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SALUDO DEL PADRE GENERAL A LA ASAMBLEA DE HOMÓLOGOS DE PASTORAL AUSJAL, JUNIO 2024

Arturo Sosa Abascal, S.J. - Superior General de la Compañía de Jesús

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, Con profundo gozo saludo esta primera reunión presencial de la red de homólogos de Pastoral de AUSJAL. Mi agradecimiento y saludo fraterno al P. Anderson Pedroso, S.J., rector de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, al P. Paulo Verissimo, S.J., coordinador pastoral de la misma universidad y a todas las personas de la comunidad universitaria de la PUC que hacen posible este importante encuentro.

La larga tradición educativa de la Compañía de Jesús ha llevado a un complejo y desafiante compromiso con la educación universitaria en el tormentoso cambio de época que vive la humanidad. Inspirados en el carisma de la Compañía de Jesús hoy contamos con una red internacional, extendida por todos los continentes, que agrupa 187 universidades y facultades. La Asociación Internacional de Universidades Jesuitas (IAJU), de la cual forma parte activa la Asociación de Universidades encomendadas a la Compañía de Jesús en América Latina y el Caribe (AUSJAL), enfrenta sistemáticamente los desafíos del mundo actual desde la identidad propia del compromiso universitario de la Compañía de Jesús.

En este contexto resulta clave afrontar en profundidad el significado de la identidad derivada de la misión universitaria de la Compañía de Jesús y la colaboración de miles de personas diferentes en edad, cultura, formación… para hacerla posible. Tanto en las asambleas de la IAJU en la que he participado en Bilbao/Loyola, 2018 y Boston, 2022, como en el reciente encuentro con los Presidentes de las Universidades de Estados Unidos y Canadá (6 de abril de 2024), he tratado de contribuir a esa necesaria profundización del sentido de una universidad bajo la responsabilidad de la Compañía de Jesús, tomando en cuenta la diversidad de lugares en los que están presentes, la riqueza cultural los contextos en los que se desarrolla y desafiante variedad personal, religiosa y étnica de sus docentes, investigadores, empleados y estudiantes.

No cabe duda de la importancia de la conciencia de la misión e identidad de las universidades jesuitas que acompaña la cotidianidad de la vida universitaria en una situación mundial llena de incertidumbre, violencia, creciente desigualdad social, alimentada por el populismo, la polarización y la posverdad que fortalecen las estructuras injustas dominantes. Conciencia que mueve a los universitarios e instituciones con identidad jesuita a convertirse en signos de esperanza y fuente de vida fraterna.

Ustedes, los responsables de Pastoral Universitaria y la Identidad y Misión, con sus equipos de trabajo, son el corazón carismático de esa misión en cada campus. Son ustedes quienes velan por la formación integral de nuestros estudiantes y miembros del personal de cada institución, quienes los guían en su camino de fe y quienes los inspiran a ser agentes de cambio en un mundo que lo necesita más que nunca.

Asociamos el “corazón carismático” de las universidades de la Compañía de Jesús a la identidad ignaciana. Sabemos que todo carisma es un don del Espíritu Santo para fortalecer la misión de la Iglesia enviada a hacer presente en la vida humana la Buena Noticia de la reconciliación en Jesucristo. El carisma del que surge la misión y la identidad de nuestras universidades lo recibimos a través de Ignacio de Loyola y sus compañeros, fundadores de la Compañía de Jesús.

El carisma fundacional de la Compañía de Jesús marca nuestras comunidades universitarias con un estilo particular. Si nos limitamos a imitar lo que hacen los demás no estamos a la altura de nuestra vocación. Compartimos con todas las universidades el compromiso con la docencia, la investigación y el servicio, pero aportamos nuestro propio carisma a esas actividades.

Nuestras universidades no dejan de lado las humanidades, sino las integran con las ciencias naturales y sociales, ayudando a los estudiantes a descubrir un marco global en el que sus opciones tengan sentido. Nuestro estilo de aprendizaje es ignaciano, activo, comprometido, enraizado en la experiencia.

Nuestras universidades valoran la experiencia religiosa, no encerrándola en algún rincón de la preferencia personal, sino llevándola abiertamente al diálogo con otras experiencias humanas.

Nuestras universidades son comunidades diversas, multiculturales e intergeneracionales que siempre implican aprender juntos y a menudo implican vivir juntos. Esperamos que nuestros estudiantes crezcan siendo amigos entre sí, amigos de los pobres y amigos en el Señor.

Nuestro carisma educativo nos invita a todos, como dice a menudo el papa Francisco, a integrar la cabeza, el corazón y las manos. De hecho, todas las perspectivas que el papa Francisco dio a la Compañía de Jesús para orientar nuestro trabajo hoy, las cuatro preferencias apostólicas universales, están muy presentes en las universidades: compartir el camino hacia Dios, caminar con los excluidos, acompañar a los jóvenes en la construcción de un futuro lleno de esperanza y colaborar en el cuidado de nuestra casa común. Estas preferencias se están convirtiendo en los principales criterios para la toma de decisiones, orientando la investigación, la docencia, el servicio y la colaboración.

Todas nuestras universidades participan de esta única misión, una misión universal. Las instituciones tienen una autonomía legítima, y las presiones del mercado empujan a cada una a competir con las demás.

Seremos mucho más fuertes si entendemos que formamos parte de una red, si contribuimos a la red, si aprovechamos la fuerza de la red para prestar un mayor servicio. Si cada universidad va por su lado, el futuro es

muy incierto. Si nos entendemos a nosotros mismos, a cada una de las universidades, como partes complementarias de un solo cuerpo, entonces podremos afrontar el futuro con esperanza.

Nuestro carisma es también un carisma de opción, de elección. Enfrentados a la elección entre dos bienes, discernimos y elegimos deliberadamente el que es más conducente a la alabanza y al servicio de Dios y a la ayuda de las almas en el contexto de una visión universal que nos da la libertad de elegir el bien más universal. Los individuos están llamados a hacer tales elecciones, y también las comunidades.

La Pastoral Universitaria juega un papel fundamental en el cumplimiento de la misión que se deriva del carisma de la Compañía de Jesús. A través de su trabajo, la Pastoral Universitaria ayuda a todos los miembros de las comunidades universitarias a:

• Desarrollar su fe: la Pastoral Universitaria ofrece oportunidades para crecer en la fe a través de la oración, los sacramentos, la formación religiosa y la participación en la comunidad.

• Discernir su vocación: la Pastoral Universitaria ayuda a discernir a cada quien su vocación en la vida, guiándolos en la búsqueda de su propósito y su lugar en el mundo.

• Comprometerse con el servicio: la Pastoral Universitaria anima a comprometerse con el servicio a los demás a través de programas de voluntariado, iniciativas de justicia social y experiencias de inmersión en comunidades marginadas en cada campus del continente y del mundo.

Les confío la importante misión de mantener viva la identidad y la misión propias del carisma que como Compañía de Jesús hemos recibido a través de Ignacio de Loyola y sus primeros compañeros ignacianos en las universidades jesuitas de América Latina.

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