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BUSCANDO A NEMO

sa, convirtiéndose sin quererlo en un papá temeroso y sobreprotector.

En esta odisea, que le llevará de su cómodo arrecife a la costa de Sidney, aprenderá a lanzar a su hijo al océano y dejarle crecer. Es algo que no nos viene mal a los padres, especialmente a los primerizos; una moraleja que nos hace ver la necesidad de formar a nuestros hijos y dejarlos volar o, en este caso, nadar. Así lo reconocía Andrew Stanton, unos de los directores del filme, que forjó el personaje de Marlin inspirándose en su propia experiencia como padre.

Especialmente divertido es el papel que juega Dory, una suerte de Sancho acuático y una improvisada compañera de aventuras para Marlin. Ella le guiará, a pesar de la resistencia de su particular Don Quijote, hasta Nemo.

Es una cinta que gustará a toda la familia, en parte porque se trata de un largometraje absolutamente desternillante. Junto al mencionado dueto Marlin-Dory, encontramos un divertido elenco de personajes secundarios que aliñan, con mucho acierto, la trama: un trío de tiburones vegetarianos, los compañeros de pecera de Nemo o las tortugas hippies