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LV Congreso Nacional de Belenistas

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A.C.B

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LV Congreso Nacional Belenista, Vitoria 2017

Todavía no queda claro la hora a la que vamos a salir, las tres, o mejor antes, a las dos así nos cunde más el día… efectivamente a la una y media ponemos rumbo a Vitoria con una temperatura más propia de Junio que de Octubre.

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Por fin, después de unas cuantas horas de coche llega el momento de dejar las maletas de fin de semana largo en la habitación, al final parece que nos han divido en dos hoteles, los previsores que se apuntaron pronto en uno y los rezagados que se apuntaron un poco más tarde en otro. Tras un viaje largo hay dos opciones, tumbarse a descansar o… salir a dar un paseo por una preciosa ciudad donde sus calles te invitan a andar y cada una de sus tabernas a tomar un “pintxo” de los que recuerdas al día siguiente ¿Quién puede resistirse? La casualidad, o la buena suerte ha hecho que acabemos sentados en un bar, del cual la única pega que podemos poner son los kilos de más que puedes coger al estar todo tan rico, además justo en frente del Museo de los Faroles, que por cierto, una pena que esté cerrado, nos han dicho que es una maravilla. Volvemos de regreso al hotel, con buenas ganas de pillar la cama, mientras que los más nocturnos, o trasnochadores, se atreven a esperar a Juan Andrés y Maite que llegan a estas horas a Vitoria, ya se sabe que hoy en día

las obligaciones son las obligaciones, menos mal que esta pareja nada tiene que envidiar a la nave de Regreso al Futuro, llegan siempre en mitad de tiempo.

Amanece el día con niebla, prontito, a las 9 de la mañana ponemos rumbo a las Salinas de Añana, y ¿quién no se queda de piedra cuando te dicen que, no solo vas a pisar la Villa más antigua de Álava sino que encima hace 200 millones de años fueron las aguas de un vasto mar las que provocaron esta maravilla? Ahí estábamos con la boca abierta, en parte por el precioso paisaje y en parte por probar la sal muera, y rascando el monedero para comprar “Flor de Sal”, un tipo de sal que aún no entendemos como hemos podido cocinar tanto tiempo sin usarla.

Con la sal en la bolsa nos adentramos en lo que hace unos cuantos, bastantes, años perteneció a la Orden de Malta, el monasterio de San Juan de Acre donde unas monjitas de clausura empleaban su tiempo en la fabricación de unas velas aromáticas. A estas alturas de la mañana ya no queda niebla, así que, con un buen sol nos dirigimos a Laguardia, lógicamente con una vela para cada uno.

A lo lejos se ve este pueblo de la comarca de la Rioja Alavesa, no sabemos si será el ambiente, sus rincones o sus calles, pero parece que un caballero medieval va a entrar corriendo por cualquiera de sus cinco puertas de acceso. Antes de irnos de vuelta nos queda una visita obligatoria, el Belén barroco de movimientos, eso sí, según yo lo veo, movimientos demasiado bruscos. Son las ocho y empieza el acto de inauguración del Congreso donde se entregarán los corbatines, nos quedamos todos un poco expectantes esperando que será el regalo de este año para las asociaciones asistentes. Mientras comentamos el acto, la cena se nos pasa volando y llega la hora de irse a dormir, bueno a dormir algunos, la mitad del equipo se aloja en otro hotel y parece que el autobús se ha olvidado de ellos… teniendo en cuenta que más

de la mitad ya tienen unos cuantos años a las espaldas y el hotel no está al lado, se estaba organizando bastante revuelo, unos echan la culpa al autobús, otros a los hoteles, otros a la organización, pero parece que la cosa se va resolviendo con unos cuantos taxis y otros cuantos con ganas de andar.

Llega el viernes, nos acicalamos, y nos preparamos para la foto oficial del congreso en la escalinata de la Iglesia de San Miguel y la inauguración de la Feria de profesionales del Belén en el Palacio de Villa Suso, y claramente pocos son los que se resisten a alguna compra para añadir a sus propias colecciones. De camino al autobús vamos hablando de la cantidad de lugares que tenemos que añadir a nuestro mapa de visitados, la Iglesia de San Francisco de Vitoria-Gasteiz, la Iglesia de Arbulu y Añua. Empezamos con el belén de Josean Morlesín, la verdad, una vez en frente invita a pensar, refleja temas demasiado comprometidos con la sociedad actual como para no dar más de una vuelta a la cabeza: la pobreza , la guerra o como queda reflejada la inmigración. Seguimos hasta Olazanguitia, un pueblo que compensa su rica comida con lo difícil que es recordar su nombre.

Regresamos al hotel preparados, unos solo para degustar una riquísima cena y otro para bajarla dando un paseo después, parece que Vitoria nunca se quiere dejar de visitar.

Es sábado, y los que no somos presidentes de las asociaciones, a ellos les toca reunión en la Casa de la Cultura, vamos en grupos a ver las diferentes exposiciones en el centro de la ciudad, y de repente aquel precioso museo que vimos el miércoles de pasada nos abre sus puertas. Nuestras impresiones no iban desencaminadas, las preciosas piezas de vidrio policromado que componen la joya del Museo de los Faroles nos dejan boquiabiertos, el famoso Rosario de los Faroles que desde hace más de 100 años luce en procesión por el centro de Vitoria cada 4 de Agosto con motivo de la fiesta de la Virgen Blanca. La siguiente parada es la maravillosa Catedral Nueva que cuentan con unas esculturas de gran valor en el fondo de su cripta. A media tarde se celebra la misa oficial del congreso oficiada por Sr. Obispo de Vitoria-Gasteiz Don Juan Carlos Elizalde y más tarde, nuestro compañero David Baena Cordón recibe el “ Trofeo Federación Española de Belenistas 2017”. Sin darnos cuenta ya ha llegado el momento de ponernos nuestras mejores galas para asistir a una maravillosa y riquísima cena donde los más bailongos no dejan pasar la oportunidad de echarse unos bailes y darlo todo. El domingo, mientras rehacemos las maletas con la típica pena que aparece cuando se acaba un buen fin de semana, decidimos hacer una parada en Burgos y Aranda del Duero.

Ya en casa y echando la vista a los 4 días que hemos pasado, podemos decir que nos hemos llevado momentos muy agradables y divertidos, pero también nos damos cuenta que hemos echado en falta algún belén Hebreo, algo más de organización y esos pequeños toques de información que nos dan la gente de las asociaciónes.

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