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Cómo está Afectando el Coronavirus en las escuelas

Esther Pascual García (Maestra de Educación Infantil)

“No me toques, tienes el bicho”, “Ni te acerques, apestado”, “Por ahí viene la peste”, “Cómo me toques te mato”, “Sepárate enfermo”, “Coronita”, “Ojalá te entre el monstruo y te mueras”, “No me mires que me contagias” Son los nuevos insultos que han nacido por la pandemia mundial que estamos viviendo desde hace poco más de un año. No, el acoso escolar no ha desaparecido, ni siquiera se ha frenado con esta situación; todo lo contrario, ha aumentado de manera estrepitosa, sobre todo a través de las redes sociales, ya que durante los últimos meses escolares del año 2020, fue la única manera de llegar a hacer daño y continuar con el “juego” del acoso. Pero la vuelta al cole en septiembre, no fue para nada fácil. No más lejos de la realidad, la comunidad educativa se vio inmersa en una situación muy difícil de sobrellevar. Nuevas medidas, nuevas estrategias de enseñanza, nuevas estructuras. “Si el Acoso Escolar era difícil de detectar en condiciones normales, esta situación ha agravado su detección”, aseguran algunos docentes de diferentes centros educativos. La mascarilla por ejemplo, se ha visto como un inconveniente a la hora de detectar si se produce un insulto, una amenaza o si alguien se dirige hacia otra persona; ya que obstaculiza el poder ver cualquier gesto que se pueda hacer con la boca. Además, es complicado también a la hora de poder escuchar susurros que se puedan producir entre alumnos y alumnas. Otro factor muy importante, es el alumnado que queda señalado por el simple hecho de haber pasado el virus o haber estado en contacto con algún positivo. Los acosadores y acosadoras aprovechan la mínima situación para posicionarse en contra de aquella persona que nos es de su agrado; a la que, por alguna razón, quieren ver sufrir. Si la etapa escolar puede ser muy difícil de llevar, hechos, como ha sido el coronavirus, agrava la situación y se une a la larga lista de “razones” que encuentran los acosadores y acosadoras para apagar la vida de los demás.

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Las víctimas continúan viéndose desamparadas, no encuentran el modo de pedir ayuda y se culpabilizan de, en este caso, haber pasado el virus o haber estado confinado. A todo esto hay que añadir que las relaciones sociales se han enfriado. Somos una sociedad que necesita de abrazos, de contacto con otras personas, de caricias, etc., y esta pandemia ha roto estos esquemas. Es la excusa perfecta para que los que llevan a cabo el Acoso Escolar, aparten cada vez a las víctimas del entorno social. Pero, ¿qué podemos hacer desde los centros educativos? ¿Qué medidas podemos coger para poder frenar esta brecha que se ha abierto? Es importante concienciar al alumnado de la gravedad de la situación que estamos viviendo, que no es un juego y que puede afectar a todos