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ringos

Inaugurado hace 10 años, el Museo Municipal Hermanos

pletaría la familia con el nacimiento de Elvira. Hace exactamente un siglo, Torcuato compró una casa para instalar su propio taller. Allí edificó los cimientos de la gran carrera deportiva de sus hijos Dante y Torcuato coronada con cuatro títulos en Turismo Carretera.

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“Adelante había un pequeño taller con herramientas, atrás, la casa, y después, un patio. Ahí tenían muchas máquinas a la intemperie, solo cubiertas por una especie de alero de chapa. Así salieron campeones en 1962”, nos cuenta Susana Martínez, encargada del Museo Municipal Hermanos Emiliozzi.

Precisamente, la obtención del título de 1962 cambiaría por completo la fisonomía de la vieja edificación de 1913. “Luego del campeonato, derrumbaron esta casa y se construyó el edificio actual que se transformó en taller y en concesionaria sobre el final de la carrera deportiva de los Emiliozzi. Arriba construyeron un departamento. Torcuato se mudó enfrente y, Dante, a la vuelta. Después compraron otro terreno para hacer el taller de la concesionaria”, detalla Susana.

Es en este espacio, ubicado en la calle Necochea del centro olavarriense, fue inaugurado en 2013 el museo de sitio que lleva el apellido de los ilustres embajadores deportivos de la ciudad.

“El edificio del museo lo compró la municipalidad de Olavarría en 2005 para preservar una historia que nos representa y que tenía en ese momento más de 50 años. Es la his- toria de Dante y Torcuato Emiliozzi. El edificio pertenecía a la familia y estaba en venta. Primero, el municipio había comprado el auto, ‘La Galera’, que lo tenía un particular, y lo declaró patrimonio histórico cultural de Olavarría en 1997. El museo es un proyecto en conjunto entre el municipio y la familia Emiliozzi, en especial las hijas de Torcuato, Norma y Silvia”, cuenta Martínez.

“L a G a le ra ” , princ ip a l prota g onis ta

La cupecita Ford de 1939 con la que los “gringos” compitieron durante 16 años y lograron los títulos de TC es la principal atracción del museo y el único vehículo de su propiedad. “El único auto que siempre está es ‘La Galera’. Los demás se van rotando. En algunas oportunidades se exhibe un Ford T modelo 1925 que replica el auto con el que Dante Emiliozzi comenzó a correr en categorías zonales, con el que disputó 18 carreras y ganó 11”, detalla la directora.

Actualmente se exhibe el Falcon angostado preparado por los Emiliozzi en 1969 -y que luego comprara el folclorista Jorge Cafrune-

Un hincha con vincha

Uno de los hinchas más famoso de los Emiliozzi es Guillermo Vilas. El gran “Willy” había heredado de su padre la pasión por el Turismo Carretera y en particular por los “gringos”. En julio de 1998 pasó por Olavarría en el marco de una gira que tenía como finalidad descubrir jóvenes talentos del tenis para proyectarlos a nivel nacional. Aunque solo estuvo algunas horas, no quiso perderse la oportunidad de conocer personalmente a “ Tito” Emiliozzi a quien visitó en su casa. Los dos campeones se fundieron en un emotivo abrazo y compartieron anécdotas de sus respectivas carreras. Un rato antes, el tenista había pasado por el taller para conocer “La Galera” y darse el gustazo de sentarse frente al volante.

En oc tubre de 2015, Vilas pasó por el museo y dejó estampada su firma en el libro de visitas.

y una cupé Dodge con la que José María Romero compitió en Turismo Carretera con preparación de Torcuato Emiliozzi. Con este auto el sierrabayense Guillermo Tambucci se consagró campeón de TC Pista en 1996.

N o s o lo a u to s

Además de los autos de competición, el espacio atesora infinidad de objetos que pertenecieron a los Emiliozzi.“La Galera es la columna vertebral del museo. En orden de importancia le sigue la tapa de cilindros del motor con válvulas a la cabeza que ellos crearon, el torno original de origen alemán que utilizaron en el taller y los tacos de billar que ellos mismos fabricaron. Luego hay trofeos de toda la carrera deportiva realizados en al- paca y plata y también los cascos con los que compitieron. Tenemos un rincón del hincha, un espacio que ha sido creado para recuperar la mayor cantidad de objetos posibles, donde se destaca un mameluco Annan de la escudería. Otros recuerdos valiosos son el primer título de campeón de TC de 1962 y las herramientas originales del taller que fueron donadas por la familia”, describe Susana. Aunque la piden de muchos lugares, “La Galera” sale muy poco del museo, no solo para preservarla sino porque la mayoría de los visitantes van especialmente para conocerla y quieren asegurarse que esté. Participó en las ediciones de Autoclásica de 2012, donde fue premiada en la categoría Turismo Carretera, y 2015, en muestras en el autódromo de Olavarría y en el Salón de Automóviles y

Motos Clásicas que organiza el Autoclub Berazategui. Uno de los últimos eventos a los que asistió fue el tributo a Juan Manuel Fangio, en Balcarce.

La vieja cupecita está en óptimas condiciones de cuidado y funcionamiento. Omar Rosini, un mecánico apasionado de la historia de los Emiliozzi, es quien se encarga celosamente de su mantenimiento. “Si el auto tiene que salir lo maneja él”, nos dice Susana. El museo es municipal, no se cobra entrada ni comercializa objetos ni merchandising. “Colaboran mucho los vecinos con las

¿Dónde y cuándo?

Dirección: Necochea 3229, Olavarría. Teléfono: 02284-429093

E-mail: museohnosemiliozzi@olavarria.gov.ar

Por días y horarios de visita, consultar en las redes sociales:

FB: museomunicipalhnosemiliozzi

Twitter: @MuseoEmiliozzi

IG: museohermanosemiliozzi muestras itinerantes que se realizan en el salón. Desde distintos puntos del país llegan donaciones de objetos que pertenecieron a los Emiliozzi o están relacionados con ellos. Este museo trasciende las fronteras de la ciudad, los Emiliozzi sembraron una hinchada enorme en todo el país que fue pasando de abuelos a nietos. Hay visitantes que nos traen objetos, fotos, y que cuentan anécdotas de quienes los vieron correr”, señala Martínez.

D e s de tod o e l p a ís

Visitan al museo más de 15.000 personas por año. Susana nos comenta que “viene mucha de gente de Santa Fe, Córdoba, de la ciudad de Buenos Aires, del conurbano bonaerense, de Mercedes, de Necochea y de todo el país. También nos visita gente del exterior. Hace poco vinieron unos ingenieros brasileños que estuvieron arreglando unas máquinas de la industria cementera, se enteraron que estaba el museo y pasaron a conocerlo. También llegó una delegación china que vino a Olavarría para instalar una máquina. Desde Barcelona nos visitó un mecá- nico especializado en trenes, que recorre el mundo en moto, y que se había enterado por las redes sociales de la historia de los Emiliozzi. Tenía curiosidad por conocer lo que ellos habían hecho”. Entre los visitantes más ilustres, se destacan personalidades del automovilismo como Juan María Traverso. Por su parte, Tulio Crespi y Heriberto Pronello ofrecieron charlas para alumnos de escuelas técnicas de la ciudad. Al pertenecer al municipio, las actividades del museo dependen del área de cultura de la ciudad. “Desde la Subsecretaría de Cultura y Educación hay una programación anual de actividades para cada uno de los once museos municipales. La muestra más importante de autos clásicos y antiguos se llama Dante y Torcuato Emiliozzi, pero no se hace en este espacio. Vienen autos de la región. Olavarría es una ciudad muy fierrera y tiene un parque muy importante de autos clásicos. En septiembre se organiza un gran premio de baquets en conjunto con CAdeAA con largada en la sede del museo. No son eventos propios, pero el museo está abierto a todos. Cuando hay carreras de autos en el autódromo, las conferencias de prensa se hacen en nuestro salón. Además, nos visitan distintos clubes de autos antiguos y de carreras y agrupaciones de motociclistas”.

Vitrinas con trofeos de la exitosa campaña deportiva. El torno de origen alemán utilizado en el taller (arriba). Mameluco Anman de la escudería (der.).

E m b a ja d o re s d e p o rtivo s

“Decir Olavarría es decir Emiliozzi y viceversa. Son los mayores embajadores deportivos que ha tenido la ciudad, llevaron el nombre de Olavarría por todo el país y nos conocieron por ellos. Representan una historia buena, una historia de trabajo, de amistad, de equipo, de pasión por lo que hacían. Dejaron tan marcado su nombre que trascendieron más allá de la ciudad. Este museo es un homenaje a ellos y el objetivo es transmitir esta historia para que no quede arrumbada solo en quienes los vieron correr. Para que las nuevas generaciones vean a través de hechos como con pasión y honestidad se pueden conseguir objetivos. Dejaron una historia de caballeros del deporte. Hace 10 años que estoy en el museo y jamás escuché un solo comentario negativo sobre Dante y Torcuato Emiliozzi. Fueron dos señores”, concluye Susana.z

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