¿Cómo enfrentarse a quienes manejan el poder en las sombras? ¿Cómo vengarse de quienes más daño te han hecho? Vuelve Melchor Marín. Y vuelve a Barcelona, donde es reclamado para investigar un caso vidrioso: están chantajeando con un vídeo sexual a la alcaldesa de la ciudad.
Nueva York, 2011. Una chica de quince años aparece crucificada en un suburbio a las afueras. Miren Triggs, periodista de investigación del Manhattan Press, recibe de manera inesperada un extraño sobre. En su interior, la polaroid de otra adolescente amordazada y maniatada, con una sola anotación: Gina Pebbles, 2002. Miren Triggs y Jim Schmoer, su antiguo profesor de periodismo, seguirán la pista de la chica de la imagen mientras investigan la crucifixión de Nueva York.
Un asesinato en serie está quemando vivas a sus víctimas. No deja ningún tipo de pista en las escenas del crimen y la polcía ha perdido todas las esperanzas de encontrarlo. Cuando su nombre aparece en los restos carbonizados de la tercera víctima, Washighton Poe, un detective suspendido de empleo y caído en desgracia, recive la llamada para hacerse cargo de la investigación, un caso del que no quiere formar parte.
Hana es esa chica medio coreana que reparte los pedidos del wok de sus padres. De repente aparece Ro, alta como Madrid y las farolas. La historia de Hana y Ro comienza con una pelea. Un supermercado. La puerta rota de un baño sucio. Un piano electrónico y ocho plantas con nombre. Es cutre y torpe, como todo, pero es bonita. Es normal. Hana piensa, durante ese verano: “esto podría durar para siempre”.