3 minute read

CONGRESO OLORES: EVOLUCIÓN Y DESAFÍOS EN LA INDUSTRIA FORESTAL

El reciente Congreso de Olores, celebrado en la UNAB en Santiago los días 9 y 10 de abril, organizado por la Asociación AMIGO, resultó ser una instancia de gran valor. La calidad de las presentaciones y la excelente organización nos permitieron actualizar nuestros conocimientos en esta materia crucial, entre ellos el uso de la ciencia ciudadana, las mejoras en sensorización y actualización de cambios normativos y metodológicos, entre otros. Este evento me motivó a escribir sobre la evolución y los desafíos en la gestión de olores, especialmente en la industria forestal.

Históricamente, las emisiones de olor han sido un foco de atención en el ámbito medioambiental. La industria ha trabajado continuamente para minimizar las externalidades hacia las comunidades aledañas. Esta evolución ha sido impulsada tanto por cambios regulatorios como por una transformación en la visión de la propia industria. La industria forestal, en particular, ha enfrentado desafíos significativos debido a sus procesos de producción de celulosa. Los diseños originales de las plantas no siempre consideraban la captura de todas las fuentes de emisión, lo que ha llevado a la ejecución de diversos proyectos de inversión para asegurar la captura de fuentes fijas y emisiones difusas a fin de tener el menor impacto nivel posible en términos de percepción olor.

En el pasado, las exigencias regulatorias en cuanto a emisiones de olor eran laxas o inexistentes. La atención se centraba principalmente en otros contaminantes atmosféricos, dejando en segundo plano el impacto de los olores en la calidad de vida. Sin embargo, la creciente conciencia ambiental y las demandas de las comunidades han traído como resultado en mejoras en los procesos y en regulaciones más estrictas y específicas. Hoy en día, se reconoce el impacto de los olores en el bienestar de la población, y las normativas buscan controlar y minimizar estas emisiones.

La nueva mirada de la industria se basa en la adopción de tecnologías más robustas, la implementación de mejores prácticas operacionales y la transparencia en la comunicación con las comunidades. Se ha invertido en sistemas de control de emisiones de última generación, respaldos de quemadores y otras tecnologías, y además se han fortalecido los mecanismos de monitoreo y seguimiento para detectar y abordar rápidamente cualquier incidente. A todo lo anterior se suma que: Se han implementado espacios de trabajo conjunto y participación, involucrando a las comunidades en la identificación de problemáticas y alertas tempranas.

En conclusión, la gestión de olores en la industria forestal ha avanzado significativamente. Si bien persisten desafíos, los avances logrados son un claro indicio de que es posible construir una industria forestal más sostenible y respetuosa con su entorno.

This article is from: