CARTA ABIERTA A CARLES DURAN

Carles Duran cogió la dirección del equipo en un momento límite tanto deportivamente como en los despachos. Las deudas económicas hacían tambalear la viabilidad del club y deportivamente vivíamos anclados dentro de la zona de descenso.

Aun así, Carles Duran en 2018 se hizo cargo del primer equipo, y junto con Laprovitola, consiguió una gesta inolvidable y de un valor incalculable, por muchos aficionados, este acto y los conseguidos durante las siguientes temporadas hacen que Carles Duran merezca colgar su camiseta en lo más alto del Olímpic.

Como ya hemos comentado, las proezas no acabaron con la salvación de aquella temporada, las siguientes temporadas de la Penya mejoran año a año y son de un crecimiento continuo hasta colocar el equipo en su el punto de mira de Europa (Eurocup), siendo estos los mejores años de la última década verde y negra.

Más allá de los éxitos deportivos, Carles Duran ha causado sensación para ser un entrenador único, formado en el club y con más de 25 años dentro de la entidad, ha compartido la alegría y la satisfacción con los aficionados, de igual manera que las decepciones, las derrotas y las críticas. Desgraciadamente, la memoria en el deporte de élite es de corto plazo, pero los aficionados al baloncesto (no solo los de la Penya) recordarán con nostalgia y admiración las horas dedicadas al club, para llevarlo hasta donde merece estar.

Más allá de esta última temporada, donde un conjunto de malas decisiones y lesiones, han provocado su marcha prematura del club, el entrenador será recordado por su carácter y sentimiento ‘’penyero’’, con acciones icónicas como el mítico ¡¡TOMA!!, dentro del vestuario o como las reiteradas muestras de excitación sobre el parqué dirigidas al aficionado badalonés, que en algún momento acabará reconociendo las grandes proezas conseguidas por la época Duran.

Hasta pronto, Carles.

Toda la suerte del mundo.

Fuente: La vanguardia