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Tinky Astucia y ronroneo

CON SU CARÁCTER AMOROSO, ES UNA FIEL ACOMPAÃNTE QUE NO LE TEME A LOS CAMBIOS

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Todavía es un misterio el accidente que provocó que Tinky llegara una noche a su primera casa en Levittown sin poder caminar y apoyarse en sus patitas de atrás. Desde que fue rescatada por la hermana de su propietaria Leyra E. González, siempre fue juguetona y una gran cazadora. Verla correr por los alrededores no era extraño. Ese día, apenas se quejaba pero sin duda, algo andaba mal. Al llevarla al veterinario el diagnóstico le cambió la vida a ambas.

“Me preparé para lo peor. Mientras esperaba, todos me hablaban de lo bien portada que era Tinky. Por suerte, no hubo que operarla pero la recomendación del doctor nos marcó. Me dijo que si quería que Tinky tuviera una mejor calidad de vida, tendría que tenerla dentro de la casa”, recuerda González.

No lo pensó dos veces. Esperó por su recuperación, que incluía que Tinky estuviera inmóvil por varias semanas (¡casi imposible!) y medicamentos. Una vez mostró mejoría, se mudaron a un apartamento que su dueña había adquirido y que gracias a Tinky, fi - nalmente aceleró su mudanza. Así fue el comienzo de la aventura de esta gata cálico y su dueña hace un poco más de 15 años.

Contrario a la conducta de la mayoría de los gatos, Tinky siempre se ha ajustado a los cambios y se ha acoplado a tres nuevos hogares a lo largo de su vida felina. Ha sido, y es, la fi el acompañante de González en toda su juventud y adultez, aún en los momentos más difíciles de los últimos años como lo fue el huracán María, el terremoto y ahora con la pandemia del COVID-19.

“Si Tinky pudiera hablar, contaría historias por horas. Es una gran compañera. Mi esposo y yo siempre velamos por los patrones de alimentación, de sueño y comportamiento diario, tanto ella como de su hermana Mía, que nos dicen mucho de sus estados ánimo y cómo también procesan las situaciones que les rodean. Porque los animales también viven lo que sus humanos sienten. Tenemos una conexión muy especial”, destaca González quien trabaja como editora y además es parte de la Liga Puertorriqueña de Improvisación Teatral.

Tinky es una gata muy social, le encanta ser un “lap cat”, tomar baños de sol en la mañana y su lugar preferido para dormir es entre las sábanas de la cama. “Esa última batalla siempre la pierdo”, confi esa entre risas González.

Toda su vida González ha estado rodeada de gatos, todos rescatados y personalidades muy distintas. Constantemente dona a entidades sin fi nes de lucro que ayudan con el rescate de animales y exhorta a la adopción. “Todavía hay quienes no creen en lo maravilloso que son los gatos como mascotas. A mi casa han entrado algunos escépticos, conocen a Tinky y ella se encarga de hacerlos cambiar de opinión”, fi naliza.

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