
3 minute read
SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO EL SOL
Advertisement
En Chile existe hace más de 20 años la Pastoral de la Diversidad Sexual (PADIS) como un “espacio de acogida” para personas creyentes que se identifican dentro del colectivo LGBTIQ+.
Una de las acompañantes de esta Pastoral es la Hna. María Eugenia Valdés, religiosa chilena del Sagrado Corazón de Jesús, quien narra para el BS que en este espacio conecta con experiencias que la conmueven profundamente. Si bien considera que en los ámbitos eclesiales no se ha avanzado aún lo suficiente en torno a esta realidad, reconoce que hay “chispazos” que les “mueven la esperanza” de una Iglesia más “pronta” a acoger que a juzgar.
¿Cuál es la realidad que percibís en las personas que se identifican dentro del colectivo LGBTI+?
Yo tengo conocimiento de una parte pequeñita del colectivo LGBTI+, con los que se sienten creyentes, seguidores de Jesús, y más específicamente en Chile. Es gente que me hace admirarla muchísimo, porque muchos y muchas de ellas aun cuando se encuentran con una puerta que se cierra han deseado perseverar en el deseo de ser parte de la Iglesia y confirmar su identidad de católicos. Además, es gente muy resiliente, que confía y apuesta a que la Iglesia dé más pasos de inclusión y de acogida.
En Chile conformaron una Pastoral de acompañamiento para personas que pertenecen a este colectivo ¿qué los motivó a comenzar?
El deseo de hacer una pastoral no vino desde arriba. Nace porque había un grupo que ya existía de hombres gays católicos. Dos de ellos, jóvenes profesionales, pertenecían a las Comunidades de Vida Cristiana (CVX) que es un movimiento Ignaciano y de ellos surgió el deseo de acercarse al sacerdote que los acompañaba en Santiago de Chile para formar un grupo de acompañamiento. A los dos meses me invitaron a participar, porque querían convocar a lesbianas, y les parecía importante tener un rostro femenino. Eso fue a fines de lugar donde había recibido la golpiza. Me conmovió sumarme y que la familia sintiera a una Iglesia cercana. Me ha conmovido cada vez que hay gente que me cuenta su testimonio de vida y su deseo de seguir juntándose y querer permanecer en la Iglesia. Y también el conocer parejas que perseveran en su amor y afirmados en el acuerdo civil porque en Chile no hay matrimonio igualitario y me han pedido si pueden hacer una oración de bendición. Para mí esos han sido momentos conmovedores. De recibir la emoción de quien se siente acogido y acogida totalmente, siendo quién es y cómo es.
¿Qué mensaje te gustaría darles a los católicos que no conocemos las realidades de quienes pertenecen al colectivo LGBTI+?
Abramos bien nuestros ojos y sentidos, porque muchas veces has estado con alguien del colectivo que no se ha atrevido a decirlo. Es imperativo que cuidemos nuestras conductas, nuestro lenguaje y nuestras actitudes de modo que sean lo más acogedoras e inclusivas posible. Y, como católicos, debemos abrirnos a conocer a la persona, a descubrirla en su riqueza, estemos más prontos a acogerla que a condenarla. Cuando conocemos a la persona y descubrimos lo que hay en su corazón, sale muy fácil querer.
2010. No era muy visible, y nos reuníamos los sábados. Se llamaba entre comillas “Los grupos de los sábados”.
¿Cuál es el objetivo de esta Pastoral?
Queremos ser un espacio de acogida, porque hay una realidad que está excluida. Tenemos la convicción de que el Evangelio es para todos, que el bautismo nos hace iguales ante el Señor. Tenemos que bregar para que todos se sientan así. Es un misterio, Dios algo nos está diciendo con esto. "Es un misterio,
Dios algo nos está diciendo con esto”
¿PADIS pretende ser un puente entre las personas LGBTI+ y la Iglesia?
Es más que puente. Porque cuando tienes un puente quieres unir dos cosas que están separadas. La PADIS quiere ser un espacio de integración total, de plena identificación. Te reconocemos y te acogemos como tal.
¿Qué experiencias concretas de la Pastoral te han marcado en tu camino?
Un chiquillo de un sector muy pobre, de las afueras de Santiago de Chile, había recibido una golpiza tan fuerte que terminó muriendo, y como Pastoral dijimos “tenemos que ir”. Fuimos a donde él vivía y vimos a su familia, hicimos “una velatón” en el