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SEBASTIÁN PACHOUD

SEBASTIÁN PACHOUD Nadar de noche

“La serie nació sin querer. Del deambular, el dejarse ir por las calles, la ciudad y la noche. Ya tenía la costumbre de andar solo, así que era un volver a ver, y de otro modo, esos lugares por donde pasé mil veces y de rescatar las imágenes dentro de las estridentes paletas de claroscuros. Las fotos fueron sacadas a lo largo de varios y relajados años (y amenaza con seguir). Con el conseguir una cámara compacta, tan chica como un celular, perdí cierta calidad (en términos de nitidez), pero me permitió pasar

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desapercibido para lograrlas y quizás gané ese ruido que tanto inquieta. La serie fue muestra en el 2017, y la muestra se llamó “Nadar de noche” (a préstamo de Juan Forn). Y fue y sigue siendo nadar en este pozo que es Santa Fe ciudad, sin plan de evacuación, recorriendo los barrios, la periferia más desconocida, el otro lado del centro (pintando -de oscuro- la aldea) tomando distancia casi de director teatral y encontrar las criaturas y sus historias, para recortarlas en un cuadro a mi antojo inconsciente.”

“Volver de la escuela por un camino largo y sinuoso pocas veces visitado, retornar del baile por la avenida, la primera expedición en bicicleta. A deambular se aprende muy temprano. De a poco la repetición hace ceder a la aventura, se abre paso el fisgoneo, la atención puntual. Más tarde, se reconoce qué es lo que atraviesa a todos esos instantes en que la mirada se pierde y se fija en un pequeño cuadro y su historia imaginada. Sebastián Pachoud domina el arte de la deambulación y por eso su secreto se esconde cada vez que se ofrece en cada una de sus escenas de entrometido que se divierte y llena de color la noche en la que habitan sus pocos, solitarios y definidos personajes. La fotografía y la deambulación son contemporáneas o, más bien, se

volvieron indistinguibles una vez que confluyeron. Mecánica, química digital y la lógica urbana se subsumen al artificio común: la óptica, su atención nebulosa y su detenimiento filoso. Pero aquellas instantáneas que rasgaban los tiempos épicos de la humanidad –para permitir un destello de sus miserias– hoy se invierten. Nadar de noche oficia esa inversión –cada trazo de luz recorta o contrasta una figura, el arquetipo– para designar el verdadero sitio de las ruinas o la catástrofe y, ahí, cumplir con el tierno mandato punk de hallar las flores pop, en una estridente paleta de neones, brillos azules, verdes y violetas. Pachoud, pudoroso, deja que vivan, fisgoneando de lejos o escondido.” Juan Pascual.

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