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¿HAY ALTERNATIVAS PARA LA MODA SOSTENIBLE?

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Opinan:

Elisa Tonda, Felicitas Rossi, Yvon Chouinard, Adriana Marina

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La industria textil es responsable del 8% de los gases de efecto invernadero (GEI) y del 20% del desperdicio total de agua a nivel global. De acuerdo con las Naciones Unidas (ONU), el sector del vestido utiliza 93.000 millones de metros cúbicos de agua cada año, una cantidad suficiente para que sobrevivan 5 millones de personas.

Para enfrentar estos impactos, la moda sostenible se perfila como una tendencia amigable que busca mejorar las prácticas laborales y ambientales a lo largo de toda la cadena de suministro.

Hoy el modelo dominante en la industria es la “moda rápida”, que fomenta cambios constantes de colecciones a bajos precios y alienta el consumo y desecho frecuente de ropa. Esta tendencia ha generado una serie de efectos negativos en diversos ámbitos.

“Si continuamos trabajando con el enfoque de negocios actual, las emisiones de gases contaminantes de esta industria aumentarán casi un 50% para 2030”, advirtió Elisa Tonda, jefa de la Unidad de Consumo y Producción del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA).

Cada segundo se entierra o quema una cantidad de textiles equivalente a un camión de basura. ONU Medio Ambiente (UNEP) considera que “si se promoviera un cambio en las formas de consumo mediante medidas como el mejor cuidado de la ropa y los programas de reciclaje y devolución, se podría tener un mayor impacto”.

“El gran desafío es cumplir con la Carta de la industria de la moda para la acción climática que arrancó en la COP24. Allí 43 grandes empresas textiles acordaron reducir a cero las emisiones antes del 2050. No quiero ser pesimista pero, a juzgar por la laxitud de los grandes de la moda, no creo que se alcance el objetivo”, expresa Felicitas Rossi, socia fundadora de OFELIA Market Sostenible, empresa B certificada que promueve el consumo responsable de productos con buen diseño.

Innovación textil y sustentabilidad

Según el informe McKinsey El estado de la moda 2022: una recuperación desigual y nuevas fronteras, la sostenibilidad domina las prioridades de los consumidores y la agenda de la moda. Los consumidores quieren saber de dónde proceden los materiales, cómo se fabrican los productos y si las personas implicadas reciben un trato justo.

Si continuamos trabajando con el enfoque de negocios actual, las emisiones de gases contaminantes de esta industria aumentarán casi un 50% para 2030.

Rossi asegura que las grandes marcas tienen un papel clave: “Es tan obvio y está tan delante de nuestros ojos que muchas no lo ven: lo principal es no subestimar al consumidor con campañas baratas de greenwashing. Es tan fácil de reconocer una marca no auténtica y hay tantas gastando plata en campañas mentirosas de marketing que da un poquito de náuseas. No niego la posibilidad de cambio de ninguna mega compañía; creo que debemos acompañar el proceso de transición de las grandes marcas, pero tenemos que hacerlo con responsabilidad: exigiéndoles que cambien desde la amorosidad y la colaboración compasiva”.

Algunas marcas han dado pasos implementando prácticas circulares, trabajando con materiales reciclados o apoyando a comunidades locales. Por ejemplo, la cadena global H&M ha adoptado un esquema de recolección de ropa y la fabricante de jeans Guess forma parte de un programa de reciclaje, y ya presentó su colección upcycled.

De acuerdo con el informe McKinsey, una de las palancas más importantes de las que puede tirar esta industria es el reciclaje de circuito cerrado, un sistema que está empezando a implantarse a gran escala y que promete limitar la producción extractiva de materias primas vírgenes y disminuir los residuos textiles. Además, algunas empresas están aprovechando los “pasaportes de productos” digitales, una serie de tecnologías para almacenar y compartir la información de los productos. Y pueden apoyar actividades posteriores al uso, como la reventa y el reciclaje.

La tendencia de la moda sostenible

La moda sostenible, también conocida como moda ética o moda eco-friendly, se basa en principios de responsabilidad, transparencia y ética para minimizar su huella negativa en el medio ambiente y en las comunidades involucradas en su producción. A continuación, se mencionan algunos de ellos:

Los consumidores quieren saber de dónde proceden los materiales, cómo se fabrican los productos y si las personas implicadas reciben un trato justo.

• Materiales sostenibles: uso de materiales eco-friendly y orgánicos, como algodón orgánico, lino, cáñamo, Tencel, entre otros, que tienen un menor impacto ambiental en su producción y desecho.

• Producción ética: garantía de condiciones de trabajo justas y seguras para los trabajadores en todas las etapas de la cadena de suministro.

• Reducción del desperdicio: fomento de la producción con un enfoque en la calidad, la durabilidad y el diseño atemporal para reducir la cantidad de prendas desechadas y fomento de la reparación, reutilización y reciclaje.

• Uso eficiente de recursos: implementación de prácticas de producción que minimicen el consumo de agua, energía y materiales, así como la generación de residuos y emisiones.

• Transparencia y trazabilidad: difusión de información clara sobre el origen de los materiales y el proceso de fabricación, para que los consumidores puedan tomar decisiones informadas y éticas.

• Comercio justo: trabajo en colaboración con comunidades locales y artesanos para apoyar sus habilidades y tradiciones culturales, para asegurarse de que reciban un trato justo y una compensación adecuada.

Alternativas: casos destacados

Existen marcas globales que se han comprometido a adoptar prácticas sostenibles. Rossi menciona a ECOALF y su famoso claim “BecauseThereIsNotPlanetB”: “Desde el 2009 el objetivo que tiene esta marca española es reducir el consumo de recursos naturales, por eso sólo usan materiales reciclados, la gran mayoría rescatada de los océanos con la colaboración de más de 4.000 pescadores distribuidos en 60 puertos de varios países de Europa”.

En el caso de Uniqlo, la empresa se abastece con algodón certificado por Better Cotton Initiative (BCI), utiliza plumas con certificación RDS (Responsible Down Standard) y monitorea el uso de materiales derivados de los bosques. Otras de sus iniciativas destacadas son el uso de poliéster reciclado, con hilo creado a partir de botellas de plástico, lo que permite reducir los residuos y el consumo de petróleo; o el desarrollo de Blue Cycle Jeans, unos vaqueros que reducen hasta un 99% la cantidad de agua utilizada en el proceso de acabado y han sustituido el lijado por el efecto de desgaste del láser, para disminuir la carga de los trabajadores.

Por su parte, Patagonia fue noticia mundial en el 2022, cuando convirtió a la Tierra en su única accionista. La marca de ropa para actividades al aire libre transfirió el 100% de las acciones con derecho a voto a un fideicomiso creado para proteger los valores de la compañía, y el 100% de las acciones sin derecho a voto a una organización sin fines de lucro dedicada a luchar contra la crisis ambiental y defender la naturaleza.

“Han sido casi 50 años desde que iniciamos nuestro experimento en negocios responsables y recién estamos comenzando. Si albergamos algo de esperanza por tener un planeta próspero —o al menos un negocio próspero— en 50 años más se necesitará que todos hagamos lo que podamos con los recursos de los que disponemos. Esta es otra forma que hemos descubierto para cumplir con nuestra parte”, expresó Yvon Chouinard, fundador de Patagonia.

La marca se centra en el uso de materiales reciclados y orgánicos y promueve la reparación y el reciclaje de sus productos. Ha impulsado Worn Wear, un programa de reparación de ropa a través del cual recibe productos de todas las marcas para repararlas completamente gratis y darles una segunda vida útil; y en Argentina este mes realizó el lanzamiento de su colección Recrafted, elaborada con prendas rescatadas y manufacturadas localmente junto a la marca Martha.

Otra marca destacada en nuestro país es Animaná, una empresa textil cuyo modelo de impacto fue destacado por la ONU en el informe Sostenibilidad y circularidad en la cadena de valor textil: una hoja de ruta global, que hoy trabaja en herramientas de formación para artesanos y productores, buscando mejorar la trazabilidad y transparencia.

“Fortaleciendo nuestras áreas de servicios, buscamos integrar a las empresas en esta transformative journey, para lograr su participación activa en la producción de capacity building. En este contexto, encontramos una valiosa oportunidad comercial en los regalos empresariales, donde existe la posibilidad de que los productos de los artesanos encuentren un mercado también allí”, asegura Adriana Marina, fundadora de Hecho por Nosotros y Animaná.

Animaná es una empresa social, B Corp, que representa una alternativa a la industria de la moda actual donde incorpora la circularidad y la inclusión en toda su cadena de valor. “Trabajamos muy de cerca con comunidades y fibras naturales de la Patagonia y los Andes, combinamos técnicas ancestrales con diseño contemporáneo para crear productos de lujo sustentables. Durante muchos años, B Corp nos otorgó el título Best for the World en dos categorías: agentes de cambio y comunidad”, expresa Marina.

Desde su creación, no sólo ha crecido comercialmente, sino que ha seguido influyendo en el cambio sistémico de la industria de la moda a través de actividades de educación, sensibilización, investigación y desarrollo socioeconómico.

“Más allá de buscar que cada pieza sea única, existe algo en nuestra cadena productiva que difiere de la producción convencional: el precio justo. En Animaná ningún eslabón de la cadena no es atendido con respeto, se mantienen relaciones de colaboración, diálogo y beneficio de intercambio. Nuestros proveedores son socios que se suman al proceso productivo como iguales y no mediante relaciones asimétricas”, asegura Marina.

Por su parte, Hecho por Nosotros es una ONG sin fines de lucro complementaria a Animaná. Juntas trabajan para promover la sostenibilidad en el mundo de la moda, con un enfoque estricto en la investigación y proyectos educativos para entender mejor la industria y sus problemas; y encontrar soluciones integrales para crear un paradigma sostenible. Cuenta con un ecosistema de más de 8.500 artesanos en la Patagonia y en toda la región andina (Argentina, Perú, Bolivia).

Sus tres áreas de trabajo son: desarrollo local, especialmente en comunidades rurales andinas; desarrollo de la cadena de valor y del mercado de fibras de camélidos; y promover avances en una industria textil sostenible. “Cuando me embarqué en la creación de la ONG Hecho por Nosotros y Animaná, supe que quería trabajar en la creación de soluciones concretas. Sabía que tener una alternativa que ofreciera una forma innovadora de hacer negocios, teniendo en cuenta el bienestar de los artesanos y respetando sus recursos y tradiciones sería el camino a seguir”, explica Marina.

Impacto positivo y buenas prácticas

En los últimos 15 años, Hecho por Nosotros y Animaná impactaron de manera positiva en artesanos y productores. “Este proceso comienza reconociendo el valor del producto local y la historia que los artesanos tienen que compartir con el mundo. A través de una fase de diagnóstico que permitió conocer sus necesidades, se implementó un programa de desarrollo de capacidades adaptado a su realidad”, explica Marina.

Otras Opciones Para La Moda Sostenible

Ropa vintage y de segunda mano: existe una creciente popularidad como opción para dar una segunda vida a las prendas, que contribuye a reducir el desperdicio y a disminuir la demanda de producción de nuevas prendas. En Buenos Aires, destacan empresas como Galpón de Ropa, Renová tu Vestidor o Urban Luxury Moda Circular.

• Moda DIY (hazlo tú mismo, por su sigla en inglés): esta opción promueve la reutilización y el reciclaje de prendas existentes, personalizando la propia ropa con técnicas de costura, bordado, teñido y otras formas de expresión creativa.

• Alquiler de ropa: permite acceder a prendas de alta calidad sin comprarlas, lo que reduce la acumulación de ropa poco usada en los armarios. Se ha convertido en una alternativa atractiva para eventos especiales y ocasiones formales. En Buenos Aires, algunas de las opciones son Dress Me Up y Toia de Kiev.

Esta tendencia, con un enfoque en materiales responsables, producción ética y conciencia circular está ganando cada vez más terreno en la industria. Sin embargo, “la única forma de hacer verdaderamente sostenible la industria de la moda es acabar con la cultura del desperdicio”, reflexiona la ONU.

En colaboración con instituciones asociadas, como la fundación IOV Labs para la financiación descentralizada directa a cada artesano de la comunidad y Animaná como brazo con el mercado, se trabaja para incluir a las comunidades, regenerar la economía local, integrar mujeres y jóvenes, transformar la cadena de valor de la moda, el mercado global y el uso de blockchain para la trazabilidad y transparencia de los productos por medio de la cual se reúne a los clientes con la historia del producto.

“Entendemos profundamente que el desarrollo de capacidades sin inversión o acceso al mercado no aporta cambios significativos a las comunidades de todo el mundo”, asegura Marina.

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