se intercambiaban toda clase de utensilios, como anzuelos de hueso, sal, mantas, esmeraldas, pescado, collares, hojas de borrachero, pieles, entre muchas otras cosas que se requerían y muchas veces no se encontraban a la mano (Nuñez 1997).
Pues la zona era de una topografía difícil, evitando el trazo de caminos terrestres, por ello las comunicaciones constantes con otras tribus se daba por medio del río Yuma.
El lugar, llamado por los españoles Latora, tiene una fonética errada, ya que el vocablo r no es común en las vocalizaciones de las lenguas indígenas, por lo que se cree que es una palabra mal entendida e introducida por los españoles (Valbuena 1997). Es más, la escriben separado: latora, cuando la palabra según el estudio de otras lenguas aborígenes se escribe como una sola palabra (Valbuena 1997). Otro indicio más de las deformaciones culturales causadas por el contacto con occidente, que derivan en situaciones confusas para las comunidades locales, situaciones que agravan la falta de identidad y de reconocimiento de los antepasados. Un dato interesante, es que el edificio donde funciona un importante banco en Barranca se llama La Tora, mostrando como malas interpretaciones acerca de nuestro pasado reflejan la incomprensión de los hechos por parte de los españoles, evidenciando como los conquistadores a la hora del contacto querían imponer sus reglas sin medidas intermedias. Una estrategia que cayó en el error, y que por ignorancia acerca del nuevo mundo que se les ofrecía, realizaban actos con la conciencia sana, pues sus ordenamientos morales y religiosos no les impedían realizar las cosas de este modo, independientemente de los pobladores y sin compresión alguna de las nuevas culturas que tenían por delante.
A causa de esto los Yariguíes abandonaron la zona de Latora cuando vieron llegar a los españoles. Por eso latora fue durante un buen tiempo la base de operaciones de Jiménez de Quesada. Desde allí partían expediciones de reconocimiento de la zona, las cuales iban en busca de la mejor ruta para llegar a las zonas habitadas por los Chibchas y así conquistarlos (Havens 1966). Fue en estas expediciones que llegaron hasta el río Opón, cerca de latora, lugar donde los relatos de los expedicionarios acerca de los indios pobladores, reflejan una actitud agresiva por parte de los indios Yariguíes, ejemplo de ello son los relatos acerca de ataques sufridos por las embarcaciones que recorrían el río, ataques que se facilitaban por la cualidad de buenos navegantes que tenían los Yariguíes (Gómez-Picon 1983). Jiménez de Quesada llegó a Latora en busca de un lugar donde reposar y descansar a la tripulación, envió expediciones en busca de nuevas rutas, y los enfermos se devolvieron a Santa marta río abajo. Mientras esperaban, los colonizadores se apoderaron de los víveres que los indígenas dejaron en los bohíos luego de huir de los nuevos visitantes, a las zonas altas de los cerros selváticos de la zona, en lo que hoy se conoce como la “Serranía de los cobardes”, donde su ubica el Parque Nacional Natural Yariguíes. Al paso de los meses, Jiménez de Quesada avanzó hacia las tierras andinas sin regresar nunca a la zona conocida como “La Tora (Gniset 1977) Es entonces cuando ocurre el primer abandono de la zona del Magdalena medio. Aunque pasaron otras expediciones como las de Lebron en 1540 y la de Lugo en 1543, no se establecieron en el lugar. (Galvis 1997, Gómez Picon 1983).
A mi parecer así de sencillo no fueron las cosas, pues seguramente en uno de los avances por la zona que dominaban los indígenas, los españoles capturaron a más de un indígena Yariguí para someterlo a ser el guía, y fue gracias a estos guías que llegaron a las zonas altas, desde donde fueron conquistando al pueblo Chibcha. Siendo este un evento que dentro de la historia colombiana tiene una gran importancia, pues fueron estos primeros avances los que dieron paso a la creación del Reino de la Nueva Granada.
Hacía el año 1550 comienzan los asaltos a las embarcaciones que atravesaban el río Magdalena por parte de los Yariguíes, causando grandes ataques a las expediciones y en algunas ocasiones matanzas considerables (Nuñez 1997). Es a causa de estos ataques, que la Corona comenzó a buscar colonizar la zona intentando fundar nuevas poblaciones. Misión que concluyó con la fundación en 1601 de un puesto de vigilancia que facilitará el paso por el río Magdalena en esa zona. Aunque los Yariguíes no mermaron su accionar y continuaron atacando al mando de su cacique Pipatón, lucharon sin tregua durante muchos años, hasta que los españoles abandonaron una vez más la región. La historia de este cacique es memorable. Se conoce que le apresaron vivo, enviándolo a Pamplona, lugar del cual escapo y sin importar las heridas causadas por los españoles, llegó hasta sus tierras, para continuar combatiendo.
De la región de los Yariguíes no se conoce nada durante los años siguientes, solo se tienen registros acerca de la vegetación de la zona por parte de las expediciones botánicas de Mutis en 1761 y de Von Humboldt en 1801 (Valbuena 1997). Luego de muchos años de olvido, se tiene una descripción acerca de Barranca a mediados de 1820. Se describe al lugar como un humildísimo y modesto caserío de chozas de palma de iraca y tagua, asentado en la confluencia del caño Cardales y el río Magdalena, con habitantes de diversas regiones. Pues fue una época en la cual muchos colonos llegaban de regiones aledañas como el sur de Bolívar, Antioquia, Santa marta, así como algunos Santandereanos.
Durante los años de 1840-1850 se fueron acondicionando caminos a través de la zona de los Yariguíes, en busca de comunicar las áreas Guanes de la cordillera oriental con el río Magdalena. Uno de los más interesados en este proceso era Von Lengerke, reconocido conquistador de las tierras Santandereanas, quién firmó un acuerdo con el estado en 1863 para realizar los caminos hacia la zona. Fue en alguno de los recorridos que realizaban sus trabajadores, que se toparon con las fuentes de petróleo en la región de las “barrancas bermejas”. Aunque estos personajes al contactar a los Yariguíes salían despavoridos, pues la fama de los Yariguíes de atacar a los que se acercaban era ya un miedo infundido en la zona. Es por ello que no se tiene registro acerca de contactos directos en las de crónicas de viajes anteriores
Este aspecto es de considerar, ya que el hecho de que los Yariguíes se aislaran constantemente en sus montañas de los pobladores de la región, no es explicado en los textos de referencia Y es un tema que interesa, pues si fueron llegando colonos como parte de la expansión que sufrió el país, ¿porque el contacto con los indígenas fue tan pasivo?, ¿que fue lo que en realidad sucedió? En algunos textos indican buenas relaciones. Por ejemplo, en un relato se habla de un colono que estaba cazando y se topó con una mujer indígena, la cual le pidió el favor de dispararle a un animal, este lo hizo y dos semanas después los colonos encontraron en la puerta de la choza una canasta llena de frutos y semillas de palma (Galvis 1997). Situación que abre paso a la duda acerca de los comportamientos de los Yariguíes. Pues los conceptos de ser violentos y agresivos venían por parte de los extranjeros, seres que creían que los indígenas eran seres bárbaros, sin alma, sin un único Dios verdadero y paganos en fe, practicantes de rituales ancestrales con plantas enteógenas de la zona. Además en base a los relatos acerca de la antropofagia de los Yariguíes y de los sacrificios de niños, determinaron su condición infrahumana.
Con estos pretextos, los conquistadores de Barrancabermeja del siglo XIX, fueron expandiendo esta idea a lo largo de las poblaciones de colonos, creando un pánico generalizado en contra de las comunidades Yariguíes, la cuales estaban muy disminuidas en población, gracias a las largas guerras pasadas, y a causa de la obstaculización de su comercio fluvial, pues eran las embarcaciones españoles y criollas las que dominaban el transporte, por tanto, los Yariguíes no podían expandir sus territorios o buscar medios de supervivencia.
Es entonces cuando se abre paso a la historia modena, la desaventurada extinción de los Yariguíes, proceso etnohistórico interesante, pues ocurrió con la participación de interéses económicos en el petróleo, oro negro de nuestros tiempos. Ya no era el hecho de ser esclavos, o evangelizar y catequizar las comunidades, el hecho era acabar con los Yariguíes, para que estos no fueran un problema a la hora de realizar las excavaciones petroleras.
Es entonces cuando en 1869 el presidente Eustargio Salazar ordena enviar unas misiones a la zona con el fin de evangelizar la región llamada “El Carare”. Claro, no mediante vías de compresión, sino con golpes, atacando las familias, y apoderándose de las tierras (Valbuena 1997, Galvis 1997). Se utilizaron muchos pretextos que tenían la intención de despojar a los Yariguíes de sus tierras ricas en petróleo y a su vez utilizar a los colonos como obreros de sus futuras empresas. Este es un tema que escuché repetidas veces durante mi vida en Barrancabermeja, comúnmente dentro de las conversaciones o manifestaciones de los grupos políticos independientes que reclamaban la validez de los hechos frente a los líderes religiosos.
El tema del petróleo entra en juego cuando José Bohórquez descubre los primeros yacimientos, y llama la atención de personajes interesados en riqueza, como Roberto de Mares, el cual inició todo un litigio para apoderarse de la zona, y se valió de estrategias como pedirle a Aquileo Parra, personaje influyente de la región santandereana, que enviara una carta al Vicereinato de Bogotá, con el fin de realizar un ataque efectivo contra los indígenas Yariguíes que obstaculizaban la posesión del territorio donde se ubicaban los pozos petroleros (Galvis 1997). Es en el año de 1913 cuando se realiza una ofensiva por diferentes flancos de acceso, causando una gran masacre entre los Yariguíes, que no tuvieron más remedio que replegarse a zonas selváticas y montañosas, escapando nuevamente de los ataques de los invasores Al final, luego de las constantes conquistas, de los ires y venires de los indígenas escapando a la acción violenta de los conquistadores, terminaron exterminando la comunidad Indígena de los Yariguíes. La cual prefirió morir con su sangre limpia, sin mestizaje, antes que ser dominados por invasores. La extinción de los indios Yariguíes es un hecho histórico muy común en comunidades lejanas, de las cuales no se tiene información etnohistórica y por ello se pierde la veracidad de lo ocurrido. Una situación repetitiva en la historia de la conquista de América, realidad que hay que enfrentar, pues son causas directas de los panoramas actuales empapados de violencia y desorden.
Cuando sucede un hecho como estos en un ámbito histórico reciente, las consecuencias de la acción de los inversionistas extranjeros al apoderarse de las tierras de los Yariguíes, se tornan en problemas de orden socio-políticos actuales, donde abundan las situaciones trágicas causadas con la creación de ECOPETROL y su impacto en las dinámicas sociales de las comunidades locales Hacia comienzos de 1900 comienzan a ocurrir fenómenos de inmigración de personas en busca de trabajo y posibilidades de vida (Santiago Reyes 1986). Una situación de contacto, de interacción entre culturas lejanas como la costeña, paisa y santandereana, todos en busca de beneficios económicos, siendo parte de la “cultura de la colonización” . Pasaron las generaciones y comenzaron a aparecer los problemas sociales a causa de la falta de raíces históricas, la falta de una identidad que una los pobladores de una región y no de una empresa que solo busca obtener dinero y más petróleo.
Esta falta de consciencia histórica de la región se manifiesta en la desesperanza de una ciudad que se vanaglorió durante su historia reciente de ser: humilde, apasionada, combatiente y libre, todos rasgos de un pueblo ancestral que se ha perdido entre los anales de la historia, olvidados por sus propios descendientes. Es por ello que invito a todo aquel que habite el Magdalena Medio a mantener vivos nuestros legados históricos, reconocer nuestros antepasados, para comprender un poco más de porque nuestra Barrancabermeja esta inmersa en tantos problemas, cuando es una zona rica en pensamiento, palabra y acción, legado de nuestros antecesores: Los Yariguíes. Dedicado a Barrancabermeja y a los YARIGUÍES
“Aquí donde el sol hace fiesta y el río descansa su bravo correr es aquí donde Barrancabermeja galante y bravía en su transcurrir lleva en su seno con honor la historia de Colombia libre emblema de paz de esta raza ferviente en que continuo proceso se ve para darle el progreso a este valle de sol y llevarle a sus selvas alegría de canción”
Manuel Gustavo Chacón.