Soy Miguel, y hoy quiero contarte por qué llevo un lazo oscuro en mi muñeca.
Lo llevo porque estoy muy triste, y mi mamá me ha contado que hace mucho tiempo, cuando alguien a quien queríamos se había ido, nos vestíamos de manera diferente, con algo de color oscuro, para que los demás supieran que nos sentíamos tristes y lo echábamos de menos, por eso yo he decidido ponerme un lazo oscuro en la muñeca.
¿Y por qué estoy triste? ¡¡Porque esta mañana me encontré a mi hámster Max en la jaula muy quieto!! Como no se movía, al principio pensé que Max estaba dormido…
Pero más tarde fui a verlo de nuevo a la jaula a ver si se había despertado, y seguía igual… quieto quieto, sin moverse…
Así que le dije:
—¡Max, estoy aquí!… ¡¡Max, que te traigo pipas!!…
Y ni caso…
—Max, ¿te hago cosquillas?, ¿te canto una canción?...
Pero no hacía nada, y empecé a pensar… «¿Le habrá pasado algo a Max?». Y mi corazón empezó a latir más rápido de lo normal. Entonces llamé a mi madre:
—¡¡Mamá!! ¿Llevamos a Max al veterinario?
¡¡No se mueve!!
El veterinario es el doctor de los animales, ellos entienden mucho y saben curarlos casi siempre.
—¿Qué pasa, Miguel? —me preguntó mi mamá…
—Max no se mueve nada de nada…
Y lo he intentado todo.
Luego mi mamá fue a ver a Max, y después de observarlo y tocarlo, me dijo que Max no tenía cura, que el cuerpo de mi hámster había dejado de vivir.
Pero ¿cómo puede ser eso? Además, ¿qué significa?...
Si ayer estuve jugando con él, dándole de comer pipas, que le gustaban mucho, y también le di agua, y hasta se subió en su pelota transparente de hacer carreras y disfrutamos mucho jugando al pilla-pilla.
—¿Y qué significa que ha dejado de vivir, mamá?
¿Como un robot cuando se queda sin pilas?
—Miguel —respondió mi mamá—, dejar de vivir significa que ya no necesita comer, ni beber agua, ni hacer deporte. Significa que su cuerpo no se moverá más porque ha dejado de funcionar.
—¿Y qué podemos hacer ahora, mamá? —dije yo, bastante preocupado.
—Pues… podemos ponerlo en una cajita de cartón, mientras pensamos cómo hacerle una gran despedida… —me dijo mamá.
